Petro y Duque lideran las encuestas a menos de tres meses de las presidenciales en Colombia
La izquierda anti-'establishment' y el uribismo comienzan a medirse este domingo en las legislativas
Los colombianos escogerán a su próximo presidente esta primavera en un escenario polarizado: los dos candidatos punteros son también los más extremos. Así se presentan los sondeos a 12 semanas de la primera vuelta.
El promedio de sondeos de EL PAÍS coloca en cabeza a Gustavo Pedro y a Iván Duque, con alrededor del 25% de los votos. Les siguen Sergio Fajardo (14%), Germán Vargas Lleras (9%), y a algo más distanciados, Marta Lucía Ramírez (7%) y Humberto de la Calle (5%). Petro es el candidato fuerte por la izquierda, e Iván Duque sube como opción fuerte de la derecha. Los dos se han distanciado de sus perseguidores, Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras, que en los sondeos de enero entraban más arriba.
Ningún candidato está condiciones de ganar la elección a una vuelta —lo que exige la mitad más uno de los votos—, y sólo estos seis parecen en disposición de ocupar los dos puestos que dan el pase a la segunda votación. De ellos, al menos uno se caerá de la lista el 11 de marzo, cuando se celebren las consultas a izquierda y derecha para escoger candidatos. Petro tiene su victoria casi asegurada frente a Carlos Caicedo, que en las encuestas aparece muy abajo. También Duque es favorito frente su adversaria, Ramírez, a la que aventaja desde enero.
Este promedio de sondeos agrega las últimas encuestas de cinco casas de referencia en Colombia: Centro Nacional de Consultoría, Cifras & Conceptos, Guarumo, Invamer Gallup y YanHaas. Hemos desestimado los sondeos anteriores al mes de febrero porque los candidatos estaban todavía demasiado poco definidos. Y aunque no llegarán al final todos los que están ahora en la línea de salida, la lista ya se ha concretado lo suficiente como para ser manejable y comprensible por parte de los encuestados. El promedio toma en cuenta el tamaño de la muestra, la encuestadora y la fecha, tal y como se explica en la metodología.
Un escenario de gran incertidumbre
Las cifras anteriores deben leerse con cautela. La elección presidencial se presenta muy incierta, al menos por tres motivos. El primero es que faltan todavía once semanas antes de la primera vuelta. Los candidatos apenas se han presentado y la experiencia de otros comicios dice que los sondeos pueden cambiar y hasta dar bandazos. Esta foto es sólo la primera. La imagen comenzará a clararse este domingo, cuando se celebran las consultas electivas que confirmarán a los candidato de cada plataforma —aunque Petro es vencedor virtual, y Duque probable.
La segunda fuente de incertidumbre son los partidos. Este domingo se celebran también elecciones legislativas, que además de decidir el parlamento del país por los próximos cuatro años, servirán para medir la fuerza de los partidos y, sobre todo, de los lideres regionales. El resultado cambiará el mapa de alianzas potenciales de los candidatos presidenciales, en cada espacio ideológico y territorial. En otras palabras: convertirá en certezas lo que ahora son puras expectativas.
La tercera advertencia es la más importante, porque permanecerá hasta la primera vuelta. Los sondeos en Colombia han sido poco precisos en el pasado y eso obliga a tomar sus pronósticos con cuidado. Todo el país guarda en su memoria el error de los sondeos con el plebiscito sobre los acuerdos de paz en 2016, cuando la práctica totalidad de sondeos predijeron un triunfo del “sí” que jamás se produjo. No es el único fallo. En las elecciones de 2014 y 2010 también se produjeron desviaciones sensibles.
En 2016, la opción del “No” obtuvo 15 puntos más de lo previsto, destrozando los pronósticos. Las encuestas estuvieron mejor en las presidenciales de 2014, pero en la primera vuelta de 2010 minusvaloraron a Antanas Mockus por 16% puntos. El error absoluto medio (MAE) de las encuestas en estas tres elecciones fue de 5,7 puntos por candidato. Eso significa que errores de ±7 puntos son frecuentes y que no pueden descartarse errores de hasta 14 puntos incluso el último día.
¿Por qué es difícil encuestar en Colombia? En realidad se suman muchos motivos: las dificultades para encuestar en todo el territorio (y en especial en zonas rurales), la existencia de redes clientelas, la volatilidad reciente del sistema de partidos o la falta de un censo fiable. El recelo ante las encuestas es por tanto natural, e incluso sano. Pero debemos admitir que sin ellas estaríamos casi completamente a ciegas. Los sondeos ofrecen una imagen imprecisa de la realidad política, pero que nos ayuda a distinguir figuras que de otra manera exageraríamos o ignoraríamos.
Metodología. Nuestro promedio tiene en cuenta sondeos de cinco encuestadoras para mejorar la precisión del pronóstico. El promedio está ponderado para dar distinto peso a cada encuesta según tres factores: el tamaño de la muestra, la casa encuestadora y la fecha. De los tres elementos, la ponderación por fecha es la más importante.
Peso por muestra. Las encuestas con más entrevistas realizadas reciben más peso, según una ley decreciente (pasado cierto umbral hacer más entrevistas aporta ya poco).
Encuestas repetidas. Ponderamos a la baja las encuestas repetidas de un mismo encuestador. La idea es sencilla: no queremos que una empresa que haga muchas encuestas domine el promedio. Al calcular el promedio en una fecha, la encuesta más cercana de cada encuestador tiene peso 1, y el resto de encuestas de la misma casa reciben un peso reducido.
Peso por fecha. El último factor es el más importante: queremos dar más peso a las encuestas recientes al calcular el promedio. Para conseguir eso asignamos pesos a los sondeos según una ley decreciente exponencial (por ejemplo, en este promedio las encuestas de hace 7 días reciben la mitad de peso que una encuesta de hoy). También definimos una franja de exclusión y eliminamos completamente del promedio las encuestas con más de 60 días de antigüedad. Estos parámetros cambiarán dependiendo de la agitación de los sondeos. Cuando no hay movimientos o tenemos pocas encuestas, es mejor hacer un promedio lento, que agregue muchos sondeos y reduzca los errores de muestreo y las diferencias entre encuestadoras.
Voto blanco. En las últimas elecciones presidenciales hubo un 6% de votos en blanco. Pero es muy difícil predecir esos votos usando encuestas, porque los entrevistados a menudo dicen que votarán en blanco cuando quieren ocultar su voto o no lo han decidido. También se refugian en el voto blanco muchos abstencionistas. Teniendo esto en cuenta, hemos asumido de momento que el voto blanco volverá a ser del 6%. La estimación del promedio de encuestas es de 13%, muy similar la cifra de las encuestas en 2014 —un 12%—, cuando el voto blanco acabó efectivamente en el 6%.
Nota sobre distintos universos y muestreos. Algunas encuestadoras han decidido emplear el censo electoral en lugar del poblacional (probablemente a causa de los problemas que genera la falta de un censo de referencia). Esto hace que los universos de algunas encuestas sean distintos, lo cual genera ciertas dudas formales al agregar. La alternativa sería descartar tratar los sondeos por separado, pero dado que todos miden el mismo fenómeno, finalmente hemos tomado la decisión de agregarlos juntos para tener la mayor muestra dentro del promedio.
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