Más de dos décadas de confrontación entre Corea del Norte y Estados Unidos
La inesperada decisión de Trump de reunirse con Kim es un viraje en el pulso entre ambos países iniciado en los años noventa
La inesperada decisión de Donald Trump de aceptar reunirse con Kim Jong-un, "en el lugar y tiempo que se determine", rompe con la feroz confrontación diplomática y verbal que marcó la relación en 2017 entre Estados Unidos y Corea del Norte. El deshielo es un incipiente punto de inflexión pero la tensión entre Pyongyang y Washington existe desde hace más de dos décadas.
Este es un repaso a las ambiciones nucleares de uno de los países más pobres del mundo y la oposición internacional encabezada por el país más poderoso:
1985
Corea del Norte firma el Tratado de No Proliferación Nuclear.
1994
Tras dos años de negociaciones, Estados Unidos y Corea del Norte firman en Ginebra un acuerdo que lleva a Pyongyang a desmantelar su programa nuclear. A cambio, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón le facilitan ayuda para construir dos reactores nucleares de agua ligera. Se considera un hito diplomático para el Gobierno de Bill Clinton.
1998
Corea del Norte lanza un cohete con su primer satélite, que ha sobrevolado la principal isla del archipiélago japonés y ha caído al mar.
2002
Pyongyang anuncia que planea volver a encender el reactor de Yongbyon y desactiva los aparatos de seguridad de la Agencia Internacional de la Energía Atómica en dicha planta. También expulsa a los inspectores internacionales. Washington acusa a Pyongyang de desarrollar un programa encubierto de enriquecimiento de uranio. Corea del Norte responde que tiene derecho a poseer armas nucleares. El presidente George W. Bush incluye a Corea del Norte, junto a Irán e Irak, en el llamado “eje del mal”.
2003
El régimen norcoreano abandona el Tratado de No Proliferación Nuclear. Asegura haber mejorado su capacidad de “disuasión nuclear” con plutonio reprocesado y EE UU confirma que el país asiático ha reactivado una planta nuclear. El hermético régimen amenaza con probar una bomba nuclear y un nuevo misil balístico. Se inicia la primera ronda de conversaciones internacionales en Pekín.
2004
Se celebra la tercera ronda de contactos. Washington propone conceder a Pyongyang ayuda energética y de seguridad si abandona el programa nuclear.
2005
En el marco de las negociaciones internacionales, el Gobierno de Kim Jong-il se compromete a abandonar su plan nuclear a cambio de ayuda, garantías de seguridad y cooperación diplomática.
2006
Corea del Norte realiza siete pruebas de lanzamiento de misiles y hace estallar su primer artefacto nuclear. El Consejo de Seguridad de la ONU responde con un abanico de sanciones al régimen.
2007
El régimen se compromete a desmantelar su programa nuclear y a desconectar su principal reactor nuclear a cambio de ayuda energética. El acuerdo se alcanza en Pekín ante representantes de ambas coreas, EE UU, Rusia, Japón y China. Pero a finales de año Pyongyang incumple la fecha límite para desmantelar sus instalaciones.
2008
En un gesto de calado diplomático, EE UU retira a Corea del Norte de la lista de países patrocinadores del terrorismo. A finales de año, las negociaciones internacionales fracasan después de que Pyongyang rechace conceder acceso a plantas nucleares a inspectores independientes.
2009
Corea del Norte lleva a cabo su segunda prueba nuclear, lo que propicia nuevas sanciones de la ONU.
2011
Una delegación de diplomáticos estadounidenses y norcoreanos se reúnen en Ginebra en un intento de reanudar las negociaciones internacionales que fracasaron en 2008. A finales de ese año, asume el control del régimen Kim Jong-un tras la muerte de su padre.
2013
Pyongyang lleva a cabo su tercera prueba nuclear, la primera con Kim Jong-un como presidente, y amenaza con atacar EE UU. La ONU impone nuevos castigos.
2014
La tensión entre las dos Coreas se dispara después de que Pyongyang lance 300 proyectiles en las aguas fronterizas con el sur. Seúl responde lanzando el mismo número de proyectiles en las aguas del vecino del norte.
2016
Corea del Norte asegura haber llevado a cabo con éxito una prueba con una bomba de hidrógeno y más adelante otra con una cabeza nuclear.
2017
En marzo, Corea del Sur despliega un escudo antimisiles desarrollado con EE UU, lo que China y Corea del Norte consideran una provocación. Tras meses de ensayos de proyectiles de medio alcance, Pyongyang logra a principios de julio su primer lanzamiento exitoso de un misil intercontinental con capacidad para alcanzar Estados Unidos. A finales de julio, hace una segunda prueba.
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, Washington incrementa su despliegue militar en Asia -buscando un efecto disuasorio- y eleva la retórica verbal, junto a amenazas de una respuesta bélica. Trump también insta a China a presionar más a Corea del Norte para apaciguar sus ambiciones nucleares. La estrategia logra su mayor éxito el pasado 5 de agosto, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU impone por unanimidad, con el apoyo de Pekín y Moscú, nuevas sanciones a Pyongyang.
El resultado inmediato, sin embargo, es un aumento de la tensión. Corea del Norte amenaza con atacar a EE UU y Trump responde que, si no cesa en sus provocaciones, "se encontrará con una furia y un fuego jamás vistos en el mundo".
Pyongyang no se retracta y amenaza directamente con un ataque a mediados de agosto a la isla estadounidense de Guam, ubicada a 3.500 kilómetros de distancia. Y la respuesta de Trump es aún más hiperbólica: dice que fue cauto con su primer aviso y advierte a Corea del Norte que si ataca a EE UU o sus aliados "se encontrará con unos problemas que pocos países han visto nunca".
El empobrecido y aislado régimen nunca lanza un ataque de ese tipo. Pero en septiembre y noviembre vuelve a hacer pruebas que revelan su capacidad técnica de alcanzar EE UU y que llegan tras nuevas penalizaciones de la ONU. En un solo año, Corea del Norte lleva a cabo 16 ensayos con misiles.
En diciembre, sin embargo, algo cambia. Parece abrirse una pequeña y sorprendente vía diplomática cuando el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, ofrece a Pyongyang abrir un “diálogo directo y sin condiciones previas” siempre que haya un “periodo de calma” en las pruebas atómicas.
2018
Los cambios avanzan con enorme rapidez solo empezar 2018. Se inicia un incipiente deshielo entre las dos Coreas que se consolida durante los Juegos Olímpicos de Invierno en el Sur. El 1 de enero Kim plantea por primera vez la posibilidad de que los atletas de su país participen en los Juegos. Una semana después, se celebra la primera reunión en dos años entre emisarios de Corea del Norte y del Sur, que Washington recibe con cautela.
En febrero, Kim Yo-jong, la hermana del líder norcoreano, Kim Jong-un, mantiene la primera reunión de un miembro de su dinastía con un presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in.
Y el pasado martes, ambos países acuerdan celebrar una cumbre en abril y Kim se muestra dispuesto a conversar sobre desnuclearización con Estados Unidos. Trump recoge el guante y dice que Washington “apuesta fuerte” por una salida diplomática o militar a la crisis. “Por primera vez en muchos años se está haciendo un esfuerzo serio por todas las partes concernidas”, destaca. Dos días después, en un giro inimaginable hace unos meses, el presidente estadounidense acepta reunirse con el dictador norcoreano.
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