Una confesión después de medio siglo para esclarecer la misteriosa desaparición de Louise Pietrewicz
La esposa del policía que mantenía una relación con la asesinada confesó a un diario local que el esqueleto de la mujer de 38 años estaba sepultado en el sótano de una casa colonial
Louise Pietrewicz tenía 38 años cuando desapareció sin dejar rastro. Los que la conocían pensaban que se había ido con su amante, un policía llamado William Boken, también casado. Pero había algo extraño, porque detrás dejó a una hija de 12 años. Nunca entró en contacto con ella. El misterio duró medio siglo. Los restos de esta mujer de Long Island acaban de aparecer enterrados en el sótano de una casa en el condado de Southold.
La policía del condado de Suffolk ya rastreó la misma vivienda de estilo colonial hace cinco años, en el marco de la investigación sobre su desaparición. La casa perteneció al agente con el que mantuvo una relación, que falleció en 1982. Pero no encontraron nada. El caso volvió a abrirse a raíz de un reportaje de investigación publicado en octubre por un diario local, que daba nuevas pistas sobre el caso. Se hizo hasta un documental. La que fuera la esposa del agente de policía, Judith Boken, reveló al Suffolk Times que el cuerpo de la mujer estaba enterrado en la que fue su antigua casa, dentro de un saco de yute. Un secreto que guardó durante 52 años. Los detectives del equipo de homicidios volvieron a la residencia hace dos semanas, tras recibir la autorización del nuevo dueño. Esta vez lo hicieron con un equipo especial de sónar capaz de penetrar el suelo. Y ahí estaba el esqueleto.
Sandy Blampied recuerda perfectamente el último abrazo que dio a su madre antes de coger el autobús del colegio. Eso fue un día de octubre de 1966. “Si hubiera estado viva, me habría llamado”, insiste, convencida de que fue asesinada. William Boken dimitió de su puesto de policía un día después de la desaparición y los tres días previos no acudió al trabajo, porque dijo que se encontraba enfermo.
Pietrewicz estuvo enterrada a dos metros de profundidad, bajo un palmo de cemento. Como contó en rueda de prensa el detective jefe de la policía de Suffolk, “hay veces que el testigo revela información porque se lo pide su conciencia”. El equipo forense de Suffolk fue capaz de identificar los restos cruzando el ADN con el de los familiares de la víctima. Aunque no determinaron la causa de su muerte.
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