Maya Jribi, una pionera en la política árabe
Jribi fue elegida en 2006 líder del partido PDP, siendo una de las primeras mujeres en ocupar tal posición en toda la región
Es gracias a mujeres como Maya Jribi, audaces y comprometidas, Túnez ha llegado a ser una referencia en el mundo islámico por sus progresos en el camino hacia la igualdad de género. Ella fue una de las primeras mujeres en liderar un partido político en el mundo árabe. Afectada por una grave enfermedad, abandonó su actividad política en un congreso celebrado el año pasado por su partido, el PDP (Partido Progresista Democrático), y falleció el pasado sábado con 68 años.
Hija de un padre tunecino y una madre argelina, Jribi accedió a la secretaría general del partido en 2006, después de muchos años de activismo en favor de los derechos humanos y de la democratización del país, entonces aún bajo la estricta férula impuesta por el exdictador Ben Alí. Sus primeros pasos en la política tuvieron lugar en el seno del sindicato de estudiantes de la Facultad de Biología en la Universidad de Sfax, la segunda mayor ciudad de Túnez, a poco menos de 300 kilómetros al sur del país magrebí.
Tras sus estudios, se afilió a la Liga Tunecina de los Derechos Humanos (LTDH), institución que ha desempeñado un importante papel en la historia reciente del país, y que fue galardonada con el Nobel de la Paz en 2015. Al estar prohibidos los partidos políticos, tanto el sindicato estudiantil como la LTDH eran los únicos espacios disponibles para ejercer una modesta tarea de oposición, y por tanto, se convirtieron en la escuela de formación de la clase política que asumiría las riendas del país después de la Revolución del 2011.
En aquella época, formó también parte de un grupo de estudio sobre la situación de la mujer en Túnez, que luego daría lugar a una sociedad de investigación sobre mujer y desarrollo. La de los derechos de la mujer fue siempre una de las causas que defendió con mayor fervor, pero no fue la única. Jribi también fue activa en el seno de una asociación contra el cáncer. Estas dos temas ocuparon una posición preeminente entre los temas que abordaba en sus columnas de opinión para el semanario crítico Al Rai.
En 1983, se convirtió en una de las fundadoras del partido Convergencia Socialista Progresista junto con Ahmed Nejib Chebbi, una fuerza de tendencia laica que actuaba en la clandestinidad. Tres años después, y a pesar de su juventud, entró a formar parte de su consejo nacional, siendo una de las pocas mujeres en la dirección del partido. En 1988, en plena transición entre los regímenes de Burguiba, el padre de la independencia, y el de Ben Alí, su ministro del Interior, hubo un breve periodo de apertura política que permitió la legalización del partido.
Al ser el principal partido de la oposición a partir de los años noventa, muchos analistas consideraron al Partido Progresista Democrático, como fue rebautizado en 2001, como el favorito para gobernar el país después de la Revolución. Sin embargo, el PDP obtuvo un resultado decepcionante en las elecciones legislativas celebradas a finales de 2011, dominadas por los islamistas moderados de Ennahda, severamente perseguidos durante la dictadura. No obstante, Jribi sí consiguió una amplia victoria en su circunscripción de Ben Arús —un barrio del área metropolitana de la capital—, y participó en la asamblea que redactó la primera Constitución democrática del país.
El nuevo texto fundamental obliga a los poderes públicos a promover la igualdad de género en todos sus campos, incluida la política, lo que se tradujo en una avanzada ley electoral. Pocos días antes de la muerte de Jribi, sus esfuerzos en pos del feminismo dieron su fruto: las mujeres representaron un 47% de los más de 7.000 concejales elegidos en las primeras elecciones municipales libres en la historia del país.
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