Una aguja en un inmenso pajar: la aventura de conseguir matrícula de coche en Pekín
2,8 millones de personas se presentaron al sorteo oficial de 6.333 placas este junio
¿Qué es más fácil, encontrar una aguja en un pajar o una matrícula nueva de coche en Pekín? Probablemente, la aguja. En la capital china, colapsada habitualmente por casi seis millones de vehículos que transitan sus calles cada día, por cada placa nueva disponible hay 2.031 personas que se la disputan, según las cifras de la Comisión Municipal de Transporte. Con más de la mitad de la población oficial de Pekín inscrita en el registro de solicitantes —12 millones de personas, de un total de 22 millones— la perspectiva de éxito es del 0,22%. La probabilidad de ganar algún premio —no solo el Gordo— en la Lotería de Navidad española es 27 veces mayor.
El sistema chino exige que, para comprar un coche, haya que tener primero una matrícula. Y desde 2011, con el objetivo de controlar la grave contaminación y el tráfico —tarea aparentemente vana, a juzgar por los atascos mayúsculos en las vías principales en hora punta—, las autoridades pekinesas han impuesto un sistema de lotería para distribuir las que tiene disponibles anualmente, en sorteos bimestrales.
Aunque siempre había sido complicado lograr una matrícula pekinesa, este año lo es más que nunca. Por un lado, se ha recortado el número de placas en oferta, de los 90.000 de años anteriores a menos de 40.000. Por otro, el Ayuntamiento acaba de anunciar que a partir del año próximo restringirá la entrada de los casi 700.000 vehículos con matrícula de otras provincias que circulan diariamente por la capital. Tendrán que pedir permisos especiales y solo podrán transitar un máximo de doce semanas al año. Ambas medidas se dirigen a alcanzar el objetivo de limitar a 6,3 millones los automóviles en las calles pekinesas para 2020. Pero, combinadas, han disparado la demanda de placas locales.
Al último sorteo, celebrado este junio, se presentaron 2,8 millones de los solicitantes registrados en la base de datos oficial. Se disputaron 6.333 placas.
Para Gu Shisuan, de 30 años y consultora de empresas, era la vez número 36 que se presentaba. Cada vez, sin éxito. Ahora se le plantea un problema: su coche tiene placa de la ciudad de Tianjin, a un centenar de kilómetros de Pekín, y a partir de finales de 2019 solo podrá circular siete días al mes por la capital. “Lo que dura una regla”, compara enfadada. “Seguiré presentándome. Cuanto más me presente, más posibilidad tengo de que me toque alguna vez”.
Su marido ha optado por una vía alternativa. Ha solicitado matrícula para un coche eléctrico, pues estos vehículos están exentos del sistema de lotería, para incentivar la compra de automóviles menos contaminantes. Pero la cuota de 60.000 unidades anuales ya se ha agotado para este año, y a la cola hay aún 285.560 personas. La espera, al ritmo actual, puede llegar a los cinco años para los últimos inscritos.
En este sentido, el marido de Gu puede considerarse afortunado: le han dicho que, con su puesto en la lista de espera, a él le tocará el turno en un par de años, en 2020.
El portavoz de la Comisión de Transporte de Pekín, Rong Jun, ha declarado que el sistema de lotería no es perfecto, pero sí necesario, dado que la demanda de vehículos supera la capacidad de la capital, según la página web ecns. Entre 2010 y 2016, el número de coches en Pekín creció una media anual del 3,23%, mientras que las rutas abiertas al tráfico rodado solo crecieron un 0,66% al año.
¿Dejar lo del coche por imposible y optar por una de las ubicuas motos eléctricas que pululan por las calles pekinesas, sin necesidad de matrícula ni carné de conducir? El Ayuntamiento también va a ponerlo más difícil. Para evitar los cerca de 31.000 accidentes al año que causan estos vehículos, insonoros y que pueden alcanzar los 25 kilómetros por hora, ha presentado un nuevo reglamento. La norma, pendiente aún de aprobación, exigirá imponerles una matrícula y que los modelos que circulen no puedan superar los 15 kilómetros por hora.
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