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FERNANDO LIMONGI | POLITÓLOGO

“Los líderes no tienen derecho a quedarse callados ante las locuras de Bolsonaro”

El académico brasileño critica la inacción del expresidente Fernando Henrique Cardoso ante el riesgo que representa el candidato ultra: “Está en juego la barbarie”

El politólogo Fernando Limongi.
El politólogo Fernando Limongi.F.Cavalcanti
Carla Jiménez
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“Leaders do not have the right to remain silent before Bolsonaro”

El politólogo Fernando Limongi no esconde su angustia por el resultado de la primera vuelta de las elecciones brasileñas. La victoria del ultraconservador Jair Bolsonaro, dice, empuja a su país -el más poblado de América Latina- al abismo. Y aquellos sectores que lo apoyan están minimizando los riesgos que entrañaría su designación si, como apuntan los últimos sondeos, gana el próximo día 28. El reputado investigador del Centro Brasileño de Análisis y Planificación y del Núcleo de Instituciones Políticas y Elecciones se muestra impactado con la neutralidad que han asumido figuras de la relevancia del expresidente Fernando Henrique Cardoso de cara a la segunda vuelta. “Es de una cobardía inadmisible”, critica. Limongi desgrana, una tras una, su opinión sobre los principales temas de actualidad en el panorama político brasileño:

Salto al vacío con un Gobierno "oscurantista"

“El Estado brasileño me paga para pensar y creo que tengo que hacer un manifiesto público. Creo que la derecha, el conservadurismo brasileño —o lo que quiera que sea quienes votaron y apoyaron a Bolsonaro— está minimizando el riesgo que se está corriendo y está tomando una opción muy peligrosa. La élite está dando un salto al vacío, aunque sabe que lo que está haciendo es una estupidez: está aceptando ser liderada por un tipo oscurantista, retrógrado, apologista de la violencia… Un tipo que apoya un golpe de Estado y que echa de menos el régimen militar”.

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La cobardía “inadmisible” de Cardoso

“La derecha ha creado un fantasma y ha ido generando un temor desmedido y fuera de lugar en torno al Partido de los Trabajadores [PT, el partido de Fernando Haddad, rival de Bolsonaro en la segunda vuelta], como si estuviésemos de nuevo en la Guerra Fría y fuese una amenaza comunista y totalitaria, lo que no es verdad. No hay ningún elemento, ninguna información objetiva, que permita llegar a esa conclusión. El PT cometió errores serios, pero son nimiedades en comparación con lo que Bolsonaro amenaza con hacer, dice que hará y creció haciendo. Es una opción que no puede elegirse bajo ningún concepto y que la gente está minimizando. Me dio escalofríos ver a Fernando Henrique Cardoso [presidente entre 1995 y 2003] declarándose neutral. Es de una irresponsabilidad y de una cobardía inadmisible: declaró, al principio, que estaría en contra de Bolsonaro y que votaría al PT. Y ahora, que tiene Twitter, cede cobardemente ante la presión popular. Los intelectuales no pueden hacer eso: los intelectuales tienen un compromiso. ¿Alguien en su sano juicio puede comparar el riesgo del PT y el de Bolsonaro? El que crea que va a torear a ese tipo [Bolsonaro] está siendo muy ingenuo”.

Los riesgos del candidato ultra

“Se va a pagar un precio, y altísimo. El precio con el PT es muchísimo más bajo: el PT tiene una reputación y Bolsonaro es un novato. Es alguien en quien no se puede confiar. Quien cree en la racionalidad de la información, analiza el pasado, el futuro, hace un balance... ¿cómo puedes analizar su información y decir que es fiable? Es un mentiroso que anda diciendo, de manera sórdida y populista, que sigue el mercado claramente solo para hacerse con el poder. El caso más terrible es el nazismo: se pensaba que [Hitler] era un tonto al que controlábamos”.

En juego, la barbarie

“Nadie que critique a Bolsonaro está defendiendo a Dilma [Rousseff] o diciendo necesariamente que los del PT sean santos. ¿Es ese maniqueísmo el que el centro y la derecha brasileña han aceptado jugar y ahora están siendo víctimas de él sin darse cuenta? Es una locura lo que está ocurriendo. Todavía tenemos una oportunidad de corregirlo, pero solo si gente como Cardoso sale a la palestra y piensa en su responsabilidad. Es muy triste escuchar a Xico Graziano [ex jefe de gabinete de Cardoso] diciendo que apoyaría a Bolsonaro. ¿No tiene memoria? ¿No se acuerda de lo que le pasó cuando se posicionó en contra de Bolsonaro, en las redes sociales, diciendo que las elecciones de 2014 estaban manipulándose? Cuando salió, valientemente, a decir que eso era una estupidez, ese grupo de trogloditas que está detrás de Bolsonaro lo machacó. No se puede hablar ni media palabra con ese tipo, y eso hay que decirlo: no hay manera de minimizarlo. Lo que está en juego es la barbarie. ¿Habrá persecución? ¡Por supuesto! De eso estamos hablando, de que volverá la censura si gana. Va a poner a prueba a nuestras instituciones, que ya han demostrado poca capacidad de lidiar con un perfil así”.

'Fake news', teorías de la conspiración y redes sociales

“Mucha gente dice que ya no vota al PT porque miente. Muy bien; y luego votan a un tipo que hace apología de las fake news y que es dado a teorías conspiratorias. Está loco, es un desequilibrado. La del fraude electoral es una de las teorías de la conspiración más disparatadas, y la Justicia brasileña ha sido blanda con eso. Existe un mundo subterráneo en las redes sociales, igual que en el Brexit, en [el plebiscito sobre los acuerdos de paz en] Colombia y en [las elecciones presidenciales de 2016 en] Estados Unidos. Pero no solo estamos luchando contra ese demonio, sino también con el de WhatsApp: la locura anda suelta y hay una nueva tecnología para hacer campaña. Eso ha cambiado. Llegará un momento en que esa novedad tenderá a equipararse y los dos lados sabrán usarla igual, pero de momento la derecha la está usando mejor. Tenemos una crisis internacional en la democracia y esa inestabilidad puede tener que ver con ese cambio en las tecnologías. Todo el mundo está medio embobado: la forma en la que la opinión pública reacciona a los hechos, la velocidad ahora es otra. El elector está mucho más volátil y el centro moderado está yéndose mientras los radicales permanecen. Hay algo de locura en el ambiente y no sabemos si se va a reequilibrar”.

Política real frente a política de WhatsApp

“En el Congreso la política es otra cosa. Esa idea de que los políticos profesionales son un mal... menos mal que hay políticos profesionales. No es para aficionados: hay un voluntarismo bobo que se ha apoderado de la juventud y de los empresarios”.

Error estratégico del PT

“El grueso de los electores no quiere a ninguno de los dos [Bolsonaro y Haddad]. Pero la élite política ha creado ese fantasma y el PT ha actuado erróneamente aferrándose a Lula. Y Haddad ha obtenido los mismos votos que tiene él de preferencia partidista. Quedó reducido a su base y no se ganan unas elecciones así”.

Adiós a la moderación

“No es solo la izquierda la que tiene una ideología; la derecha —y eso es lo más preocupante ahora— está generando una ideología peligrosísima: de intransigencias, de radicalismos, de negación de cualquier moderación… No veo que sea tanta novedad la extrema derecha en Brasil. [Pero] el juego [político] solo continúa si aceptas jugar dentro de sus reglas. Y la cuestión es si Bolsonaro acepta jugar con esas reglas de aquí en adelante”.

La educación con Bolsonaro

“Quiere sacar a los niños del colegio para que no sigan expuestos a profesores marxistas [Bolsonaro cree que “uno de los mayores males actuales es el adoctrinamiento”]. Y si los niños vuelven a casa, ¿quién va a cuidar de ellos? ¿Quién va a trabajar? Ojo con el desequilibrio económico que este tipo puede generar por una paranoia ideológica. Todo el mundo dice: ‘Ah, el PT es muy ideológico’. ¿Y el señor Bolsonaro acaso es un pozo de razón y de ciencia? Es un energúmeno que va a acabar con la educación en Brasil y nos va a mandar de vuelta a la Edad Media. Ve un comunista en cada agente estatal y se junta con la derecha más radical, que cree que el Estado es paternalista por proteger a los perdedores”.

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Sobre la firma

Carla Jiménez
Directora de EL PAÍS en Brasil desde 2018. Trabajó en O Estado de S. Paulo, Agência Estado, revista Época e IstoéDinheiro. Nació en Chile, creció en Brasil. Es formada en Periodismo por la Universidad Cásper Líbero, con especialización en Economía en la Fipe/USP. Forma parte de EL PAÍS desde 2013.

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