Las pruebas del ‘caso Khashoggi’ apuntan cada vez más cerca al príncipe heredero saudí
El ministro de Justicia turco asegura que el informe de la investigación estará listo en breve tras el registro del consulado y la residencia del cónsul de Arabia Saudí en Estambul
A medida que avanza la investigación sobre la desaparición y presunto asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, más pruebas señalan hacia la cúpula de Arabia Saudí, en especial al príncipe heredero y hombre fuerte del régimen, Mohamed Bin Salmán (MBS). Entretanto, la policía científica turca continúa acumulando muestras en los registros de la legación consular y se espera que el informe sobre el caso esté listo en los próximos días.
Pese a las declaraciones públicas de los líderes de EE UU que piden no adelantar acontecimientos, los servicios de inteligencia de ese país están cada vez más seguros de la implicación del príncipe Mohamed, según una noticia de The New York Times. Aunque no disponen de pruebas que lo involucren directamente, sí que hay “crecientes indicios circunstanciales” que apuntan en este sentido, explicó una fuente citada por el rotativo neoyorquino.
Entre estos indicios está el hecho de que de los 15 saudíes a los que se cree autores del asesinato, varias personas son muy cercanas al príncipe saudí. Entre ellos destaca Maher Abdulaziz Mutreb, al que el diario oficialista turco Sabah considera “el jefe del equipo de ejecutores” y del que este jueves publicó nuevas fotos procedentes de cámaras de seguridad que prueban sus movimientos en Estambul: desde la entrada a Turquía el día 2 de octubre de madrugada tras aterrizar en el Aeropuerto Atatürk en un avión propiedad de una empresa cercana al Gobierno saudí, a su entrada al consulado a las 9:55 de la mañana, su salida de la residencia del cónsul a las 16:53 y su partida en otra aeronave. Mutreb, de 47 años, ha sido identificado como un oficial de inteligencia que en el pasado trabajó en la embajada saudí de Londres, según un diplomático británico citado por el Times, y se le ha fotografiado acompañando a Bin Salmán en varios viajes al extranjero.
Varios amigos y conocidos de Khashoggi explicaron a The Washington Post que un cercano asesor del príncipe heredero, Saud Al Qahtani, había contactado en los últimos meses al periodista para tratar de convencerle de que abandonase su exilio y regresase a su país, en lo que el periodista pensó que podía ser una trampa (también los servicios secretos de EE UU interceptaron conversaciones de saudíes elaborando un plan para capturar a Khashoggi). Entre los miembros del equipo enviado a Estambul hay un hombre llamado Saif Saad Al Qahtani, identificado como empleado del palacio del príncipe Mohammed, aunque se desconoce si relacionado con el anterior, ya que Al Qahtani es un apellido bastante extendido en el sur de Arabia Saudí.
El presidente de EE UU, Donald Trump, ha pedido a Turquía que le facilite la supuesta grabación existente que probaría cómo Khashoggi fue asesinado y descuartizado por uno de los 15 miembros de este equipo, el forense Salah Al Tubaigy. Sin embargo, de momento, los turcos no han mostrado esta prueba a sus aliados estadounidenses o europeos, según siete fuentes de seguridad consultadas por Reuters. En cambio, la misma agencia asegura que cuatro de estas fuentes afirman que sus países han obtenido pruebas por sus propios medios que confirmarían “parcialmente” este extremo.
Según The Washington Post, funcionarios estadounidenses dicen en privado no tener razones para dudar de la versión del asesinato que sostiene, también en privado, Turquía. Y añaden que aunque no haya pruebas claras de que el príncipe heredero ordenase personalmente el asesinato de Khashoggi, tampoco creen que Mohamed Bin Salmán no estuviese al corriente de la operación llevada a cabo por los 15 saudíes.
Mientras, las investigaciones en la escena del presunto crimen continúan. Durante la tarde y parte de la madrugada de ayer, los miembros de la policía científica turca tomaron muestras de la residencia del cónsul general de Arabia Saudí en Estambul, Mohamed Al Otaibi (quién ha regresado a su país por orden de Riad), y de varios vehículos con matrícula diplomática en un registro que se prolongó durante nueve horas y en el que se utilizaron drones -para tomar imágenes del tejado y los jardines-, perros policía, luces ultravioleta y luminol, un producto que permite rastrear manchas de sangre imperceptibles al ojo humano. Posteriormente, a primera hora de la mañana de este jueves, la policía científica regresó al consulado saudí, que volvió a inspeccionar tras su registro del lunes. Las televisiones turcas mostraron a los investigadores que salían de la legación diplomática saudí transportando numerosas cajas de cartón y bolsas con muestras y eventuales pruebas que han sido enviadas para su análisis al Instituto Forense de Estambul, explicó una fuente a EL PAÍS.
En una entrevista con la agencia oficial de noticias Anadolu, el ministro de Justicia turco, Abdulhamit Gül, dijo este jueves que la fiscalía está investigando el caso “profundamente” y que los resultados “llegarán pronto”. Una vez se sepa la verdad, “se hará lo que la legislación internacional requiera”, añadió. Tras entrevistarse con el príncipe Mohamed y su padre, el rey Salmán, y con las autoridades turcas, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, se reunió hoy con Trump para transmitirle el resultado de su viaje y le manifestó la necesidad de “dar unos días más” a los saudíes para que concluyan su propia investigación de los hechos.
Por otro lado, las ONG Human Rights Watch, Amnistía Internacional, el Comité para la Protección de los Periodistas y Reporteros Sin Fronteras pidieron a Ankara que solicite a la ONU una investigación internacional del caso para que Riad no lo pueda “encubrir.
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