Bruselas y Londres se dan una nueva oportunidad para salvar el acuerdo del Brexit
Juncker y May ordenan a los respectivos equipos negociadores que busquen fórmulas de compromiso, aunque con pocas esperanzas por parte de Bruselas
Una nueva oportunidad para salvar el Brexit. Y no será la última. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra británica, Theresa May, han mantenido este jueves una tensa reunión en la que Bruselas se ha aferrado al texto del acuerdo de salida de Reino Unido de la UE mientras que Londres exige su renegociación.
El choque era inevitable. Pero las dos partes han pactado, al menos, buscar salidas de compromiso que a solo 50 días de que se consume el Brexit (29 de marzo) puedan evitar el temido escenario de una ruptura brutal y desordenada.
"A pesar de los retos, los dos líderes han acordado que sus equipos deben celebrar conversaciones para ver si se puede encontrar una vía que cuente con el mayor apoyo posible en el Parlamento británico al tiempo que respete las directrices pactadas por el Consejo Europeo", señalaron Juncker y May en un comunicado conjunto al término del encuentro.
El encuentro en el edificio Berlaymont, sede de la Comisión, se prolongó durante hora y media, según fuentes diplomáticas. Y ambos mandatarios reconocieron que fue "duro pero constructivo", términos que describen la confrontación pero también la esperanza de llegar a una cuadratura del círculo que, por ahora, parece inalcanzable.
La primera ministra también se reunió con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, con quien ha tenido varios choques en los últimos meses. Tusk ha sido siempre el encargado de trasladar a May la rotunda posición de los 27 socios de la UE que, una cumbre tras otra, se han mantenido unidos frente a las maniobras de Londres.
"Todavía no se ve una salida", tuiteó Tusk tras la cita con May. "Las conversaciones continúan", añadió. El polaco había provocado un gran revuelo el día antes en Londres al preguntarse en público "cómo será el lugar especial del infierno reservado a quienes promovieron el Brexit sin tener siquiera el boceto de un plan sobre cómo llevarlo a cabo de manera segura".
La primera ministra siguió su particular viacrucis en el Parlamento Europeo, donde se reunió con el presidente, Antonio Tajani, y con los miembros del Grupo parlamentario encargado del Brexit. El coordinador y presidente de ese grupo, el eurodiputado liberal Guy Verhofstadt, señaló después que "desde el infierno en el que nos encontramos hoy, hay por fin una esperanza de encontrar una solución (...) aunque no será el paraíso".
Fuentes diplomáticas indicaron que la primera ministra ha intentado convencer a los dirigentes comunitarios de que ha habido grandes avances en las negociaciones en el Parlamento británico. Y que se podría aprobar el acuerdo con una mayoría holgada siempre y cuando la UE acepte introducir cambios en la llamada salvaguarda para la frontera de Irlanda.
Londres exige que esos cambios se incorporen al acuerdo, que sean legalmente vinculantes "y que garanticen que no quedaremos atrapados de manera indefinida por la salvaguarda", señalaron las fuentes.
Bruselas ha rechazado todas esas demandas y solo ofrece a Londres la posibilidad de renegociar la declaración política sobre la futura relación entre la UE y Reino Unido.
A pesar del rotundo no de la UE, el optimismo sopla con mucha más fuerza en la delegación británica, encabezada por una primera ministra convencida, como siempre desde hace dos años, de que tiene el histórico acuerdo al alcance de la mano. En Bruselas, sin embargo, cunde la desconfianza tras la amarga experiencia de haber apostado varias veces por el voluntarismo de May sin ningún resultado tangible hasta ahora.
Aun así, el veterano presidente de la Comisión, curtido en decenas de negociaciones comunitarias hasta el último minuto, ve todavía una posibilidad. "Mi hipótesis de trabajo no es el no acuerdo", señaló el miércoles a 24 horas de reunirse con May. Y tras la cita, aceptó fijar un nuevo encuentro a finales de febrero con la primera ministra para evaluar los posibles avances de los equipos negociadores.
Fuentes británicas también alientan su optimismo con la reunión prevista la semana que viene entre el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, y el secretario de Estado británico, Stephen Barclay. La cita se interpreta como una apertura de los contactos a nivel técnico tras los tanteos políticos que se han sucedido desde que la Cámara de los Comunes tumbó, por abrumadora mayoría, el acuerdo de salida pactado el pasado 25 de noviembre.
Bruselas mantiene su prudencia pero constata los movimientos que se están sucediendo en el Parlamento británico. Esta misma semana el secretario general de la Comisión, Martin Selmayr, recibía en Bruselas a una delegación del Parlamento británico encabezada por Hilary Benn, diputado laborista que preside el comité de parlamentarios sobre el Brexit.
Fuentes británicas aseguran que Selmayr ofreció la posibilidad de añadir al acuerdo de salida sendas cartas de Tusk y Juncker confirmando el carácter temporal de la salvaguarda irlandesa, lo que daría fuerza legal a esos textos.
Londres gritó ¡eureka! ante lo que parecía una cesión de Bruselas para reabrir el acuerdo. Pero Selmayr tuiteó de inmediato que "en el lado europeo, nadie se está planteando esto [añadir garantías legales al acuerdo]". Sin embargo, el secretario general de la Comisión admitió haber preguntado a los parlamentarios británicos "si alguna garantía ayudaría a que el acuerdo fuese aprobado por los Comunes" y la respuesta no fue concluyente.
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