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La policía venezolana detiene de madrugada al jefe de Gabinete de Guaidó

El presidente de la Asamblea Nacional responde al arresto de su estrecho colaborador, Roberto Marrero: “¿Vienen por mí? Dale, aquí estamos”

Guaidó con Roberto Marrero (izquierda), este sábado en Valencia (Venezuela). En vídeo, la inteligencia bolivariana arresta al jefe de gabinete de Juán Guaidó por la fuerza.Foto: atlas | Vídeo: Fernando Llano (AP) | atlas
Jacobo García

El Gobierno de Nicolás Maduro dio un paso más en su escalada represiva y detuvo la noche del jueves a uno de los más estrechos colaboradores de Juan Guaidó, su jefe de Gabinete, Roberto Marrero. No habían pasado ni unas horas desde que Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, denunciara la grave situación que vive el país bolivariano y de que en la Organización de Estados Americanos (OEA) mostrara un estremecedor vídeo sobre un centro de torturas clandestino, cuando el régimen reaccionó con un misil dirigido al entorno más cercano de Guaidó.

De madrugada y a golpes, con un operativo que incluyó 10 vehículos y 15 hombres encapuchados con armas largas, la policía política de Venezuela (SEBIN) detuvo a Marrero, estrecho colaborador de Guaidó —reconocido por más de 50 Gobiernos como presidente interino— y registró la casa del jefe del grupo parlamentario del partido Voluntad Popular, Sergio Vergara, otro de sus hombres de confianza.

Antes de que se lo llevaran, Marrero logró grabar un mensaje de audio con su teléfono, que sirvió para enviar al mundo la señal de alarma: “Lamentablemente llegaron hasta mí, pero sigue la lucha. Cuiden al presidente y que sea lo que Dios quiera”, fue lo único que alcanzó a decir antes de que se lo llevaran esposado.

“Rompieron la puerta de mi casa, cuando entraron los dos primeros funcionarios, que me apuntaron con unas pistolas, les dije que yo soy diputado de la Asamblea Nacional y tengo inmunidad parlamentaria. Me tiraron al piso, y allí me mantuvieron con la cabeza hacia abajo mientras revisaban la casa”, resumió Vergara, vecino de Marrero y jefe de la bancada del partido del preso político Leopoldo López. Todavía en pijama, Vergara dijo a los medios que antes de irse escuchó a Marrero gritar como le habían “sembrado” dos fusiles y una granada para hacer creer que eran de su propiedad. Ese fue uno de los argumentos para que el ministro Néstor Reverol lo acusara después de formar parte de una célula terrorista dispuesta a atentar contra instalaciones eléctricas, el metro o los jueces.

Juan Guaidó, describió la detención de su amigo y colaborador como un “vulgar secuestro” y un claro mensaje hacia él. “¿Cuál es el mensaje, que van a ir a por mí? (…) ¡Dale, Estamos más fuertes que nunca. Los que demuestran debilidad son los que allanan de madrugada y cometen un secuestro vil. ¿Qué buscan? ¿Intimidarnos? Aquí estamos, a plena luz del día", dijo.

"El secuestro de gente cercana no es nuevo para nosotros. Tenemos años sufriendo el encarcelamiento, la persecución, la tortura (...) Como no pueden llevarse preso al presidente encargado, entonces buscan a los más cercanos, amenazan y secuestran. Nicolás Maduro o no se atreve a encarcelarme, o no manda y le rompieron la cadena de mando, pasaron sobre él y secuestraron a Roberto Marrero", denunció en referencia al vicepresidente Diosdado Cabello, a quien su equipo atribuye la orden de la detención en un intento por silenciar cuanto antes los demoledores informes de la ONU y la OEA conocidos el miércoles.

Daños en la casa de Roberto Marrero, en Caracas.
Daños en la casa de Roberto Marrero, en Caracas.REUTERS

Precisamente Cabello había puesto en la mira a Marrero solo unas horas antes al citarlo repetidas veces durante su programa nocturno Con el mazo dando. En el mismo, dio detalles sobre su vivienda y describió supuestas desavenencias de Marrero con otros miembros del equipo de Guaidó. Ser nombrado en el programa de Cabello, bien sean periodistas, activistas de los derechos humanos o políticos opositores, suele ser la antesala de una operación de venganza mucho mayor que, en el mejor de los casos, termina en detención.

La detención de Marrero supone un paso más en la oleada represiva y un golpe demoledor al gabinete en la sombra que rodea su precaria presidencia. Marrero, también abogado de Leopoldo López, era uno de los eslabones más débiles pero más eficaces del aparato del presidente interino, formado principalmente por antiguos estudiantes forjados en la lucha política desde hace una década. Aunque Marrero ejercía de jefe de despacho no es diputado y no goza de inmunidad parlamentaria, una fantasía en una Asamblea declarada en desacato.

Su papel, sin embargo, era ejercer como pegamento entre las distintas familias opositoras. Marrero es descrito como un hábil político que acompañó a Guaidó en sus viajes al exterior y que desde un segundo plano tejió una difícil alianza muy golpeada por las detenciones, el exilio y las ambiciones personales.

Las reacciones de la comunidad internacional a la detención de Marrero no se hicieron esperar. Decenas de países, entre ellos los del Grupo de Lima, pidieron su libertad y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, amenazó que “los involucrados sufrirán las consecuencias", escribió vía Twitter. En la misma dirección Elliott Abrams, enviado especial de Donald Trrump para Venezuela, insistió en que “habrá consecuencias directas para los responsables” y John Bolton advirtió que Maduro “cometió otro gran error”.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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