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ELECCIONES EN ISRAEL

Un ejército de perfiles falsos sirve a la campaña de Netanyahu en Twitter

Investigadores israelíes destapan una trama de bulos contra rivales políticos del primer ministro

Juan Carlos Sanz

Hace ya tiempo que Benjamín Netanyahu rehúye a los medios de comunicación tradicionales y se dirige a los ciudadanos a través de las redes sociales, donde cuenta con 1,5 millones de seguidores en Twitter y 2,4 millones en Facebook. A una semana de las disputadas elecciones legislativas, investigadores del equipo antinoticias falsas israelí Big Bots Proyect han destapado una trama de más de medio centenar de cuentas falsas que diseminan mensajes favorables a la campaña del primer ministro y demoledores bulos contra sus rivales políticos.

El exgeneral Benny Gantz, candidato centrista en las elecciones israelíes, el lunes en Tel Aviv.
El exgeneral Benny Gantz, candidato centrista en las elecciones israelíes, el lunes en Tel Aviv. JACK GUEZ (AFP)
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La información sobre el ejército de perfiles ficticios en Twitter revelada el lunes por el diario Yedioth Ahronoth supone un torpedo en la línea de flotación del gubernamental partido Likud, en un momento en el que remontaba en los sondeos. Los investigadores no han encontrado una relación directa entre las 154 cuentas utilizadas, junto a otros 400 perfiles sospechosos, y los responsables electorales de la formación política del primer ministro, aunque todos los usuarios parecen estar coordinados con los mensajes de la campaña y muestran picos de actividad en función de las informaciones que benefician o perjudican las expectativas de Netanyahu.

Las cuentas de Twitter investigadas —manejadas por seres humanos y no por bots o programas autónomos— han publicado más de 130.000 tuits que han recibido 2,5 millones de seguimientos desde la convocatoria de los comicios el pasado diciembre, después de haber permanecido casi inactivas durante años. Los tuits de la trama se han multiplicado por cinco durante la campaña. Cientos de ellos fueron retuiteados por personas próximas al Likud, como Yair Netanyahu, hijo del primer ministro y habitual polemista en las redes sociales.

En un comunicado oficial, el Likud negó toda relación con la trama de cuentas falsas. “Este partido no opera con bots, avatares, o perfiles falsos”, respondió la formación conservadora. El primer ministro usó poco después la red de Twitter para salir al paso de estas acusaciones con ironía: “Pensaba que se trataba de una inocentada del Primero de Abril [propicio a las bromas en gran parte del mundo], pero parece que algunos no aceptan que casi un millón de ciudadanos de Israel me apoyen en las urnas”.

En la diana de la red de perfiles falsos se encuentra el exgeneral Benny Gantz, cabeza de lista de la alianza centrista Azul y Blanco, que amenaza con poner fin a la hegemonía del Likud en las urnas. El antiguo jefe de las Fuerzas Armadas ha sido acusado de haber agredido sexualmente a una compañera en el instituto de secundaria y de encontrarse ahora mentalmente incapacitado. El exgeneral Gantz anunció que había presentado una denuncia ante la policía por violación de la ley electoral y de las reglas de financiación de las campañas.

Todas las cuentas investigadas apuntan hacia el youtuber Isaac Haddas, según las indagaciones del equipo Big Bots Project, que contrató a un detective privado para interrogarle. “No voy a decir que [la financiación de la trama] haya costado decenas de millones de shequels”, admitió ante el investigador, de acuerdo con el relato de Yedioth Ahronoth, “pero se han invertido montones de dinero. Aquí no somos voluntarios”. El abogado de Haddas se ha apresurado a desmentir las declaraciones atribuidas a su cliente.

La Asociación de Internet de Israel destacó que la red ficticia de usuarios persigue el objetivo de confundir a la opinión pública y alterar el voto. “Las fake news tienen un potencial de diseminación mucho más alto que las informaciones que las desmienten”, advirtió “y por ello es de temer que afecten de modo adverso al proceso democrático”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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