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El asesinato que sacudió Eslovaquia

Un año después sigue sin estar claro quién estuvo detrás del crimen contra el periodista de investigación Jan Kuciak y su novia. El suceso hizo caer al Gobierno y la nueva presidenta promete reformar la Fiscalía y la Policía

La policía encontró muerta a Martina Kusnirova en la cocina, con una bala en la cabeza. A Jan Kuciak en el sótano, con dos balas en el pecho. El asesino era un profesional. Antes de perpetrar el asesinato estuvo dos semanas reconociendo el terreno en los alrededores de la casa de la pareja. Sabía que el 21 de febrero de 2018, Martina Kusnirova iría a buscar a Jan Kuciak a la estación de trenes en Velká Maca, donde vivían desde hacía poco. Los esperó en la casa durante una hora y media hasta que llegaron. Entre la primera y la segunda ejecución transcurrieron tan solo unos minutos.

La familia de Jan Kuciak lo enterró en el cementerio de su ciudad natal, Sztiawnik, un pueblo cerca de la frontera con la República Checa. Sobre su lápida se colocó una escultura: una pluma debajo de la cual se encuentra la mitad de un corazón roto. En la tumba de Martina, enterrada en su tierra natal en la parte oriental del país, está la segunda mitad del corazón, y sobre él un jarrón antiguo. Jan y Martina iban a realizar un curso prematrimonial en la iglesia unos días antes de su muerte. Tenían la intención de casarse en unos pocos meses.

El asesinato del periodista de 27 años y de su prometida ha sido el suceso más mediático en Eslovaquia desde 1993, año en el que el país recuperó la independencia. El invierno pasado, cientos de miles de eslovacos salieron a las calles exigiendo la dimisión del Gobierno. Las protestas duraron varias semanas, hasta que el primer ministro, Robert Fico, finalmente renunció.

Anteriormente había presentado su dimisión Tibor Gaspar, el jefe de la policía eslovaca. El día después del asesinato nadie dudaba sobre el porqué de la muerte de Kuciak: su investigación periodística sobre los vínculos entre los políticos, la mafia italiana y el crimen organizado. La calle exigía en voz alta que Gaspar dimitiese, convencida de que o bien estaba entorpeciendo la investigación sobre el asesinato de Kuciak y de su prometida, o bien simplemente era inepto.

El vecino del primer ministro

Después de haber estado investigando un año, la policía y la fiscalía descubrieron que detrás del asesinato estaba probablemente Marian Kocner, un empresario de dudosa reputación que durante años había estado evadiendo impuestos por valor de varios millones de euros. Sin embargo, no mostraba reparos en gastar dinero en sobornos para los oficiales de policía que le informaban a tiempo cuando los investigadores estaban preparándole una emboscada.

“Llevo trabajando 25 años como periodista y no recuerdo un escándalo similar. Un periodista ha muerto, y el hombre que encargó el asesinato es el exvecino del primer ministro, un hombre que hacía negocios con los miembros de su Gobierno. Él controlaba la oficina del fiscal; dos fiscales generales adjuntos intercambiaron cientos de SMS con él. Juntos participaban en fiestas, festejaban los éxitos del empresario. Y la policía, en lugar de proteger a los ciudadanos, perseguía a los periodistas y muy probablemente transmitía la información a los gánsteres”, afirma Matus Kostolny, director del diario eslovaco Dennik N.

Imagen de la pareja asesinada durante una vigilia ante el consulado de Eslovaquia en Cracovia (Polonia), el 2 de marzo de 2018.
Imagen de la pareja asesinada durante una vigilia ante el consulado de Eslovaquia en Cracovia (Polonia), el 2 de marzo de 2018.Beata Zawrzel (Getty Images)

La investigación reveló también que Alena Z., una colaboradora de Kocnerque mantuvo contactos con los políticos más importantes del país, actuó de intermediaria en la orden del asesinato. Fue ella la que contrató al asesino a sueldo, el expolicía que disparó a Kuciak y a su prometida. Se le atribuye también el presunto asesinato del candidato a la alcaldía de un pueblo en el sur del país, después de que el rival apoyado por ella perdiera las elecciones. Esto es, al menos, lo que sostiene la fiscalía, que presentó cargos.

Oso Yogui

A Kuciak, de tan solo 27 años, no le dio tiempo a contar el caso de Kocner, y tampoco el de la mafia italiana que lavaba dinero por medio de los subsidios de la UE. Pero sí logró reunir abundante material gracias al cual los periodistas pudieron revelar después de su muerte toda la historia. Kuciak prosiguió arduamente su investigación de los registros de impuestos y los datos públicos en los que los periodistas más experimentados no tenían ni ganas ni tiempo de hurgar. Peter Bardy, director del medio digital Aktuality.sk, para el que trabajaba Kuciak, pide que no se identifique al periodista con los protagonistas de las películas sobre reporteros de investigación.

“No era ningún Capitán América, se parecía más al Oso Yogui. Siempre amable y sonriente con los compañeros”, afirma Bardy.

En las fotos, Kuciak aparenta ser unos años más joven de lo que realmente era. En la sala de redacción donde trabajaba, no todos le tomaban en serio; para algunos era un bicho raro. Se podía pasar días frente al ordenador examinando documentos y con los auriculares puestos escuchando a Mozart o Beethoven.

“Quería contratar a alguien que fuese capaz de examinar a fondo montones de datos y sacar de ellos un buen reportaje. Un día alguien me presentó a Jan en un pub. Empezó a hablarme sobre los enrevesados detalles relacionados con el análisis de datos. No entendí mucho de lo que me contó, pero aun así decidí contratarle”, recuerda Bardy.

Actualmente, el departamento que se ocupa exclusivamente del análisis de datos emplea a ocho periodistas. La mayoría de ellos no tiene ninguna experiencia periodística, como por ejemplo Martin Turcek, quien colaboró con Kuciak durante varios meses.Turcek, que tiene la misma edad que Jan, estudió física y matemáticas. Cuando habla, se sienta erguido como una cuerda, escoge cuidadosamente las palabras y las pronuncia sin emoción.

Peter Bardy, director del portal Aktuality.sk, en el que trabajaba Kuciak.
Peter Bardy, director del portal Aktuality.sk, en el que trabajaba Kuciak.

“El periodismo era la pasión de Jan. Irradiaba felicidad cada vez que encontraba algún escándalo del cual hablar. Se te acercaba, te mostraba algunos papeles y te decía con una gran sonrisa: “Mira, aquí puedes ver de forma evidente que personas vinculadas con el Gobierno cometieron un fraude por un total de 20 millones de euros”, recuerda Turcek.

Un jugador de equipo

Jan era el hijo mayor de Józef y Jana Kuciak. La familia le llamaba Janko. El padre cuenta que su hijo se aficionó al periodismo después de haber leído Trampa 22, de Joseph Heller. Le interesaban los absurdos burocráticos, sentía siempre curiosidad por el mundo que le rodeaba, preguntaba mucho y probablemente esa fue la razón por la que le fue bien en el cole. Tenía las mejores notas, excepto en inglés, porque ni Józef ni sus hijos (Józef hijo, un año más pequeño que Jan, y María) manifestaban talento alguno por los idiomas.

En la época en que Kuciak era un adolescente, el padre a menudo se encontraba fuera de casa. Se pasaba semanas trabajando en la construcción de carreteras por toda Eslovaquia y, a veces, viajaba más lejos, como por ejemplo a Polonia antes de la Eurocopa 2012, cuando se estaba construyendo la autopista A4 cerca de Rzeszów. Para poder mantener a tres niños, la madre también trabajaba y tenía que recorrer varios kilómetros hasta una fábrica cercana de rodamientos. En aquellos tiempos era Janko quien cuidaba de sus hermanos.

Compartía con Józef una pequeña habitación en el ático. A Jan le interesaban los libros y la música clásica. Józef prefería las discotecas y las chicas, así que cuando se metían juntos en la habitación, se podía escuchar a 50 Cent retumbar a través de los altavoces, mientras que en los auriculares que se ponía Janko sonaba Mozart.

Józef cuenta que jugaban juntos en un equipo de hockey sobre hierba. Janko era portero mientras que él ocupaba la posición de delantero. En el salón de los Kuciak están expuestos los trofeos de las competiciones ganadas. Józef siempre se sentía más orgulloso de los que habían sido conseguidos de forma individual, como el de mejor jugador del torneo, mientras que a Janko le alegraban más los que el equipo recibía por los logros del grupo.

A los Kuciak les faltaba dinero para terminar la casa. Hasta el día de hoy, al ático que habita Józef hijo se llega a través de un inhóspito pasillo y unas escaleras sin revestir. Pero trabajo no faltaba. En la granja siempre había que cuidar de las gallinas, de los conejos y de una cabra. Janko curioseaba en Internet para aprender sobre construcción. Junto con su hermano montó un cenador en el jardín y, después de muchos años, pusieron terracota en el suelo. Ambos trabajaban en la construcción para ganarse las vacaciones de verano. Con el dinero que ganó, Janko compró materiales de construcción y renovó el baño de su madre. Fue su regalo de cumpleaños.

Janko nunca dejaba para mañana el trabajo en casa que pudiera hacer hoy. Al final de la jornada, cuando yo ya había tenido suficiente, él me animaba a poner unos cuantos azulejos más”, rememora Józef.

Cuando Janko vivía en Bratislava trabajando ya de periodista, Józef leía sus textos más recientes justo antes de hacerle la visita. La verdad es que no los entendía mucho, pero recurría a Internet para verificar los detalles. Sabía que a Janko le hacía ilusión saber que su hermano se interesaba por su trabajo.

Jana y Józef Kuciak, padres del periodista asesinado, en el jardín de su casa en Sztiawnik.
Jana y Józef Kuciak, padres del periodista asesinado, en el jardín de su casa en Sztiawnik.Gazeta Wyborcza

Józef asegura que a Janko no le interesaban las chicas y que Martina apareció de forma inesperada. La familia se enteró de su existencia a través de su hermana María. Janko había traído a algunas chicas a casa antes, pero eran compañeras de clase. Józef llegó a pensar que su hermano era gay.

“Nuestra gente”

Jan y Martina se conocieron en una residencia de estudiantes en Nitra. Martina estudiaba arqueología, Jan periodismo. No obstante, el gran sueño de ella era la escuela de policía en Bratislava. Soñaba con llegar a ser investigadora policial. Solo había 20 plazas y no lo consiguió.

“En la universidad le sugirieron que sobornara a alguien, pero ella quería jugar limpio y eligió arqueología. Pienso que estas pasiones eran lo que les unía. Janko seguía las huellas de la historia contemporánea en los documentos, mientras que ella las sacaba de debajo de la tierra”, comenta el padre.

Los Kuciakse pusieron nerviosos cuando su hijo pidió la mano a Martina; temían que la familia de ella fuera a visitarles a su modesta residencia en Sztiawnik. Les asustaba que se llevaran una desilusión.

“Pensé que Martina sería una gran dama. Pero nada más llegar, nos acompañó a cortar leña. Desde el principio demostró que era una persona muy maja”, asegura Józef hijo.

Luego resultó que la madre de Martina pensaba lo mismo sobre la familia Kuciak. Se imaginaba que viajaría desde un pueblo cerca de Presov, en una zona pobre del este de Eslovaquia, para visitar a la familia del “gran don periodista”.

“Después nos reímos de ello, porque la posición de ambas familias era muy similar. La suya es más difícil aún porque nosotros solo tenemos una cabra, mientras que ellos además tienen una vaca para ordeñar”, recuerda Jana Kuciak.

Józef Kuciak no cree que algún día llegue a saberse realmente quién estuvo detrás de la muerte de su hijo, aunque le gustaría. “Janko escribía sobre los que se conocen como nuestra gente, esos a los que la policía siempre deja libres cuando los captura. Siempre gozan de protección, tienen conexiones y nunca se les cae el pelo”, explica el padre del periodista asesinado.

Esboza una sonrisa triste cuando responde a la pregunta de si ha recibido alguna ayuda por parte del Estado. No fue hasta el tercer día después de la muerte de su hijo cuando el portavoz del Gobierno le llamó. El caso ya estaba en todos los medios y las protestas habían comenzado. “Me preguntó si podía mostrar sus condolencias. El mismo día sacaron en la tele todo aquel montón de dinero”, recuerda Józef.

En la rueda de prensa apareció el jefe de policía junto con el primer ministro. Al lado de los dos, encima de la mesa, había pilas de billetes agrupados en paquetes por un total de un millón de euros, la cantidad que las autoridades ofrecían por la ayuda en la captura de los perpetradores del asesinato. Los vigilaba, ante los periodistas, un policía con un pasamontañas puesto y el dedo apoyado sobre el gatillo de una ametralladora. En Eslovaquia se consideró que esta comparecencia había sido como mínimo una metedura de pata (especialmente porque Kuciak investigaba las conexiones poco claras entre políticos y empresas).

La dimisión del primer ministro

Los habitantes de Sztiawnikhablan a regañadientes sobre los asesinatos de Kuciak y Martina. “Sí, por supuesto, hemos oído hablar del caso”, afirman dos mujeres jóvenes que están cargando muebles en un coche frente al cementerio. Pero añaden rápidamente que no conocían a Kuciak y que mejor preguntemos a la familia. Lo mismo diría acerca de Jan la dependienta de una pequeña tienda de comestibles un momento más tarde.

“Es un pueblo pequeño y a algunos les gustaría olvidarlo todo. Dicen que el tiempo pasa y que uno tiene que ocuparse de su propia vida. No se lo tomo a mal”, afirma Józef Kuciak padre. “Al menos no hay hostilidad. Tenía miedo de lo que pudiese pasar después de la muerte de Jan. Pensé que nos odiarían en toda Eslovaquia”, añade Józef hijo.

La tumba del periodista asesinado en Sztiawnik.
La tumba del periodista asesinado en Sztiawnik.

Unos días después de la muerte de Kuciak estallaron en el país las manifestaciones contra el Gobierno. El primer ministro, Robert Fico, acusó a George Soros, un multimillonario estadounidense de ascendencia húngara, de haberlas incitado. Y respecto al discurso del entonces presidente, Andrei Kiska, quien insinuó que el Gobierno debía dimitir, afirmó que “había sido redactado en el extranjero”.

Los periodistas descubrieron nuevas conexiones con el primer ministro al que investigaba Kuciak. Resultó que el jefe del Gobierno vivía en un edificio de apartamentos que pertenece al empresario Ladislav Basternak, detenido por fraude fiscal. Sin embargo, lo más importante era el hecho de que Robert Kocner, que amenazó a Kuciak con “encontrar trapos sucios suyos y de su familia”, vivía en el vecindario. Resultó que había ordenado seguir al periodista y a otros cuatro reporteros que escribían sobre él.

En marzo, un mes después de la muerte de Kuciak, Fico dimitió. En mayo, el jefe de la policía, Tibor Gaspar, también renunció a su cargo. Kuciak había escrito sobre unos oficiales de policía de alto rango que mantenían vínculos estrechos con la compañía de seguridad Bonul, adjudicataria de muchas licitaciones nacionales. Su jefe, que tenía excelentes relaciones con los políticos del partido Smer en el poder, resultó ser el cuñado de Gaspar.

El periodista profundizó también en los extraños casos de cierres de expedientes llevados a cabo por la fiscalía en asuntos relacionados con las actividades de la mafia italiana en Eslovaquia. Kuciak no pudo publicar este texto antes de morir, pero lo hicieron sus compañeros. La oficina del fiscal general puso en marcha una investigación sobre 56 casos dirigidos por la oficina del fiscal que describía. Detectó irregularidades en al menos 9 de ellos.

“Los periodistas llevaban años relatando las conexiones de Kocnercon los políticos, pero él parecía intocable. La muerte de Jan Kuciak lo cambió todo. Fue arrestado y es sospechoso de haber ordenado el asesinato (del periodista). Para los eslovacos fue chocante, porque en el país no había habido violencia física ni asesinatos desde la década de 1990”, explica Matej Hruska, de la ONG Stop Corruption.

Peter Bardy, director de Aktuality.sk, el medio digital para el que trabajaba Kuciak, afirma que sin la presión del Parlamento Europeo (que ha financiado este reportaje) el asunto no se habría resuelto tan rápido. El Parlamento inició un debate en relación con el asesinato del periodista, debate que atañe tanto a Eslovaquia como a Malta, donde un año antes, había muerto en un atentado con bomba Daphne Caruana Galizia, una periodista que investigaba los vínculos entre las autoridades y el crimen organizado.

Los eurodiputados de Smer, el partido de Robert Fico, reaccionaron con nerviosismo a la vinculación de ambos casos. Afirmaron que acusar a las autoridades eslovacas de mantener conexiones con el crimen organizado suponía una ofensa para los eslovacos.

“Estoy convencido de que el caso habría sido silenciado de una manera u otra. El debate en el Parlamento Europeo sobre Eslovaquia ha aumentado la presión sobre los gobernantes. El asunto ya no podía esconderse debajo de la alfombra”, sentencia Bardy.

Zuzana Caputova da su primer discurso tras haber ganado las presidenciales eslovacas el pasado abril.
Zuzana Caputova da su primer discurso tras haber ganado las presidenciales eslovacas el pasado abril.JOE KLAMAR (AFP)

“El único objetivo del Gobierno del ex primer ministro Fico era beneficiar a su partido y a los oligarcas asociados con él”, señala Pavol Babosz, politólogo de la Universidad Comenius de Bratislava. “Y esto solo era posible a condición del desarrollo de toda la economía en su conjunto. Por eso le interesaba al primer ministro la pertenencia a la Unión Europea. Fico repetía entonces que Eslovaquia debía estar en el núcleo duro de la UE, formar parte de la Europa occidental, aunque en realidad los valores occidentales no le importaban lo más mínimo. Después de la muerte de Jan Kuciak se encontró sometido a una enorme presión. Miles de personas exigían su dimisión. No consiguió hacer frente a esta situación de crisis y comenzó a acusar a Soros de provocar las protestas. Nunca ha sido un verdadero demócrata como Vaclav Havel en la República Checa. Por eso ahora le resulta fácil criticar a la Unión Europea, y más teniendo en cuenta que ya no es primer ministro”.

El politólogo añade también que la recién elegida presidenta de Eslovaquia, Zuzana Caputova, debe su victoria en las elecciones de marzo al interés de los eslovacos por esclarecer el asunto. Esta exabogada y activista de organizaciones no gubernamentales ha convertido la reforma de la oficina del fiscal y de la policía en el punto más importante de su programa electoral. Ha anunciado el fin de la presión política sobre ambas instituciones.

El padre de Jan Kuciak afirma que ya no espera nada de las autoridades. Lo único que desea es que alguien continúe con los descubrimientos de su hijo. Que su muerte no haya sido en vano.

Traducción: News Clips.

Este artículo se publica en el marco de la alianza de medios LENA.

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