La provincia de Buenos Aires se sitúa al borde de la quiebra financiera
El gobernador Axel Kicillof sigue la estrategia de Fernández y negocia con los acreedores externos para no caer en ‘default’
Las dificultades financieras de Argentina se extienden a las provincias. Buenos Aires, la más grande, poblada y rica del país sudamericano, está a un paso de la suspensión de pagos. El jueves cumplió el periodo de gracia que tenía para pagar dos vencimientos por 113 millones de dólares (104 millones de euros) y entró lo que en la jerga financiera se denomina default selectivo. Ahora tendrá hasta el próximo día 26 para convencer a los acreedores de que acepten una propuesta de canje y evitar así el cese de pagos definitivo. Están en juego deudas por 7.148 millones de dólares (más de 6.600 millones de euros), una suma que el Gobierno provincial asegura que no puede pagar.
La decisión de no cumplir con el vencimiento la tomó personalmente el gobernador peronista Axel Kicillof, último ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner y en su nuevo cargo desde el 10 de diciembre. Kicillof ató su estrategia negociadora a la del Gobierno nacional, que libra en estos días su propia batalla contra los acreedores. Pagar ahora los 104 millones de euros adeudados hubiese debilitado la posición del ministro Martín Guzmán, sostienen las autoridades regionales, con el Gobierno federal al frente de una complicada partida de cartas con tenedores de bonos argentinos por 66.000 millones de dólares. Kicillof deberá ahora continuar con las negociaciones en una situación mucho más incómoda, pero apostándolo todo a una victoria en la discusión que lidera la Casa Rosada.
La provincia de Buenos Aires ofreció a sus bonistas una quita del 55% en los intereses y del 7% en el capital más tres años de gracia. La propuesta es más liviana que la nacional (62% de intereses y 5% de capital, con el mismo periodo de gracia), pero no convenció a los acreedores, que han pedido un esfuerzo mayor. El jueves por la mañana, cuando Kicillof no había confirmado aún que no pagaría, el Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos, que dice poseer el 42% de los títulos en discusión, advirtió que una decisión semejante “agravaría aún más la situación financiera de la provincia y la incertidumbre económica”. Finalmente no cobraron, pero enseguida celebraron la extensión del plazo negociador hasta el 26 de mayo y llamaron discutir “de buena fe” un canje de títulos. Según fuentes del mercado, solo el 24% de los acreedores de la provincia aceptaron hasta ahora la oferta oficial, lejos del 75% necesario para que el canje sea obligatorio para todos.
El Gobierno provincial corre contra el tiempo y acorralado por sus propias necesidades. En un comunicado publicado el jueves, el ministerio de Hacienda advirtió que la pandemia encontró las finanzas regionales “en una situación de suma fragilidad”. Según las estimaciones oficiales, la economía de la provincia se derrumbará un 10% anual y la recaudación tributaria caerá un 30% en abril, mes de cuarentena estricta. “Los acreedores conocen muy bien esta situación y está en su buena fe incorporarla en cualquier contrapropuesta. La capacidad de pago de la provincia es muy limitada, lograr los alivios justos en la carga de la deuda no solo permite los espacios necesarios para afrontar la pandemia sino también para retornar a un sendero de crecimiento económico”, dijeron desde Hacienda. Los argumentos son calcados de la Casa Rosada: sin acuerdo la economía argentina se desplomará más y el default será inevitable.
Una historia que amenaza con repetirse por novena vez
El Gobierno provincial espera ahora una contraoferta de los bonistas, lo mismo que sucede con el Gobierno nacional. Una negociación no se puede entender sin la otra, porque siempre estuvieron coordinadas. El Ejecutivo de Alberto Fernández tiene hasta el viernes próximo para no caer en default, el noveno de la historia Argentina. Su propuesta ha sido un combo de periodo de gracia, bajada de intereses y quita de capital que supone no destinar un solo dólar al pago de deuda externa hasta 2023. Los acreedores no aceptan el periodo de gracia y exigen que al menos los intereses sigan sumando. En la combinación de esas tres variables Argentina busca la sostenibiliad de su deuda externa. En una entrevista con EL PAÍS pasado el martes, el ministro Guzmán dijo que la intención de su país es convertirse “en un buen deudor”. Pero admitió también que aún falta “un camino importante” para alcanzar un acuerdo de canje. El balón, dicen en la Casa Rosada, está en manos de los bonistas.
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