La oposición denuncia el fraude del chavismo que arrebató a Juan Guaidó la Asamblea Nacional
Los opositores muestran pruebas de que Luis Parra no contaba con los votos suficientes en la sesión legislativa para autoproclamarse presidente del Parlamento
Venezuela es, desde el pasado 5 de enero, un país con dos Parlamentos —tres, con la chavista Asamblea Nacional Constituyente— y donde impera un desgobierno generalizado. Las maniobras del oficialismo encarnado por Nicolás Maduro para despojar a la oposición del poder obtenido en las urnas en 2015 han propiciado una situación cada vez más insostenible. Las irregularidades con las que dan por buena la autoproclamación del opositor disidente Luis Parra como presidente de la Asamblea Nacional, se topan con la convicción e insistencia de Juan Guaidó y sus afines de que la elección de Parra fue fraudulenta.
Los miembros del equipo político que acompaña a Guaidó, reconocido como presidente de la Asamblea Nacional y mandatario interino de Venezuela por cerca de 60 países, afirman tener la lista de asistencia a la sesión que Luis Parra ha dado por extraviada. Este documento, que ha sido dado a conocer este viernes, atestigua que el diputado disidente opositor habría sido electo sin el quórum reglamentario. El acta solo incluye la firma de 58 diputados, por lo que, en consecuencia, no podría ser reconocido como presidente de la Asamblea Nacional. La oposición asegura que disponía ese día de 88 votos.
El Tribunal Supremo de Justicia ha emitido una resolución en la cual ordena a Parra mostrar el acta para dirimir la pugna y habilitarlo como presidente del Legislativo. Aunque con toda claridad están detrás de la maniobra de promoción de Luis Parra, como se viene afirmando desde el pasado diciembre, los dirigentes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hacen un esfuerzo por mostrarse distantes y retratar la querella como el síntoma de una pugna menuda de una oposición que no está lista para gobernar el país. Ya en navidades, el diputado Francisco Torrealba, del PSUV, declaró que “habría sorpresas” en la elección de la directiva legislativa.
“El acta existe. Está firmada por un director de debates accidental, porque el cobarde del presidente saliente [Guaidó] y los dos vicepresidentes, no quisieron entrar a instalar la sesión”. Torrealba ha dejado entrever que la crisis de la Asamblea Nacional puede traducirse en la figura constitucional de la “omisión legislativa” y que, de persistir, será el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, quien designe a los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral y abra las puertas a las elecciones parlamentarias de este año, tal y como Maduro tiene planificado.
El chavismo argumenta que el pasado 5 de enero estaban dentro del hemiciclo 151 de los 167 diputados que forman parte del Parlamento y que, con 81 votos, Parra quedó electo presidente del Legislativo. El chavismo solapa deliberadamente “votos a favor” con el quórum, que incluye a los diputados opositores que sí pudieron pasar. La Guardia Nacional impidió entrar a la Asamblea a 25 diputados, incluido Guaidó, el día de la elección de Parra.
“El artículo 11 del Reglamento de Interior y de Debates estipula que es el presidente en funciones quien instala la sesión. Por eso, no dejan pasar a Guaidó: sabían que iban a perder. Nunca hubo sesión; el presidente no la pudo instalar porque unos militares le impidieron la entrada”, afirma el diputado opositor Stalin González.
Guaidó, por su parte, celebró su reelección en una sesión paralela en la sede del diario El Nacional con el apoyo de 100 diputados. De ellos, 88 eran principales y 12 suplentes. Algunos de estos ocupan los escaños de los opositores disidentes ausentes. Hay 30 diputados opositores adicionales en el exilio. La directiva de la Asamblea quiso darles el derecho al voto y el chavismo se opuso tenazmente. En la sesión de este miércoles 15, Guaidó concitó el apoyo de 92, ocho menos que los 100 anunciados. No asistieron por razones logísticas –dificultades para trasladarse a Caracas- o por motivos de salud, como fue el caso de William Barrientos, Héctor Vargas y Chaím Bucaram. A Julio César Reyes el chavismo le expropió su finca y no se pudo trasladar a la capital; Ismael León y Gilberto Sojo tienen nuevas acusaciones judiciales.
Luego de su discutida elección, el pasado 5 de enero, los periodistas preguntaron a Parra, que tiene escoltas militares y ya ocupa el despacho de la Presidencia de la Asamblea Nacional, por el quórum legislativo y los votos. Este respondió que su investidura se ha concretado gracias a “una mayoría evidente” de los presentes. En la oposición temen que el golpe definitivo al parlamento se concrete si Parra muestra cualquier lista de votación, aunque sea una forjada, y el TSJ, controlado por Maduro, sentencie a su favor. Eso habilitaría teóricamente al Ministerio Público a proceder penalmente en contra de Guaidó por usurpación de funciones. Henri Ramos Allup, veterano dirigente opositor de Acción Democrática, ha declarado que si Parra tiene el quórum y los votos para presidir la Asamblea Nacional, lo único que tiene que hacer es convocar a una plenaria y dejar pasar a los diputados. Tal cosa no ha ocurrido, ni la semana pasada ni esta.
La maniobra chavista para comprar la voluntad de los diputados opositores y evitar la reelección de Juan Guaidó, lo que se ha denominado como Operación Alacrán, se ha venido denunciado desde finales del año pasado por los diputados opositores que se negaron al ofrecimiento. Este viernes, el equipo de Guaidó hizo público un audio en el que se muestra a un disidente afín a Parra tratando de sobornar al diputado opositor Alfonso Marquina. Parra y un grupo de diputados opositores disidentes están envueltos en un caso de corrupción que destapó el portal de investigación Armando.info. Según las revelaciones, el autoproclamado presidente de la Asamblea Nacional está envuelto a empresarios corruptos cercanos a Nicolás Maduro, relacionados con los subsidios de comida, conocidos como CLAP.
Desde el 5 de enero parece estar en vigor, sin decretarlo y con la total anuencia de las Fuerzas Armadas venezolanas, una decisión para impedir Guaidó entrar al Palacio Legislativo de Caracas. Esto se puso en evidencia el pasado domingo 5; el martes 7, momento en el cual logró entrar por la fuerza venciendo la resistencia de una línea de soldados, y muy especialmente a partir del miércoles 15.
El anuncio del número dos del chavismo Diosdado Cabello de que sus simpatizantes —muchos de ellos de los grupos civiles armados, conocidos como colectivos— no se alejen de la sede de la Asamblea Nacional echa de momento por tierra cualquier conjetura numérica en favor o en contra de una u otra tendencia. En un esfuerzo por aparentar equidistancia y legitimidad institucional, Luis Parra aseguró este miércoles, a través de un comunicado, que condenaba la actuación del chavismo. Un nuevo ejemplo que ilustra un país con dos Parlamentos y un desgobierno.
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