Los ‘boy scouts’ portugueses no quieren abandonar el refugio de Jackie Kennedy
Millonarios extranjeros compran uno de los palacios más glamurosos del país, pero chocan con la justicia y la burocracia
Para que digan que la palabra de boy scout no tiene superpoderes: ha frenado los planes de un matrimonio multimillonario. La compra del legendario y glamuroso palacio portugués de Comenda, que acogió a Jackie Kennedy, viuda del presidente estadounidense JFK, se enfrenta a la reclamación de la agrupación local de escultistas, que ha habitado la finca durante veinte años.
Han tenido que pasar 11 años para el palacio de Comenda lograra un comprador. El precio de salida del edificio era de 45 millones, pero, según ha trascendido, los millonarios extranjeros solo han pagado 16. El ahorro, sin embargo, lo van a tener que destinar a obras y litigios, según parece. Ambos procesos sin fecha de caducidad ni montante a concretar.
Primero, los litigios. El Ayuntamiento de Setúbal tiene en marcha varios juicios porque los nuevos propietarios dificultan el acceso público a la playa de Albarquel, aunque también tienen otra zona de arena privada. El pacto inicial entre el municipio y la nueva propiedad se ha cumplido en sus estrictos términos, pero el aparcamiento público y su acceso han quedado bloqueados, al igual que el merendero popular; todo ello ha encrespado a la alcaldía, que siempre va a tener en su mano —mientras renegocian— la aprobación de la licencia de obras y permisos de habitabilidad. Amén de haber declarado la finca, hace tres años, de interés supramunicipal.
Sin embargo, el primer problema de los nuevos propietarios les ha surgido de un inesperado grupo de presión, el Agrupamiento 415 del Cuerpo Nacional de Escutas, los boy scouts portugueses. Desde hacía veinte años, el molino de la finca era su refugio. A finales de enero, se vieron con la puerta en las narices, con las ventanas clausuradas y las cerraduras cambiadas. “Durante todo este periodo, nunca prestamos cuentas a los propietarios de la finca sobre la utilización en exclusiva de la Casa Abrigo, habiendo costeado todas las obras de mantenimiento y conservación del espacio y de la zona circundante”, reza el comunicado de la presidenta de los boy scouts locales, Nicole Novo. De momento, la Justicia ha decretado una providencia cautelar sobre el molino.
El grupo excursionista se niega a abandonar su refugio en la finca de la Comenda, el mismo que acogió en 1963 a Jackie Kennedy y a sus hijos Caroline y John. Tras el asesinato de su marido, el presidente de Estados Unidos, la viuda llegó aquí por consejo de su hermana Lee Radziwill y por invitación de un amigo común, el conde de Armand, propietario de la finca desde finales del siglo XIX. A través de este diplomático francés, el palacio de Comenda alcanzó su máximo glamour, con la visita de Jackie y sus hijos. Posteriormente, su hermana Lee y su amigo, el escritor Truman Capote, visitaron la finca en 1965. Esta estancia está más documentada.
En 1980, los Armad vendieron la finca al portugués Antonio Xavier de Lima, y dos años después de su muerte, en 2009, la familia la puso a la venta, sin éxito hasta el pasado diciembre. Los nuevos dueños han adquirido muchos siglos de historia (la finca fue regalada al descubridor Vasco de Gama), muchos problemas —como empiezan a comprobar—, pero también 600 maravillosas hectáreas de bosques, con variadas edificaciones, playa privada que mira al y a la desembocadura del río Sado, en el paraje natural de la sierra de la Arrábida.
Más de una década de abandono ha deteriorado la edificación, de cinco pisos y 24 habitaciones. El vandalismo y los robos han campado a sus anchas durante años, mientras la Dirección de Patrimonio Cultural rellena papeles (desde 2004) para declarar el edificio y el paraje de protección especial.
La declaración llegará tarde, con muchos de los paneles de azulejos robados, tejados hundidos, escaleras originales podridas, así como la ebanistería de puertas y ventanas. Pero de momento, los nuevos propietarios, cuya identidad se mantiene en secreto tras la sociedad Seven Properties, van a tener que lidiar con un inconveniente inesperado y pertinaz: los boy scouts.
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