Duque trata de impulsar una nueva reforma tributaria en Colombia
El presidente duda si reactivarla con el ministro de Hacienda que concibió la anterior o buscar una cara nueva
El presidente de Colombia vive días complicados. Iván Duque trata de impulsar una nueva reforma fiscal clave para la economía, aunque esta vez con más consenso que la anterior, retirada tras unas protestas que se han saldado con 16 muertos. No resultará fácil. A 11 meses de las elecciones, pocos partidos asumirán una medida tan impopular. Otro fracaso en el Congreso del ajuste fiscal debilitará mucho al mandatario, que encarará el final de su mandato con pocas expectativas.
Tiene Duque por delante varias semanas muy duras, donde se juega el capital político que le queda. Un nuevo resbalón en las negociaciones para consensuar un modelo tributario para el futuro dificultará enormemente sus últimos meses como presidente de la nación. Duque retiró el domingo su proyecto más ambicioso, tras cuatro días de fuertes protestas en la calle. Este lunes se reunió con su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el ideólogo de la reforma, en entredicho después de ver malogrado su plan. Los políticos de la oposición habían pedido al ministro que dimitiese si no quería enfrentarse a una moción de censura. El expresidente conservador Andrés Pastrana, también le pidió que se fuera. Este lunes, finalmente, Carrasquilla dimitió. “Mi continuidad en el Gobierno dificultaría la construcción rápida y eficiente de los consensos necesarios”, se lee en la carta de renuncia.
Otro de los ministros cuestionados es el de Interior, Daniel Palacios. Las protestas, en su mayoría pacíficas, derivaron en enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. El saldo, por ahora, es de 16 muertos, entre ellos un agente. A medida que se van conociendo las historias de las víctimas, como la de Santiago Andrés Murillo, un chaval de 19 años que según testigos recibió un disparo en el pecho por parte de un policía cuando se manifestaba con normalidad, crecen las críticas por la actuación de las fuerzas de seguridad. El vídeo del momento en el que la madre del muchacho identifica el cadáver de su hijo en la morgue ha helado a los colombianos.
Los convocantes del paro que tumbó la reforma fiscal, sostenida contra viento y marea por el presidente Duque para tratar de cuadrar el déficit que ha dejado la pandemia, continúan en sus trece y aseguran que no se marcharan a casa. En estos días no han dejado de bloquear carreteras y marchar por las calles. Una central obrera llamó a celebrar otra gran movilización el miércoles, esta vez para pedir la desaparición del Esmad, los antidisturbios colombianos, y las aspersiones aéreas con glifosato, un herbicida que acaba con las plantaciones de coca, pero daña también el resto de cultivos. Las razones son ahora lo de menos, el caso es que el retiro de la reforma no ha terminado de calmar los ánimos de los manifestantes.
Los propios miembros del uribista Centro Democrático, donde milita Duque, apoyaron la decisión. De cara a las elecciones de 2022 la reforma fiscal habría sido mortal para sus intereses. Ocho de cada diez colombianos aseguran que no votarán a congresistas que la apoyen. Uribe, el líder absoluto de ese partido, coincide con el presidente en que hay que aumentar la recaudación del Estado para, por ejemplo, ampliar las ayudas sociales a los más pobres, aunque difiere con él sobre las formas y el tiempo. Duque ha tratado de subir los impuestos en un momento durísimo para Colombia, con una tercera ola de la covid-19 muy agresiva que bate récords de contagios y muertes. La escasez de bombonas de oxígeno no ha hecho más que aumentar los problemas.
Duque cuenta con el apoyo de los expertos económicos y las calificadoras de riesgo en su propósito por aumentar los impuestos. El diagnóstico es compartido en las tertulias, el país necesita recaudar más para reducir la deuda y combatir la pobreza y la desigualdad, disparadas tras la pandemia. Pero la realidad es que el proyecto más ambicioso de su mandato se ha estancado, quizá para siempre, y la calle se ha levantado en su contra. Sobre todos los más jóvenes, que son los que han liderado las protestas, irónicamente con el presidente más joven de la historia de Colombia, que no ha logrado conectar con ellos en sus tres años de mandato. La franja de edad que más apoya al presidente, según las encuestas, es la de los mayores de 50 años.
El vandalismo dentro de las protestas, que actúa sobre todo por la noche, es un problema evidente que han tenido que enfrentar las fuerzas de seguridad. Hay 457 policías heridos y 364 detenidos, entre los que hay 30 menores de edad. Para frenar esos disturbios, Duque anunció el sábado por la noche que los militares patrullarían las ciudades más incendiadas si los gobernadores y los alcaldes lo requerían. La idea desató una oleada de críticas ante el temor de que se produjera un derramamiento de sangre aún mayor. El siguiente movimiento de Duque fue retirar la reforma al día siguiente.
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