Los socialistas pierden Lisboa y Coimbra aunque ganan las elecciones municipales portuguesas
El ex comisario europeo Carlos Moedas se convierte en la gran sorpresa al conquistar la capital para la derecha después de 14 años
Los socialistas han ganado las elecciones municipales en Portugal, con casi el 33% de los votos (cinco puntos menos que en 2017), pero la pérdida de Lisboa y algunas otras ciudades relevantes como Coimbra o Funchal, les ha agriado la victoria. El ex comisario europeo Carlos Moedas, un político del Partido Social Demócrata (PSD, centro derecha), que encabezaba la coalición electoral Novos Tempos, ha derrotado al actual alcalde socialista, Fernando Medina, al aventajarle con 2.300 votos. Ningún sondeo durante la campaña había anticipado el giro en la capital portuguesa. El propio Moedas ha vivido su triunfo como algo excepcional: “Ganamos contra todo y contra todos”, ha proclamado pasadas las 2.30 de esta madrugada, cuando se ha confirmado su triunfo. “Los lisboetas han dicho alto y claro que quieren un cambio. Hoy comienza un nuevo ciclo, Novos Tempos. Y estoy convencido de que empieza en Lisboa, pero no acabará en Lisboa”, ha afirmado en referencia a las elecciones legislativas de 2023.
El sustituto de Medina en la Cámara Municipal de Lisboa, que estaba en manos socialistas desde 2007, fue comisario europeo de Investigación, Ciencia e Innovación entre 2014 y 2019 y participó en la administración del último primer ministro portugués de derechas, Pedro Passos Coelho. Ingeniero civil y economista, trabajó en Goldman Sachs y Deutsche Bank en Londres y en la Fundación Calouste Gulbenkian en Lisboa. Es hijo de un histórico militante comunista de Beja, donde Moedas nació hace 51 años. Se presentaba al frente de una coalición que integraba cinco partidos y, entre sus principales promesas, figuraban la limitación de la entrada de coches en Lisboa y la creación de una asamblea permanente de ciudadanos, un órgano de consulta de asuntos transcendentales para la ciudad. Serán de especial relevancia las decisiones que adopte en materia urbanística y turística, uno de los principales problemas de Lisboa. Su antecesor Fernando Medina había anunciado la congelación de licencias para transformar viviendas en pisos turísticos, dada la saturación que se alcanzó en algunos barrios históricos antes de la pandemia y que contribuyó a disparar los precios inmobiliarios.
El giro político en Lisboa se ha dado también en otras ciudades como Coimbra y Funchal, la capital de Madeira, donde el PSD ha arrebatado el gobierno local a los socialistas. La jornada ha dado un gran respiro al líder del centroderecha, Rui Rio, que estaba muy cuestionado en los últimos meses y que veía peligrar su continuidad como presidente del PSD. Los socialistas se consolaron con el hecho de repetir victoria. Gobernarán en 147 cámaras municipales frente a las 114 que estarán en manos de su principal adversario, el PSD y sus diferentes coaliciones.
António Costa, primer ministro y secretario general del Partido Socialista, trató de poner el foco sobre la victoria global de sus candidatos y el hecho de que, por tercera vez consecutiva, hayan ganado los comicios locales. Pero la erosión socialista es clara: ha perdido el poder en las ciudades más pobladas. Además de sus derrotas en Lisboa, Coimbra y Funchal, no han logrado arrebatar Oporto y Braga a sus actuales alcaldes, el independiente Rui Moreira y el conservador Ricardo Rio. Las principales alegrías llegaron de la mano de dos mujeres: Inês de Medeiros y Carla Tavares, que han logrado contundentes mayorías en Almada y Amadora. Las próximas citas electorales permitirán comprobar si lo ocurrido este domingo es el inicio de un cambio de ciclo político en Portugal o una desafección pasajera hacia el partido que ha gobernado el país durante los difíciles meses de la pandemia.
Lo que sí quedó patente es la indiferencia ciudadana hacia las urnas. La abstención fue del 46,3%, el segundo registro más alto desde que se celebran elecciones en 1976. La formación de ultraderecha, Chega, no logró mantener el notable apoyo que recibió en las elecciones presidenciales de enero, cuando se convirtió en la tercera fuerza más votada con casi el 12% de los sufragios. Su líder, André Ventura, no alcanzó votos suficientes para presidir la asamblea municipal de Moura a la que optaba, aunque la formación ha conseguido casi una veintena de concejales en todo el país. Tampoco fue una buena jornada para el Partido Comunista de Portugal (PCP), que ha perdido algunas de las alcaldías de sus bastiones históricos frente a los socialistas como Évora o Loures, ni para el Bloco de Esquerdas, que apenas despega en el ámbito municipal.
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