_
_
_
_

Víctor Escobar, el colombiano que espera desde hace dos años la eutanasia que logró Martha Sepúlveda

El paciente vive conectado a oxígeno y solicitó acceder a la muerte digna. Está a la espera de que un tribunal confirme un fallo a su favor y le permitan el procedimiento

Catalina Oquendo
Víctor Escobar junto a su esposa y su abogado
Víctor Escobar junto a su esposa y su abogado.

“Pedí la eutanasia y me la negaron, sufriendo dos A.C.V [accidente cerebrovascular], tengo hemiparesia izquierda, sufro de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), presión pulmonar alta, fibrosis, diabetes, hipertensión, el lado derecho del corazón lo tengo grande, expulso sangre de los pulmones. Tengo cuatro cirugías en la columna...”, así describe Víctor Escobar la situación que lo hace experimentar dolores insoportables y que lo llevan a exigir su derecho a morir dignamente en Colombia.

Oriundo de Cali, en el suroccidente del país, se ha convertido en tuitero y usa el altavoz de esa red social para insistir, rogar, denunciar que no le dilaten el procedimiento. Su caso volvió a tener eco tras la fallida eutanasia de Martha Sepúlveda, cuya historia armó un debate nacional. Este miércoles, un juez de Medellín le ordenó a la clínica Instituto Colombiano del Dolor (Incodol) que en un plazo de 48 horas coordine con ella la fecha y hora para realizarle el procedimiento que previamente le habían cancelado.

“Víctor también tiene un fallo de primera instancia de un juez, el 17 del circuito de Cali, que le ordena a Coomeva, la empresa prestadora de salud, exactamente lo mismo que el de Medellín a Incodol”, dice a EL PAÍS su abogado, Luis Giraldo.

La orden del juzgado de Cali señala que se “debe conceder la protección constitucional del derecho a morir dignamente” de Escobar; que Coomeva debe realizar un nuevo comité médico para evaluar el caso del hombre y en un plazo de 15 días y si él persiste en su decisión, realizarle el procedimiento.

El comité, realizado por la clínica Imbanaco de Cali, aseguró que Escobar no acreditaba las condiciones de una enfermedad terminal “ni la existencia de una condición médica incompatible con la dignidad humana capaz de producir intenso sufrimiento”. Y la entidad promotora de salud impugnó el fallo de primera instancia.

Ahora, la lucha de Víctor para acceder a la eutanasia, quedó enredada entre la burocracia jurídica, que parece la constante en los casos en Colombia: el de Yolanda Chaparro, diagnosticada con Esclerosis Lateral Amiotrófica, que murió en junio pasado después de liderar una batalla legal contra el sistema de salud; o la de Ovidio Gonzáles Correa, la primera persona en acceder a la eutanasia legal en Colombia, en 2015 y a quien, con todo previsto, 15 minutos antes de la hora acordada para el adiós, la clínica detuvo el procedimiento.

“Celebro la decisión del fallo del juez de Medellín a la señora Martha. Espero que su EPS (Entidad Promotora de Salud) respeten este fallo y no dilate más el proceso de una muerte digna. También deseo que no sigan dilatando los procesos para estos pacientes como yo”, dijo Escobar en un video. Él se encuentra ahora a la espera de que el Tribunal Superior de Cali tome una decisión.

Víctor Escobar trabajaba como camionero y hace 25 años sufrió un accidente. Un compañero de trabajo retrocedió con un vehículo y aprisionó el de Escobar, fracturándole la columna y destrozandole los intestinos; más adelante sufrió un accidente cerebro vascular y luego otro más. “Son cerca de 15 años en los que se ha deteriorado terriblemente su salud”, explica el abogado.

Desde entonces, su esposa, Diana Francelly Nieto, es quien debe darle de comer, ayudarle a moverse y bañarlo, mientras la economía familiar se ha vuelto cada vez más precaria. “Mi situación de salud es muy complicada ya no puedo trabajar, me movilizan en silla de ruedas. Mi esposa me ayuda hacer todo ya que yo no puedo hacer mis cosas. Mi esposa necesita que le brinden la oportunidad de trabajo en casa con la costura ya que es su trabajo”, escribió a través de su cuenta @eutanasia16 en Twitter.

Por eso, desde hace poco más de dos años pidió que le autorizaran la eutanasia. Sin embargo, para ese momento en Colombia, el procedimiento solo estaba autorizado para pacientes con enfermedades terminales.

En julio de 2021, sin embargo, la Corte Constitucional sacudió el tablero de la muerte digna en Colombia. Amplió el derecho a morir dignamente también a personas no terminales “que por causa de ellas tengan “intenso sufrimiento físico o mental por lesiones corporales o enfermedades graves e incurables”. Y Víctor como Martha Sepúlveda vieron en ese fallo la oportunidad de ejercer su derecho a morir dignamente.

“Tomé la decisión de que me hagan la eutanasia hace 2 años y dos meses. Para mí es adelantar lo que viene y darme un descanso”, dijo Escobar a EL PAÍS, con enorme dificultad para respirar y hablar. “Mi moral es que ahora sí pueda lograrlo porque son múltiples los dolores y el sufrimiento es mucho”, dijo el hombre que lleva 4 años conectado a oxígeno.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_