Francia desmantela un campamento de inmigrantes en plena disputa migratoria con el Reino Unido
El ministro de Interior francés, Gérald Darmanin, anuncia la destrucción del mayor asentamiento actual frente a la costa británica
El Gobierno francés ha ordenado este martes el desmantelamiento de un gran campamento de inmigrantes en Grande-Synthe, a unos 300 kilómetros al norte de París, uno de los principales puntos de partida desde la costa gala para llegar de forma irregular hasta el Reino Unido. La acción tiene lugar en medio de un renovado pulso entre París y Londres acerca de quién tiene la responsabilidad sobre las travesías en embarcaciones precarias a través del canal de La Mancha, que este año han alcanzado cifras récord. Los ministros del Interior francés, Gérald Darmanin, y británica, Priti Patel, habían conversado la víspera sobre el asunto después de elevar el tono una vez más a través de la prensa sobre este tema, una de las múltiples disputas que enfrentan a Londres y París en los últimos tiempos, también muy tensos por la cuestión de las licencias de pesca en aguas anglo-normandas.
“He dado instrucciones para que las fuerzas del orden procedan a la evacuación del campamento ilícito de migrantes en Grande-Synthe esta mañana”, anunció Darmanin en Twitter a primera hora de la mañana.
El campamento desalojado por unos 300 agentes del orden albergaba a unas mil personas, entre ellas numerosas familias y muchas de origen kurdo, según fuentes oficiales locales y de ONG que trabajan sobre el terreno. Es uno de los campamentos más grandes formados desde que, en octubre de 2016, se desmantelara “la jungla” de Calais, donde llegaron a refugiarse hasta 10.000 migrantes irregulares.
Según la Prefectura del Norte, responsable de la zona, la operación ha concluido a las 14.00 con 663 inmigrantes que han aceptado ser trasladados a diversos albergues de la región y de otras zonas vecinas. Además, las autoridades han detenido a 35 sospechosos de tráfico de personas o implicadas en actos delictivos. Desde comienzos de año, la policía fronteriza ha desmantelado 26 redes de tráfico humano, 16 de ellas directamente implicadas en las travesías marítimas ilegales, cuya cifra se ha disparado ante la dificultad de las tradicionales vías —los ferris y el túnel de Calais— debido al incremento de la vigilancia policial. En lo que va de 2021, un total de 1.197 traficantes han sido detenidos, destacó la Prefectura en un comunicado.
“Evacuación de más de mil personas, entre ellas numerosas familias (…) sin información previa, con destrucción de los bienes personales y albergues inadaptados a las personas que intentan huir hacia Inglaterra”, denunció entre tanto la asociación Utopia 56, una de las organizaciones que ayudan sobre el terreno a los migrantes que llegan hasta esta costa normanda, el punto más cercano al Reino Unido desde Europa, y que denuncia de forma regular la situación precaria en la que viven los que buscan llegar hasta la costa británica. La asociación disputa la afirmación oficial de que los migrantes aceptaron voluntariamente subirse en autobuses para ser evacuados y asegura que lo hicieron “sin conocer su destino”.
La operación ha tenido lugar apenas unas horas después de que Darmanin discutiera por videoconferencia, la noche del lunes, con su par británica sobre la cuestión migratoria en esta región, aunque fuentes de Interior aseguraron a la AFP que la operación estaba prevista desde antes. El propio Darmanin se ha limitado a afirmar este martes que ambas partes van a “continuar la cooperación operativa y reforzar la acción común contra las redes de traficantes”. Por su parte, Patel ha indicado que reiteraron “la importancia de trabajar juntos para hacer inviable esta ruta mortífera”. El tono de ambos es claramente más comedido al utilizado en las horas y días previos a la cita —inicialmente prevista en París, pero que acabó siendo telemática a causa del atentado en Liverpool que trastocó la agenda de Patel—, en las que ambos ministros habían vuelto a lanzarse duras acusaciones en torno a la responsabilidad sobre las travesías de migrantes en el canal, que este año superan ya los 23.000, una cifra absolutamente récord.
Francia, que por un acuerdo bilateral gestiona desde 2003 la frontera británica en la costa gala, reclama al Reino Unido que desembolse el dinero prometido el pasado julio, 62,7 millones de euros, para reforzar la seguridad y la vigilancia en la zona del canal de La Mancha. Londres por su parte acusa a París de no hacer lo suficiente para impedir que las embarcaciones precarias cargadas de migrantes partan de las costas galas rumbo a las británicas.
Francia “no necesita lecciones” del Reino Unido. Los británicos deben “dejar de usarnos como punching-ball [saco de boxeo] de su política interior”, reclamó Darmanin en la cadena CNews el lunes. “Somos nosotros los que sufrimos la política británica, no hay que invertir los papeles”, agregó y achacó el problema al “mercado de trabajo” británico que, dijo, “funciona en gran parte gracias a (…) gente en situación irregular que puede trabajar a bajo coste”. Si los británicos “cambiaran de manera contundente su legislación, la gente no iría a Calais o a Dunkerque”, añadió.
Un portavoz del primer ministro británico, Boris Johnson, replicó que Londres quiere “trabajar de forma constructiva” con París en esta materia. No obstante, dejó claro que se espera más de Francia. “Estamos proporcionando fondos a los franceses para que incrementen la vigilancia y la presencia policial que evita los cruces (…) pero hay que hacer más”, declaró, según The Guardian.
Las nuevas discusiones migratorias se producen en momentos en que la tensión entre Londres y París está al máximo debido a otro diferendo marítimo: las licencias de pescadores franceses para faenar en aguas británicas tras el Brexit. Tras amenazas mutuas de represalias, ambos Gobiernos han decidido bajar el tono. Las últimas conversaciones, celebradas la semana pasada, se realizaron lejos de cámaras y micrófonos. El secretario de Estado para Asuntos Europeos, Clément Beaune, se limitó el pasado martes a confirmar un nuevo encuentro sobre el tema con David Frost, el negociador británico del Brexit, y reclamó una “solución rápida”. El jueves, en la cadena BFMTV, Beaune indicó que aún faltan “unas 200″ licencias y que todavía había reuniones previstas.
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