El presidente argentino se rodea de la vieja izquierda sudamericana para celebrar el ecuador de su mandato

Alberto Fernández ha prometido hacer lo posible para que mejore la distribución de ingresos . Pero esa promesa no dependerá solo de él. El acuerdo con el FMI marcará los dos próximos años de su Gobierno

Alberto Fernández con Lula y Mujica este viernes en Buenos Aires.TOMAS CUESTA (AFP)

Alberto Fernández convirtió el 38 aniversario del regreso de Argentina a la democracia en una celebración multitudinaria en respaldo de su Gobierno a dos años de su asunción como jefe de Estado. Acompañado por su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y los exmandatarios de Brasil Luiz, Inácio Lula da Silva, y de Uruguay, José Mujica, Fernández agradeció la presencia de referentes de los derechos humanos y de miles de peronistas en la Plaza de Mayo y s...

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Alberto Fernández convirtió el 38 aniversario del regreso de Argentina a la democracia en una celebración multitudinaria en respaldo de su Gobierno a dos años de su asunción como jefe de Estado. Acompañado por su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y los exmandatarios de Brasil Luiz, Inácio Lula da Silva, y de Uruguay, José Mujica, Fernández agradeció la presencia de referentes de los derechos humanos y de miles de peronistas en la Plaza de Mayo y se comprometió a mejorar el maltrecho poder adquisitivo de los argentinos en la segunda mitad de su mandato.

“Decena de miles de argentinos que entregaron su vida fueron desaparecidos, torturados. Por la memoria de todos ellos, cuidemos nuestra democracia, defendamos a capa y espada”, dijo en los primeros minutos de su discurso Fernández, sobre un escenario montado frente a la Casa Rosada. Antes de él, Mujica, Lula y Fernández de Kirchner habían subrayado también la importancia de cuidar la democracia en un continente donde la mitad de su población se muestra desencantada con este sistema político.

Sin la presencia de la oposición, que ha criticado el costo del acto público, los Fernández arremetieron contra la gestión del expresidente Mauricio Macri, contra los medios de comunicación y la Justicia por lo que consideran una persecución judicial contra Lula y la vicepresidenta. “Estoy con vos, Cristina, porque sé de tu inocencia y honestidad”, dijo el presidente a su segunda después de haber manifestado su apoyo a Lula de cara a las futuras elecciones de Brasil.

El mandatario argentino intentó dibujar un futuro más luminoso que el presente, marcado por la dura situación económica del país después de tres años de crisis económica agravada por la pandemia de covid-19 de la que recién comienza a recuperarse. “Les prometo que el año que viene haré todo lo que esté a mi alcance para que la distribución del ingreso se mejore y las ganancias no queden en el bolsillo de unos pocos”, dijo el presidente argentino.

El cumplimiento de esta promesa es complejo. No depende sólo de la capacidad del Gobierno para estabilizar la compleja situación económica del país sino también de la negociación en curso con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar la deuda de 45.000 millones de dólares contraída durante el Gobierno de Macri. Argentina está obligada a llegar un acuerdo en los próximos meses porque no puede hacer frente a vencimientos por 19.000 millones de dólares en 2022.

“El FMI ha vivido condicionando a la democracia argentina”, advirtió la vicepresidenta al recordar los planes de ajuste impulsados por el organismo internacional en crisis previas del país sudamericano. “Ahora los tenemos otra vez adentro. Notifíquense, libertarios, que nos van a venir a controlar las cuentas”, agregó.

Una misión técnica integrada por funcionarios de Economía y el Banco Central argentino negocia en Washington los términos del acuerdo con el FMI. “Tranquila, Cristina, no vamos a negociar nada que signifique poner en compromiso el desarrollo social en la Argentina. No vamos a negociar nada que ponga en peligro el crecimiento del país”, le respondió el presidente. “La Argentina del ajuste es historia”, aseguró.

El tono optimista del Ejecutivo peronista choca con las proyecciones de muchos economistas. La mayoría da por hecho que la inflación se acelerará en 2022 y será aún superior a la de este año, que rondará el 50%. El crecimiento, por su parte, se ralentizará después de la recuperación cercana al 7,5% de este 2021 tras el histórico desplome del 9,9% en 2020, el año más duro de la pandemia de covid-19.

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