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Mario Draghi abre la puerta a presentarse como candidato a presidente de la república italiana

“Soy un hombre, si queréis, un abuelo al servicio de las instituciones”, asegura el primer ministro en pleno debate sobre su futuro político

El primer ministro italiano, Mario Draghi, a su llegada a la tradicional rueda de prensa de fin de año este miércoles en Roma.Foto: DOMENICO STINELLIS (AP) | Vídeo: EPV

El delicado juego de orfebrería política para encontrar al sucesor de Sergio Mattarella al frente de la presidencia de la república italiana, que se escenifica en el Parlamento y en los salones del poder, ya ha comenzado, pese a que es un largo proceso y las votaciones oficiales no se abren hasta mediados de enero. Por ahora no hay ningún nombre firme sobre la mesa, pero el del actual primer ministro, Mario Draghi, de 74 años, suena con fuerza desde hace tiempo. Italia está en pleno proceso de reformas para asegurar la buena marcha de las inversiones con los fondos europeos y aún queda un año de legislatura, lo que complica la batalla. Pero este miércoles, el expresidente del Banco Central Europeo, al frente del Ejecutivo italiano desde febrero, ha abierto por primera vez la puerta a presentarse como candidato a jefe del Estado. “Mi destino personal no cuenta. No tengo aspiraciones particulares de ningún tipo. Soy un hombre, si queréis, un abuelo al servicio de las instituciones”, ha deslizado, dando a entender que está disponible para convertirse en el próximo inquilino del palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la República.

“La responsabilidad de la decisión está completamente en las manos de las fuerzas políticas”, ha añadido Draghi en la tradicional conferencia de prensa de fin de año, en la que ha hecho balance y durante cerca de dos horas y media ha respondido a las preguntas de los periodistas. Draghi se ha referido al tema en ocasiones con un tono jocoso, incluso ha soltado una carcajada cuando le han preguntado si permanecería en el Gobierno hasta 2023 y ha evitado exponerse demasiado, pero ha despejado la incógnita.

Y ha dejado claro que el Ejecutivo que dirige ha cumplido con buena parte de sus encargos, ha creado las condiciones necesarias para utilizar de forma eficaz los fondos del plan de recuperación, ha asegurado el crecimiento económico, ha conseguido buenos resultados en la lucha contra la pandemia y podría seguir adelante sin él. “El Gobierno puede avanzar independientemente de quién esté al frente. Es el Parlamento el que decide”, ha señalado Draghi. Ha precisado además que el Ejecutivo en este tiempo ha cumplido los 51 objetivos del plan nacional de recuperación que se había marcado para este año y que había negociado con la Comisión Europea.

De sus palabras se deduce que alguien podría ocupar su puesto, apoyado por la misma mayoría heterogénea que ahora le apoya. La partida del Quirinal, que se juega cada siete años, siempre es complicada y de consecuencias imprevisibles, pero Draghi, el jefe de Gobierno más popular en décadas en Italia, es uno de los pocos que podría ser votado por todo el Parlamento para ser el próximo presidente.

Hasta hace no mucho, el hipotético ascenso de Draghi a la colina del Quirinal se consideraba difícil y se pensaba que alteraría el equilibrio político, supondría el fin de la actual mayoría parlamentaria y abocaría al país a elecciones anticipadas. Pero con las declaraciones del primer ministro esta teoría pierde fuerza.

Bajo su batuta, el Gobierno italiano ha adoptado en un tiempo récord varias reformas largamente solicitadas por la Comisión Europea. La última, aprobada en noviembre, limita los obstáculos a la competencia, simplifica las normas de los concursos públicos y combate los monopolios. Esta reforma de la competencia se suma a la reciente reforma de la justicia italiana, considerada una de las menos eficaces de Europa, para agilizar los largos procedimientos y aliviar la carga de los tribunales. Además, en octubre, el Gobierno también adoptó una reforma destinada a regularizar los inmuebles que nunca fueron declarados en el registro de la propiedad, conocidos como “casas fantasma”, estimados en más de un millón.

La presidencia italiana tiene poderes limitados y en gran parte sus intervenciones son ceremoniales, pero el presidente de la República, como ha demostrado Mattarella en los últimos años, puede llegar a desempeñar un papel clave en la resolución de crisis de Gobierno o los habituales callejones sin salida de la política italiana. Tener una figura de relieve y respetada internacionalmente como Draghi enviaría una señal de estabilidad y credibilidad.

En la rueda de prensa, Draghi también ha adelantado que el Gobierno estudiará este jueves la posible introducción de nuevas restricciones sanitarias debido a la variante ómicron y el aumento de contagios, como el uso de mascarillas al aire libre, posibles test para participar en algunas actividades o la reducción del tiempo de validez del pasaporte covid. El primer ministro afirmó también que no descarta extender la vacunación obligatoria, actualmente contemplada para profesores, médicos y fuerzas del orden, aunque no está previsto que el Ejecutivo lo aborde en esta reunión.

Draghi también ha tratado la cuestión migratoria, “un tema que está de nuevo en el centro de la agenda europea”. “Más allá de la distribución de los inmigrantes, que es un problema que puede superarse, hay que cambiar completamente el sistema de acogida”, ha señalado el primer ministro italiano. Y ha agregado: “Estamos en un momento en el que la industria europea tiene una gran necesidad de mano de obra, sobre esto hay mucha apertura en algunos países”.

La mayoría de partidos piden que se agote la legislatura

Los partidos políticos han acogido con cierto desasosiego la apertura de Draghi a la presidencia de la República, conscientes de que la salida del primer ministro podría abrir un embrollo político en el que las opciones pasarían por encargar a otra figura de consenso que agote la legislatura o convocar elecciones.

En general, para casi todos soplan vientos desfavorables en las encuestas. Salvo para la ultraderechista Hermanos de Italia, la única formación que está fuera de la coalición de Gobierno y que actualmente tiene una representación del 5% en el Parlamento y en los sondeos vuela hasta rondar el 20%, lo que la convertiría en la segunda fuerza política del país. Su líder, Giorgia Meloni, ha aprovechado la ocasión para atacar al primer ministro. “Más que una conferencia de fin de año, parecía una conferencia de fin de mandato. Dos horas y media de autocelebración, dice que ha alcanzado los objetivos pero no tenemos ninguna evidencia de ello. No ha admitido sus errores en la gestión de la pandemia”, ha dicho.

El Movimiento 5 Estrellas, la formación con mayor presencia en el Parlamento actualmente, ha alabado el deseo de Draghi de que la legislatura continúe con o sin él y no quiere oír ni hablar de un adelanto electoral, por los nefastos resultados que estiman las encuestas. El Partido Democrático mantiene una postura similar y se inclina por continuar la legislatura. Otro socio del Gobierno, la ultraderechista Liga de Matteo Salvini ha cambiado por enésima vez de opinión y ha señalado que le “preocupan” los “posibles cambios que podrían generar inestabilidad”. Hasta hace poco Salvini era el mayor defensor de Draghi para el cargo de presidente de la República. Acostumbrado a los virajes, difíciles de comprender a veces, Salvini es consciente de que unas elecciones anticipadas pondrían en juego su liderazgo en la derecha, dado el avance de Giorgia Meloni.

Forza Italia, de Silvio Berlusconi, ha agradecido su trabajo a Draghi y auspiciado su “continuidad” en su cargo actual. Por otro lado, es un secreto a voces que Berlusconi aspira a la presidencia de la República y no le convendría enfrentarse a un rival de la talla del actual primer ministro.

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