Ucrania responde al discurso belicista de Putin con un atisbo de normalidad en el corazón de Kiev
Zelenski graba un mensaje en la simbólica plaza de la Independencia para contrarrestar a Putin en el aniversario del fin de la II Guerra Mundial
Hitler, Mister Bean, Stalin, Lenin, Vladímir Putin, Arnold Schwarzenegger, Barack Obama, Angela Merkel, Recep Tayyip Erdogan, Kim Jong-un, Donald Trump, la reina Isabel de Inglaterra… Los rostros de una hilarante macedonia de personajes sorprenden al visitante en el corazón de Kiev, la plaza de la Independencia, más conocida como Maidán (plaza en ucranio). Unos tenderetes de recuerdos, donde también se ofrecen pulseras y otros abalorios con los colores patrios, tienen a la venta por 50 grivnas (1,5 euros) carnés de conducir falsos de todos ellos. Este es el mismo lugar, casi sagrado para los autóctonos y cita de las protestas de mayor calado, que el presidente Volodímir Zelenski ha elegido para grabar su último mensaje, hecho público este lunes. En él asegura que “pronto habrá dos Días de la Victoria en Ucrania”, la jornada tradicional que conmemora el triunfo de la II Guerra Mundial y la que celebre el triunfo frente a la actual ocupación rusa.
El vídeo se ha grabado precisamente con motivo de la celebración del Día de la Victoria, 9 de mayo, que conmemoran tanto ucranios como rusos por el final de aquella contienda mundial y la derrota de los nazis en 1945. Bajo ese argumento de la oposición al régimen de Hitler, los dos presidentes, Putin y Zelenski, uno en la plaza Roja de Moscú y otro en la plaza de la Independencia de Kiev, uno invasor y otro invadido, han defendido sus posturas en sendos mensajes.
“Hoy celebramos el Día de la Victoria sobre el nazismo”, comenta en tono firme el presidente ucranio para contrarrestar el argumento de Putin, que insiste en que hay que “desnazificar” Ucrania. Ante esa nueva victoria que anhelan, “el camino” es “complicado”, pero “no tenemos dudas de que lo lograremos”, señala en el vídeo mientras camina delante de una zona ajardinada de la plaza de la Independencia en la que se rinde homenaje con pequeñas banderas ucranias a los locales y los extranjeros muertos en la guerra.
El mandatario, un antiguo cómico de raíces judías, ha vuelto a cuidar la puesta en escena y a tirar de épica e historia en su alocución de algo más de cinco minutos mientras avanza sobre el asfalto por la elegante y simbólica calle Jreschatik hacia Maidán. Zelenski, vestido con el habitual color caqui que emplea desde que comenzó la contienda, recuerda, en nombre de la “libertad” y la “independencia” lograda por sus “ancestros”, que todas las guerras en las que se ha visto implicado su país han tenido “el mismo final”, la victoria. “Ningún enemigo ha logrado echar aquí raíces” y “no hay enemigo que pueda imponerse a nuestra gente libre. Pronto o tarde, ganaremos”. Solo un “loco” podría querer repetir un conflicto como la II Guerra Mundial, con unos 50 millones de muertos, el mismo que “hoy repite los horribles crímenes del régimen de Hitler”, afirma el presidente en su mensaje.
El Gobierno de Ucrania temió desde el primer momento de la ofensiva emprendida por Rusia el pasado 24 de febrero que la bandera rusa acabara ondeando en Maidán. Las tropas del Kremlin se acercaron mucho a Kiev, pero acabaron fracasando en su intento de tomar la capital. Los controles militares y los obstáculos para frenar a los tanques y los blindados permanecieron incluso cuando la contraofensiva de los militares locales los alejó decenas de kilómetros a principios de abril. Por eso Zelenski ha elegido este escenario para su mensaje del 9 de mayo, porque representa para Kiev el fracaso de la guerra emprendida por Putin.
La plaza ahora presenta un aspecto más parecido al que tenía justo antes de la invasión rusa. Las autoridades locales celebran que las tropas enemigas estén lejos, al menos de momento. Todos los carriles están abiertos a la circulación en la calle Jreschatik, por la que avanza Zelenski en solitario y sin tráfico para grabar su vídeo. En los laterales se amontonan los amasijos metálicos de las barricadas que se habían montado al comenzar la guerra. Son un recuerdo, todavía no muy lejano, de los días en que se temía una entrada a sangre y fuego de los militares rusos. También se han apartado a la acera los sacos terreros, algunos ya raídos por el paso de las semanas a la intemperie. Los ciudadanos han vuelto a deambular sobre los patinetes de alquiler, los locales de hostelería reabren poco a poco, también los quioscos de café y los vendedores de flores… la vida. En las mesas que ofrecen los souvenirs, entre ellos esos carnés de conducir de broma, dos mujeres, Ira y Lida, se ríen sin parar mientras tratan de protegerse del agua de los aspersores de la plaza en la que se han plantado en los últimos días tulipanes de distintos colores.
Pero este día de la victoria que tanto pregona Zelenski no se ve todavía reflejado del todo a pie de calle, pese a que la tensión en la capital es mucho menor que hace unas semanas. Muchos de los grandes negocios de la calle Jreschatik, como las franquicias de comida rápida internacional o gigantes de la moda española, permanecen con sus puertas cerradas en una ciudad de la que se han ido cientos de miles de habitantes. En la puerta de Mango luce el cartel de una mascarilla recuerdo de la pandemia, apenas una preocupación prebélica. En la fachada de Zara lucen dos pintadas con la leyenda Ukranian resistance junto a la sombra de militares en el frente de batalla.
Bajo ese clima de euforia contenida tratan de recuperar la normalidad las tiendas locales. En esa misma avenida, un centro comercial ubicado en un elegante edificio de 1952 ha reabierto sus puertas el pasado fin de semana. Pero entre las prendas de las decenas de marcas de moda local presentes, apenas se ve un puñado de clientes. Uno de los trabajadores, Andrei, de 24 años, comenta esperanzado que es necesario recuperar la normalidad “económica” y “psicológica” del país. En los escaparates pueden leerse grandes mensajes en ucranio y en inglés a modo de reclamo sobre los colores amarillo y azul de la bandera del país: “Valentía fabricada en Ucrania”.
Anhelos del pasado soviético en el este de Ucrania: “Nada era fácil, pero teníamos paz"
En una casi fantasmagórica Kramatorsk —considerada la capital militar de la región de Donbás—, el monumento en honor a los caídos en la II Guerra Mundial y el memorial de la llama eterna ha recibido un puñado de espaciadas visitas. Algunos tienen miedo a los bombardeos y al recrudecimiento de la guerra iniciada por Rusia en un día que muchos han visto como un punto de inflexión e intensificación de las batallas. Pero en una región deprimida, muy castigada por la guerra desde 2014 y en la que el Gobierno de Kiev no cuenta con una mayoría ferviente de partidarios, algunos visitantes también recelan de que no haya grandes celebraciones.
Katia y Andrei se han acercado a depositar flores en memoria de dos de sus abuelos, que lucharon en el Ejército Rojo. “Es triste e incómodo ver cómo algunos tratan ahora de reescribir la historia”, dice la mujer. Sin embargo, para la pareja, hablar de la guerra de Rusia contra Ucrania es un tema tabú.
Para Leonid, un pensionista de 65 años, tanto el Gobierno ucranio como el presidente ruso “mienten”. Lleva una fotografía de su padre, Ivan, que luchó contra el nazismo. “Putin y Zelenski deberían haber tenido la cabeza fría para negociar”, se lamenta. Echa de menos los tiempos soviéticos, dice. “Nada era fácil, pero teníamos paz. Estábamos juntos como hermanos”, afirma antes de colocar un ramo de flores en la tumba de su padre.
Leonid no está especialmente asustado por el estruendo de las explosiones que este lunes han sonado con fuerza en todo el área de Kramatorsk y Sloviansk. Las fuerzas rusas están empujando con fuerza desde el norte y el este para avanzar en Donbás, foco principal de la segunda fase de lo que Vladímir Putin llama “operación militar especial”. Este lunes, en su discurso por el Día de la Victoria, el líder ruso habló de área de Donbás (que comprende las regiones de Donetsk y Lugansk, parte en control del Kremlin a través de los separatistas prorrusos), y anunció que soldados llegados directamente de la zona estaban desfilando en la plaza Roja de Moscú.
El Kremlin se está aplicando con fuerza en el este de Ucrania y después de semanas de avances mínimos está tomando territorio en la región de Lugansk, donde han intensificado los bombardeos. El sábado por la noche, unas 60 personas quedaron atrapadas bajo los escombros de una escuela en Bilohorivka, en los sótanos de lo que era ya el último refugio de un pueblo casi vacío. Las tropas rusas luchan ahora allí calle a calle y las autoridades ucranias no han podido lanzar una operación de rescate. No hay señal de supervivientes. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, dio por hecho en la noche del domingo que habían fallecido.
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