Ucrania presenta en Suiza un ambicioso plan de reconstrucción de 720.000 millones
Kiev reclama que el programa se financie principalmente con activos confiscados a Rusia y a los oligarcas sancionados
La ofensiva rusa en Ucrania prosigue y se enquista poco a poco como un torniquete en el campo de batalla. Mientras tanto, en la plácida y neutral Suiza, lejos del barro y la furia, ha llegado el momento de hablar de lo que vendrá después: de la reconstrucción y también de cómo financiarla. Ucrania ha desvelado este lunes en la ciudad de Lugano un ambicioso plan de 750.000 millones de dólares (unos 720.000 millones de euros) en el que el Gobierno de Kiev ha estado trabajando a la carrera en las últimas semanas. Abierto a la participación de todo tipo de países e instituciones internacionales, su principal fuente de financiación deberían ser los activos confiscados a Rusia y los oligarcas sancionados, han reclamado las autoridades ucranias.
“Nuestro objetivo no es solo restaurar el vidrio y el hormigón, sino construir un nuevo país”, ha defendido el primer ministro ucranio, Denis Shmihal, al presentar el borrador de este programa durante la Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania, un evento que ha reunido este lunes, a orillas del lago de Lugano, a dirigentes de máximo nivel de Ucrania, la Unión Europea, el Reino Unido y diversas instituciones y organismos internacionales. La idea es que estas ayudas sirvan como alivio inmediato a un país que entra ya en su quinto mes de contienda bélica y a la vez como trampolín hacia la convergencia con el bloque comunitario, después que Ucrania haya sido reconocido como candidato a la adhesión.
Kiev ha esbozado cómo la principal y más lógica fuente de financiación de este plan deberían ser los activos confiscados a Rusia y a los oligarcas rusos, un jugoso pastel que estima entre 300.000 y 500.000 millones de dólares (entre 287.000 y 479.000 millones de euros). Esta medida resulta compleja de adoptar, ya que exige en gran parte de casos modificar legislaciones nacionales. Pero Bruselas ya ha dado los primeros pasos para abrir la puerta a que sea posible, al equiparar la violación de las sanciones de la UE contra Rusia con delitos tan graves como el terrorismo o la trata de seres humanos, en los que ya está prevista la confiscación.
Las otras grandes fuentes de financiación serían las subvenciones y préstamos de las organizaciones financieras internacionales y de los países amigos, las inversiones del sector privado, las contribuciones a título privado de particulares y empresas, además de los Presupuestos de Ucrania, hoy mermados por una economía en pie de guerra.
La UE, el gran socio internacional de Ucrania y el destino final de su camino hacia la adhesión, tiene previsto desempeñar un papel clave en la reconstrucción. La intención de Bruselas es coordinar la ayuda a través de una “plataforma de reconstrucción”, tal y como la ha denominado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su intervención en Lugano.
“La plataforma reunirá a países, instituciones, al sector privado y la sociedad civil, a nuestros socios de todo el mundo, desde Suiza hasta Estados Unidos”, ha esbozado Von der Leyen, quien ha incluido también en esa extensa lista a organizaciones europeas e internacionales como el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
“La reconstrucción de Ucrania no es un proyecto local. No es un proyecto de una nación, sino una tarea común de todo el mundo democrático”, ha proclamado el presidente del país, Volodímir Zelenski, en una alocución por videoconferencia durante el evento. Vestido de negro, ha buscado grandes palabras que impacten con fuerza en el patio de butacas de una sala repleta de dignatarios: “Restaurar Ucrania”, ha proseguido, “requiere de una gran financiación y de una inversión colosal”.
El plan, según ha indicado Shmihal en su intervención, ha sido ultimado en seis semanas y consta de miles de páginas. “Más de 3.000 expertos ucranios e internacionales, funcionarios y parlamentarios han [plasmado] su visión de qué tipo de país estamos construyendo y, lo más importante, de cómo vamos a restaurar nuestro país”, ha indicado el primer ministro ante un auditorio que ha aplaudido con entusiasmo cada vez que se mencionaba la candidatura de Ucrania a la UE.
Hasta la fecha, las pérdidas directas en infraestructuras de Ucrania ascienden a más de 100.000 millones de dólares, según las cifras manejadas por Kiev: han sido destruidas o dañadas más de 1.200 instituciones educativas, más de 200 hospitales, además de miles de kilómetros de gasoductos, de carreteras, de líneas férreas y de infraestructuras de la red de agua y de electricidad.
Tres fases
El programa se estructura en tres fases, ha señalado Shmihal. En una primera se busca restaurar de forma inmediata elementos imprescindibles para la vida de las personas, desde canalizaciones de agua a puentes y pasos provisionales, un trabajo ya en marcha con cargo al presupuesto de Ucrania. En la segunda fase ―“inmediatamente después del cese de hostilidades y de la victoria de Ucrania”― se pretende encaminar el país hacia una recuperación rápida, con la renovación de escuelas y hospitales y la construcción de viviendas temporales para que regrese la vida a las ciudades y comunidades destruidas. La tercera busca una transformación a largo plazo y abarca todos los ámbitos, desde la educación y la medicina hasta la transición ecológica y la industria militar.
A medida que el teatro bélico se encamina inexorablemente hacia una más que probable guerra de desgaste, los eventos y las iniciativas encaminados a insuflarle una nueva vida a Ucrania –lejos de Rusia, más cerca de la UE y de las democracias liberales– se multiplican.
En Lugano, la ministra de Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, ha mostrado el compromiso de su país para albergar la próxima conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania en 2023 (lo que le ha valido el aplauso del público). “Utilizaremos el poder de la City de Londres y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, que tiene su sede en Londres, para convertir a Ucrania en uno de los principales destinos de inversión del mundo en 2023″, ha indicado Truss, que vislumbra en este país un “vibrante” futuro económico impulsado por sectores como el de la tecnología agroindustrial.
Además, Bruselas quiere organizar una conferencia internacional de alto nivel después del verano que junte “a las mentes más brillantes y los principales expertos mundiales en reconstrucción”, según ha anunciado Von der Leyen, que se encargará de coordinar el evento junto con el canciller alemán, Olaf Scholz. Una de las tareas clave será asegurar que el dinero se gasta como corresponde.
En su intervención, la presidenta Von der Leyen ha destacado que la UE ya ha movilizado en torno a 6.200 millones de euros de ayuda financiera. El pasado viernes, además, la Comisión Europea propuso un primer tramo de 1.000 millones de euros de la nueva ayuda macrofinanciera a Ucrania, un paquete excepcional que se prevé que ascienda hasta los 9.000 millones de euros.
La propuesta complementará el apoyo ya prestado por la UE, incluido un préstamo de emergencia de 1.200 millones de euros pagado en el primer semestre del año. En conjunto, las dos vertientes del programa elevarían el apoyo total de ayuda macrofinanciera a Ucrania desde el comienzo de la guerra a 2.200 millones de euros, y podrían alcanzar hasta 10.000 millones de euros, una vez que el conjunto esté operativo.
El vicepresidente ejecutivo y encargado de asuntos Económicos de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha subrayado en cualquier caso que será necesaria “mucha más ayuda internacional”, teniendo en cuenta que el FMI calcula el déficit de la balanza de pagos de Ucrania en unos 39.000 millones de dólares solamente este año.
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