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La desaparición de una mujer en una escuela policial desata un escándalo Ecuador

La abogada de 34 años, madre de un niño de 13, fue vista por última vez el domingo en Quito tras visitar en ese centro a su pareja, un teniente que salió de allí sin acompañante

María Belén Bernal, desaparecida el 11 de septiembre, junto a su esposo, el teniente policía, Germán Cáceres.
María Belén Bernal, desaparecida el 11 de septiembre, junto a su esposo, el teniente policía, Germán Cáceres.RR. SS.

La madre de María Belén Bernal implora por su hija a la policía de Ecuador. No pide que la busquen sino que se la devuelvan. Una abogada de 34 años desapareció la noche del domingo día 11 después de ir a ver a su pareja, teniente del cuerpo, hasta la Escuela Superior de Policía de Quito. El caso está sin resolver, pero ha implosionado en el interior de la estructura policial por una cadena de omisiones que solo ha sido admitida este jueves, cuando la indignación ha escalado a nivel nacional. La Fiscalía relaciona preliminarmente el caso a un asunto de género, cuando 2022 es ya el año más violento contra las mujeres en Ecuador con 264 feminicidios contados hasta el mismo día de la desaparición.

“Policía, devuélvanme a mi hija”, clamaba ante los micrófonos la madre de la desaparecida. “Han pasado ya cuatro días y quiero respuestas”, insistía, contenida entre el sollozo y la rabia. Su nieto, de 13 años, está desesperado y pidiendo en Twitter que su madre regrese ya. El agente con el que estaba emparejada la ecuatoriana desaparecida, Germán Cáceres, era instructor en la escuela policial y está huido, pese a que la Fiscalía le tomó declaración antes incluso de que el suceso estallara a nivel mediático.

El ministro de Interior, Patricio Carrillo, ha reconocido este jueves que había quedado registrada la entrada de la mujer a las dependencias policiales pero no hay constancia de que hubiera salido en la noche del 11 de septiembre. “Hay registro de la salida de un vehículo, conducido por el oficial que es su esposo, con vidrios polarizados, pero no lo revisaron y no se percataron si salió o no salió”, reportó en una entrevista por la mañana, atribuyendo el evento a un “fallo humano, irracional, pero de humanos”.

En la versión que dio ante la Justicia, el ahora sospechoso declaró que había salido con su pareja en un auto y que la última vez que la vio fue cuando la dejó en una calle de Quito para que cogiera un taxi. El ministro de Interior apostilló que la Fiscalía no había pedido medidas cautelares contra el teniente, después de tomarle declaración, como una explicación de la fuga de Cáceres. Fue él mismo quien avisó a la madre de la mujer y puso la denuncia por desaparición. El Ministerio Fiscal cargó enseguida como reacción contra la Policía.

“Los agentes del orden tienen como función encontrar personas; no desaparecerlas”, lanzó la fiscal general, Diana Salazar, este jueves ante el revuelo del caso. Remató con una fuerte insinuación: “Cuidado vayan a manipular cualquier indicio”. La Fiscalía sacó, además, un extenso comunicado en el que aseguraba que después de tomar declaración al denunciante pidió a la Policía Nacional que se pusieran en marcha acciones de vigilancia y seguimiento. El resultado, finalmente, es que el principal sospechoso está huido, aún en plena búsqueda, y con una orden de baja del cuerpo policial por no haberse presentado a trabajar durante tres días.

Desde el primer momento, Carrillo ofreció absoluta “transparencia” y una investigación diligente ante un caso que, además de ratificar la agresividad de Ecuador contra las mujeres y la falta de programas para corregir esa realidad, acorrala la rigurosidad y efectividad de la acción policial. Admitió la posible implicación de un miembro policial como responsable de la desaparición y se desmarcó de la violencia machista. “Como ministro, no voy a tolerar ni ser cómplice de conductas irracionales e ilegales que atenten contra las mujeres”, se pronunció el miércoles antes de que diera a conocer los detalles de los últimos pasos de María Belén Bernal. Lo único que ha aparecido hasta ahora es el bolso de la mujer y una sandalia. Estaban en la Escuela Superior de Policía.

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