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“Había ambiente de ligue”: un comentario de Bolsonaro sobre unas adolescentes venezolanas escandaliza a Brasil

El presidente y candidato a la reelección pide disculpas para neutralizar daños mientras el equipo de Lula aprovecha para atacarlo

El presidente Jair Bolsonaro en un vídeo difundido este martes en el que pide disculpas. En el centro, su esposa, Michelle, junto a la embajadora venezolana, María Teresa Belandria. Foto: RR. SS.
Naiara Galarraga Gortázar

En una campaña electoral tan reñida como la brasileña, cualquier tropiezo puede ser letal porque implica perder (o dejar de ganar) unos votos que podrían significar la victoria el próximo día 30. Un comentario en el que sugería que unas adolescentes venezolanas se prostituían deslizado por Jair Bolsonaro hace unos días durante una entrevista ha desatado el pánico en su campaña después de que el equipo de Luiz Inácio Lula da Silva lo usara para atacarlo. El ultraderechista sacó la artillería pesada para defenderse y neutralizar daños en la recta final de la dura batalla electoral. El propio mandatario ha pedido disculpas en un vídeo este martes y hace dos días contrató una campaña en Google titulada “Bolsonaro NO es pederasta”.

Bolsonaro en su residencia oficial, octubre de 2022Foto: Reuters

Lo que circula en las redes sociales, que los brasileños de toda condición consumen con avidez, tiene mucho más peso en la campaña presidencial que los mítines o incluso los debates televisados. Sean datos falsos, comentarios sacados de contexto, exageraciones, medias verdades o mentiras escandalosas. Los brasileños, además, adoran un buen drama. Quedan 12 días para que 156 millones de electores elijan presidente. Las polémicas son constantes; nacen y mueren a enorme velocidad. Nadie ha conseguido medir con exactitud su impacto en los votantes, pero los candidatos las temen más que al diablo.

La polémica más reciente fue causada por Bolsonaro, que a la vez es su principal víctima. Desde el primer instante encendió todas las alarmas en su campaña. Resulta que, durante una entrevista para un podcast el viernes pasado, el ultraderechista sacó uno de sus temas favoritos para atacar a la izquierda, el riesgo de que, con Lula en la presidencia, Brasil se convierta en una Venezuela o una Nicaragua.

Y para explicar las penurias que padecen los venezolanos, recordó la visita que hizo en 2021 a unas adolescentes de esa nacionalidad acogidas en la periferia de Brasilia. Explicó que aquel sábado por la mañana “estaban arregladísimas para ganarse la vida”, se entiende que como prostitutas. Y en ese contexto, el presidente, conocido por sus comentarios machistas, pronunció las tres palabras que abrieron la caja de los truenos: “Pintou um clima”, una expresión difícil de traducir que viene a ser que “había ambiente de ligue” con aquellas “niñitas (…) bonitas, de 14, 15 años, arregladas”.

El equipo de Lula vio un filón en aquello y lo ha explotado durante días. Este mismo martes, la esposa de Lula, Janja Silva, protagonista activa de la campaña, ha tuiteado un vídeo antiguo en el que Bolsonaro se refiere a la misma visita y vuelve a sugerir que aquellas adolescentes inmigrantes se prostituían.

Concluida la primera vuelta con victoria de Lula por cinco puntos frente Bolsonaro, la campaña entró en modo de guerra sucia total. Desde entonces, las acusaciones han llegado a niveles que parecían insuperables, hasta incluir canibalismo o pactos con satán.

El vídeo en el que Bolsonaro pide disculpas es la culminación del frenético proceso para neutralizar daños y expirar el pecado. O “pedir disculpas a nuestras hermanas venezolanas por unas palabras sacadas de contexto por el daño que hayan podido causar”, como dice él en el vídeo que protagoniza con su esposa, Michelle, y la embajadora de Venezuela en Brasilia, Maria Teresa Belandria.

El potencial impacto de sus palabras o las versiones de lo dicho que llegan hasta los teléfonos móviles de las mujeres y de los evangélicos abrió una buena crisis. Bolsonaro es consciente del enorme rechazo que genera en las electoras y de que su comentario tiene un potencial explosivo entre sus seguidores más conservadores. Por eso, en cuanto la historia empezó a circular el fin de semana grabó un vídeo para explicar el malentendido a sus seguidores, aunque era ya madrugada y acababa de llegar de un viaje. Se le veía nervioso y alterado.

Aterrado ante la posibilidad de que Lula le sacara el tema el domingo en el primer debate entre ambos, Bolsonaro pidió amparo al Tribunal Supremo. Y, por si el asunto no tuviera ya aroma de telenovela, este ordenó que el vídeo con el polémico comentario fuera eliminado de las redes y prohibió a Lula esgrimirlo en el cara a cara televisado. Algunos comentaristas han destacado la ironía de que los jueces veten la difusión de una entrevista real por unas declaraciones del entrevistado y a petición de él mismo.

Este es el resbaladizo terreno en el que se mueve la campaña, mientras los dos candidatos multiplican su presencia en mítines por medio país, el Gobierno de Bolsonaro anuncia una tras otra medidas económicas para paliar, al menos momentáneamente, las estrecheces de las familias y los equipos digitales de ambos buscan en cada comparecencia del adversario las frases con más potencial de convertirse en un meme que destruya su reputación.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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