Muere el expresidente de Pakistán Pervez Musharraf a los 79 años
El dirigente, que vivía exiliado en Dubái, gobernó el país de 1999 a 2008 tras un golpe de Estado
El expresidente de Pakistán Pervez Musharraf ha fallecido este domingo en un hospital de Dubái, Emiratos Árabes Unidos, a los 79 años tras una larga enfermedad, según ha confirmado la familia, el Ejército paquistaní y la misión diplomática paquistaní en el emirato. El expolítico estaba ingresado desde junio en el Hospital Americano de Dubái debido al agravamiento de la amiloidosis (la acumulación en los órganos de una proteína) que padecía, según anunció su familia en ese momento.
Los jefes del Ejército de Tierra, la armada y la fuerza aérea paquistaníes han expresado sus condolencias por la muerte del que un día fue su jefe supremo, con grado de general de cuatro estrellas. El departamento de prensa del Ejército paquistaní confirmó el fallecimiento en un comunicado en el que expresó sus “más sinceras condolencias”. “Que Alá bendiga el alma del difunto y dé fuerza a la familia en duelo,” añade la nota.
Musharraf llegó al poder en Pakistán en 1999 tras un golpe de Estado contra el ex primer ministro Nawaz Sharif y dimitió en 2008, tras lo que viajó a Dubái y Londres en un exilio autoimpuesto. Durante su mandato, el país experimentó un acelerado crecimiento económico, mientras el militar intentaba introducir algunos valores liberales en un país musulmán muy conservador. Durante algunos años, gozó de un alto grado de apoyo entre la población, mientras que su mayor amenaza residía en los grupos islamistas, como Al Qaeda, que atentaron contra su vida tres veces.
Pero la realidad es que encabezaba un férreo régimen militar que reprimía todo conato de disidencia con mano firme, lo que, añadido a su apoyo a EE UU en su lucha contra Al Qaeda y los talibanes, terminó por enajenarle el apoyo de los paquistaníes y forzó su caída en 2008. En marzo de 2012, Musharraf regresó al país con el objetivo de liderar a su partido en las elecciones legislativas, pero un tribunal lo descalificó de la carrera electoral y quedó expuesto a una batería de cargos en su contra por sus acciones mientras estuvo en el poder. Se le permitió salir del país para recibir tratamiento médico, aunque estaba acusado de traición al Estado y terminó recalando en Dubái, donde residía desde 2016.
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