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Pietro Bartolo, eurodiputado italiano y médico de Lampedusa: “El estado de emergencia es injustificado”

El sanitario metido a político denuncia que la declaración del Gobierno de Giorgia Meloni puede “hacer creer que hay una invasión”

Pietro Bartolo, médico y eurodiputado italiano en el monumento Puerta de Europa, en Lampedusa, en 2019.
Pietro Bartolo, médico y eurodiputado italiano en el monumento Puerta de Europa, en Lampedusa, en 2019. Alvaro Garcia
Daniel Verdú

Pietro Bartolo (Lampedusa, 67 años) es médico. Pero en los últimos 30 años ha visto más cadáveres que el enterrador de un pueblo corriente. El eurodiputado (por el partido centrista Democracia Solidaria), durante años el único galeno con plaza fija en la isla de Lampedusa, ejerció mucho tiempo como última frontera entre la vida y la muerte de miles de migrantes que llegaban a la isla siciliana. Desde 1991, más de 300.000 estuvieron, de algún modo, bajo su supervisión. Pero hubo un punto de inflexión. El 3 de octubre de 2013, un pesquero, que había zarpado de Libia pocas horas antes con 518 personas a bordo, naufragó a pocas millas de la isla. Fue un caos, hubo negligencias en el rescate. Murieron 366 personas y Lampedusa se volcó en la ayuda a los supervivientes. La experiencia, sin embargo, cambió el rumbo político del lugar y de toda Italia: marcó la política de la siguiente década. Hasta hoy.

Giorgia Meloni acaba de declarar el estado de emergencia en toda Italia para afrontar la cuestión migratoria. Y el principal argumento que ha dado es el de la saturación del centro de acogida de la isla. “Es una vergüenza que todavía crean las mentiras y las tonterías que cuentan estos gobernantes que tenemos. Son todo mentiras. Generan pánico y clima de odio”, señala al teléfono desde Bruselas.

Pregunta. ¿Qué le parece la declaración del estado de emergencia?

Respuesta. Injustificada. Hablamos de algunos miles de personas, no seamos ridículos. Se habla de una emergencia nacional, como si hubiera habido una catástrofe. Pero el problema migratorio es algo estructural, aunque continúen llamándolo emergencia. Hay que tomar conciencia de eso y tratarlo así y no como un hecho temporal. El fenómeno migratorio se gestiona con una mirada a largo plazo. Si llegan a Lampedusa 3.000 personas en un fin de semana y no sabes gestionarlo, claro que se produce el problema. Pero es una estrategia para hacer creer que hay una invasión. Si fletaran barcos para trasladarlos a otros lugares, no sucedería. ¿De qué emergencia hablamos? Si hubiera una crisis especial habría que implementar la directiva 55, como hicimos con Ucrania.

P. ¿Por qué declararlo entonces?

R. Quieren volver a implantar los decretos de seguridad de Salvini y limitar la protección especial para acelerar los tiempos para repatriar. Pero no podrán hacerlo, porque necesitan acuerdos con los países de origen. Lo que hizo Salvini cuando cerró algunos centros de acogida fue mandar a gente a la calle. Y es absurdo. Porque esas personas nos pueden ayudar. Pero deben integrarse.

P. ¿Cómo es la situación en Lampedusa?

R. Estuve en Pascua y hay un gran malestar por parte de las fuerzas del orden y de la gente, que está obligada a vivir en malas condiciones. En un centro que puede acoger 400 personas hay ahora mismo unas 1.700. Y eso crea malhumor, desórdenes. Pero, como digo, hay medios para solucionarlo.

P. ¿Cómo ha cambiado el tratamiento de la cuestión migratoria desde 2013, cuando usted se hizo mundialmente conocido en los naufragios de Lampedusa?

R. Después de 2013, Italia dio una lección de civilización con la Operación Mare Nostrum, que tenía que ser europea y la hicimos nosotros. Italia se prestaba a salvar a la gente y no criminalizaba las ONG. Hoy no existe nada parecido. Sabemos lo que pasó en Cutro, sabemos que mucha gente muere y que este Gobierno no ha hecho nada más que criminalizar a las ONG. Y esto no está bien. Debemos trabajar conjuntamente y pedir a gritos un servicio de socorro en el mar a nivel europeo, cosa que hago yo en Bruselas desde hace tiempo. Sin embargo, y con gran tristeza, perdimos la batalla: 298 contra 300. Votaron en contra los nacionalistas y los partidos de derecha. Ahora lo estoy volviendo a proponer.

P. ¿Cómo ven sus colegas europarlamentarios esta declaración del estado de emergencia?

R. Es una novedad que crea estupor entre muchos parlamentarios. Como le decía, si valoramos los números, hablamos de algunas decenas de miles de personas. Ha habido momentos de más afluencia y no se aplicó ningún estado de emergencia.

P. ¿Cómo se debe afrontar la cuestión, pues?

R. Hay que cambiar de estrategia. Esa pobre gente no debería meter un solo pie en el mar. Hay que buscar canales regulares. Ellos dicen que hay que combatir a los traficantes bloqueando las salidas, pero eso favorece ese tipo de negocios. Cuantos más obstáculos, más suben el precio ellos y más rentable resulta. Hay que cambiar el paradigma. Hay que afrontar con inteligencia, racionalidad y visión de futuro abriendo canales regulares.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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