El Gobierno de Meloni invoca la teoría conspirativa de la “sustitución étnica” para criticar la inmigración
El ministro de Agricultura y cuñado de la primera ministra, Francesco Lollobrigida, alerta de que si los italianos no tienen hijos, serán sustituidos por migrantes. La líder de la oposición tacha sus palabras de “repugnantes”
El escenario, el Salón del Mueble de Milán, parecía de lo menos propicio para un incendio político de ese tipo. Pero como si hubiera sido una acción coordinada, la primera ministra, Giorgia Meloni, y el ministro de Agricultura (y cuñado de Meloni), Francesco Lollobrigida, decidieron usar términos reprobables para hablar de inmigración y demografía, uno de los temas candentes en las últimas semanas en Italia. El segundo se refirió primero a que el aumento de la natalidad es necesario para evitar “la sustitución étnica”, un término de clara connotación supremacista que utilizó sin ningún matiz. Meloni, en ese acto, remató luego el tema diciendo que no se necesitan más migrantes para paliar la mano de obra, sino que las mujeres trabajen.
La idea de sustitución étnica alude directamente a la teoría del Gran Reemplazo, de origen francés y según la cual los blancos católicos y la población cristiana europea está paulatinamente siendo sustituida por personas de origen no europeo. Concretamente por árabes y africanos. La idea, una teoría de la conspiración defendida por políticos de extrema derecha como Éric Zemmour, que obtuvo casi 2,5 millones de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas del año pasado, es el caballo de batalla de los supremacistas blancos y uno de los sustentos intelectuales de muchos de los atentados que se han producido en los últimos años. Como el de la isla de Utoya (Noruega) en 2011, en el que Anders Breivik asesinó a 77 personas, o el de Buffalo (Nueva York) en mayo de 2022, donde murieron 10 afroamericanos.
Lollobrigida, compañero de Meloni en los años de activismo posfascista, explicó así el término que remite a la teoría del Gran Reemplazo. Hay que “construir un bienestar que permita a la gente trabajar y tener una familia, apoyar a las parejas jóvenes para que encuentren empleo. No podemos ceder a la idea de la sustitución étnica: los italianos tienen menos hijos, así que los sustituimos por otros. Ese no es el camino”, dijo el ministro.
Las palabras de ambos hay que situarlas en el momento de crisis migratoria que vive Italia y la falta de respuestas efectivas aportadas por el Ejecutivo. Durante años, Hermanos de Italia se dedicó a gritar en el Parlamento y en las redes sociales contra la gestión de los flujos migratorios de los anteriores gobiernos. Luego, en campaña electoral, se encomendaron a grandes soluciones como un bloqueo naval de las pateras que llegan a Italia. Hoy, seis meses después de comenzar a gobernar, afrontan los peores datos de la última década. Solo desde el mes de enero, han desembarcado en Italia 34.124 migrantes, casi cuatro veces más que en el mismo periodo del año pasado. Una situación que hace pensar en que se batirá el récord de llegadas de 2017, cifrado en 181.000 personas.
La oposición que lidera Elly Schlein, al frente del progresista Partido Demócrata (PD), se mostró escandalizada. “Sus palabras son repugnantes e inaceptables por parte de alguien en su cargo. Nos retrotraen a los años treinta, son palabras que tienen el sabor del supremacismo blanco”, dijo Schlein durante una manifestación en Roma contra el último decreto del Gobierno en materia de inmigración y que se apresta a aprobar el Parlamento. “Espero que Giorgia Meloni y el Gobierno se distancien de estas declaraciones, realizadas el día en que el presidente de la República, Sergio Mattarella, visita (el campo de exterminio nazi de) Auschwitz”, dijo en referencia a la visita que el jefe del Estado italiano realizaba en ese momento a Polonia.
Nadie en el Gobierno italiano ha pedido disculpas hasta el momento por usar esa terminología, que ya había sido empleada por Meloni en el pasado. “¿Pero de qué habla Lollobrigida? Hemos llegado a niveles brutales”, criticó también el ex primer ministro Romano Prodi.
Las declaraciones de Lollobrigida coinciden con algunas medidas radicales que el Ejecutivo se dispone a tomar contra la migración irregular en Italia, como la declaración del estado de emergencia y la eliminación de la figura de la protección especial para los migrantes a través del llamado Decreto Cutro [por el municipio calabrés donde se produjo hace dos meses el naufragio que terminó con la vida de 91 migrantes]. Se trata de una medida muy discutida, pero sobre todo discutible: los expertos creen que solo creará más problemas sociales. El presidente Mattarella, que desde Polonia llamó a Europa a reformar las reglas de inmigración y asilo “prehistóricas”, no ve con buenos ojos que se elimine esta figura.
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