La inmigración, que enfrentó a Macron y Meloni, ahora los acerca
“Existe una visión compartida de la gestión de la cuestión migratoria entre Francia e Italia”, asegura una fuente del Elíseo
La inmigración, que repetidamente enfrentó a Emmanuel Macron y Giorgia Meloni desde que esta llegó al poder en el otoño de 2022, ahora los acerca. El presidente francés y la primera ministra italiana mostraron de nuevo su voluntad de entendimiento este viernes en Malta, donde se celebró una cumbre de países de la orilla europea del Mediterráneo. Es uno de los giros de guion más llamativos en la política europea del último año.
“Quiero que trabajemos con la presidenta del Consejo italiano”, dijo el domingo Macron en una entrevista televisiva, “porque ha tomado una decisión fuerte que no es la que, hace unos meses, había seguido Italia”. Y añadió: “No podemos dejar solos a los italianos”.
En París se considera que Roma ha dado un giro respecto a hace un año, cuando rechazaba los barcos de migrantes y los desviaba a otros puertos de la UE, y ahora asume la necesidad de una política conjunta europea. Roma, a la inversa, piensa que es París la que da la razón al dar prioridad, en vez de a la acogida, a limitar la salida de inmigrantes de África y a acelerar su retorno.
La llegada de miles de migrantes a la isla siciliana de Lampedusa, a mediados de septiembre, aceleró la reconciliación entre el centrista Macron y la postfascista Meloni. Desde entonces se han multiplicado los contactos y solo esta semana se han reunido dos veces.
La primera, este martes, cuando el presidente francés aprovechó su asistencia a los funerales de Giorgio Napolitano, expresidente italiano, para entrevistarse con la jefa de Gobierno de este país. Y han vuelto a verse las caras este viernes en la cumbre del llamado Med9, foro que agrupa a los miembros mediterráneos de la UE. En vísperas de la cumbre, una fuente del Elíseo, que pidió anonimato, declaró: “Existe una visión compartida de la gestión de la cuestión migratoria entre Francia e Italia”.
A La Valeta, capital de Malta, asistieron los jefes de Estado y de Gobierno de Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Portugal, Eslovenia, Italia y Malta, además del secretario de Estado de Asuntos Europeos de España (el presidente Pedro Sánchez faltó a la cita por la sesión de investidura). En la declaración final, defienden la necesidad de “reducir de forma efectiva” las salidas de migrantes hacia Europa. También piden “mejorar la tasa de retornos de demandantes de asilo” que han visto rechazada su petición o de personas “que no tienen un derecho legal a quedarse en la Unión”, y “reforzar” la vigilancia de la las fronteras exteriores.
La declaración de La Valeta refleja el entendimiento entre Meloni y parte de sus socios, entre ellos Macron. Hace un año habría sido difícil de imaginar.
El pasado noviembre, cuando Meloni llevaba 20 días en el palacio Chigi, estalló la primera crisis: Italia rechazó el desembarco en sus costas de un barco con inmigrantes, finalmente acogido por Francia. El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, acusó al Gobierno italiano de “no [haber] estado a la altura del deber de humanidad”. En mayo, el mismo Darmanin acusó a Meloni de ser “incapaz de arreglar los problemas migratorios para los que ha sido elegida”. Se trataba, para un Gobierno francés que afronta una pujante oposición de extrema derecha, de señalar que, cuando esta gobierna, es ineficaz. Nueva crisis.
En junio, en una reunión en el Elíseo, Macron y Meloni acercaron posiciones, precisamente en la inmigración. En otros temas, como las reforma de las reglas fiscales europeas, están alineados frente a los socios del norte.
Ahora la reconciliación avanza. Para Meloni es una manera de homologarse como líder europea fiable. Para Macron, una forma de pragmatismo. Y hay un cálculo político: el presidente distingue entre Meloni y Matteo Salvini, su socio de coalición y, a la vez, aliado de Marine Le Pen, líder de la extrema derecha francesa.
En la citada entrevista televisiva, Macron distinguió entre dos Italias. Está, de un lado, la que promueve “una respuesta simplista y nacionalista”. La de Salvini y, hasta hace unos meses, la de Meloni. Y, del otro, la que “asume su responsabilidad y juega su papel como primer puerto de entrada”. Esta es, según este análisis, la Italia de la Meloni actual y la que prefiere Macron.
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