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La UE supera el veto de Orbán y lanzará a Ucrania un salvavidas financiero de 50.000 millones de euros

Los Veintisiete apoyan sostener a largo plazo a Kiev frente a la agresión rusa con una concesión a Budapest para revisar la ayuda dentro de dos años

Guerra de Rusia en Ucrania
Los presidentes de la Comisión Europea (Ursula von der Leyen) y del Consejo (Charles Michel) con los líderes de Francia (Emmanuel Macron), Italia (Giorgia Meloni), Hungría (Viktor Orbán) y Alemania (Olaf Scholz), este jueves en Bruselas antes de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno.DPA/ Consejo Europeo

El húngaro Viktor Orbán, el socio más díscolo de la UE, ha vuelto a ceder. Los Veintisiete han dado luz verde este jueves en Bruselas a lanzar a Ucrania un salvavidas financiero de 50.000 millones de euros para cuatro años dentro de un paquete más amplio del marco financiero plurianual. El objetivo es lograr que el país invadido por Rusia siga a flote y pueda resistir a la agresión del Kremlin. El ultraconservador Orbán ha levantado el veto al paquete que bloqueó en diciembre. A cambio, la UE ha hecho a Budapest dos concesiones mínimas: que cada año se debata sobre la ayuda, pero sin capacidad de vetarla, y la opción de que el Consejo Europeo reclame en dos años y por unanimidad una revisión de ese sostén, según la declaración de la cumbre. Se trata de un freno de emergencia puramente simbólico.

La solución, no obstante, ha satisfecho al húngaro, que se ha apresurado en vender el pacto en casa como una victoria. “Misión cumplida”, ha lanzado Orbán en las redes sociales, donde ha hecho su propia interpretación de lo rubricado y ha asegurado que nada de los fondos europeos que debían ir a Hungría —algo que nunca estuvo previsto— irán a Ucrania y que ese freno de emergencia le da algún tipo de control.

El esperado acuerdo de la UE llega cuando Ucrania afronta una situación extremadamente delicada en el terreno por la falta de munición, cuando se van a cumplir dos años de guerra y los ataques a gran escala de Rusia a las ciudades con misiles se han incrementado. “Este paquete de 50.000 millones asegura una financiación firme, predecible y a largo plazo para Ucrania”, ha incidido el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una rueda de prensa. “Es un mensaje claro para Rusia, de que no nos dejaremos intimidar. Y a EE UU y otros aliados de que la UE mantendrá su sostén a Ucrania”, ha añadido. “Este es un buen día para Europa, que se ha hecho más fuerte”, ha afirmado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Para Ucrania, recibir la ayuda es crucial. Si no, podría verse abocada a dejar sin salario a decenas de miles de funcionarios y recortar prestaciones sociales a miles de personas.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, que ha hablado ante los líderes europeos por videoconferencia, ha expresado su agradecimiento y satisfacción por el acuerdo. “Esta es una señal clara de que Ucrania perseverará y de que Europa perseverará”, ha dicho en su canal de Telegram. El apoyo de la UE permitirá “reforzar la estabilidad económica y financiera a largo plazo en Ucrania”, ha dicho. “No es menos importante que la asistencia militar y la presión de las sanciones a Rusia”, ha subrayado. Kiev podría recibir una primera parte de los fondos en marzo. Antes hay que completar las partes más técnicas y el acuerdo sobre la revisión del marco financiero plurianual debe pasar por el Parlamento Europeo.

La presión hacia Orbán, más solo que nunca en su política de presión a la UE, ha sido enorme, reconocen fuentes de Bruselas. “No tenemos la llamada ‘fatiga sobre Ucrania’, hay fatiga sobre Viktor Orbán en Bruselas”, resumió antes de conocerse el acuerdo el primer ministro polaco, Donald Tusk, en referencia al ambiente de una cumbre crucial para la unidad del club comunitario. Tusk llegaba de Polonia, un país que hasta finales del pasado año formaba parte, con Hungría y su primer ministro, del selecto club de los socios populistas díscolos de la UE.

La soledad de Orbán

Esa soledad y la gran presión se ha visualizado en una pequeña reunión previa a la cumbre, en la mañana de este jueves. En esa cita, Michel, Von der Leyen y los líderes de Francia, Emmanuel Macron, Alemania, Olaf Scholz, e Italia, Giorgia Meloni, han acorralado a Orbán, que finalmente ha aparcado el veto. Después, se han sumado el polaco Tusk, el español Pedro Sánchez y el belga Alexander De Croo. El mensaje ha sido claro: eran 26 socios contra uno. Y una buena parte de esos 26 apuntalaron su postura y afianzaron su unidad en una cena el miércoles. Algunos mandatarios ondearon las posibles consecuencias para Budapest si mantenía el veto, entre ellas, reactivar el proceso para despojarle de su derecho a voto por sus incumplimientos del Estado de derecho; un botón nuclear que casi nadie quiere usar.

Mientras sus homólogos cenaban, Orbán acudió a ver a los agricultores que protestaban en Bruselas en manifestaciones respaldadas y parcialmente convocadas por organizaciones afines al partido del líder ultraconservador. El jueves por la mañana, el húngaro confesaba a Michel que apenas había dormido por el ruido de los manifestantes bajo su hotel, mientras el presidente del Consejo Europeo bromeaba con él, asegurando que era una “táctica belga” para vencer su resistencia.

Así, tras mes y medio de conversaciones con el húngaro, se ha llegado al acuerdo para desbloquear la revisión del marco financiero plurianual. Es un paquete financiero que, además del salvavidas para Ucrania (33.000 millones en préstamos y 17.000 en subvenciones), incluye nuevos fondos para las arcas comunes para afrontar los flujos migratorios, programas de competitividad europea y responder a los desastres naturales. Son elementos de gran importancia para varios Estados miembros.

La UE ha jugado al palo y la zanahoria con el primer ministro húngaro, apunta una alta fuente comunitaria. El ambiente en Bruselas ha sido nefasto, con Orbán acusando a la Comisión Europea de favorecer a otros socios y de mantener congelados fondos para Hungría (bloqueados por sus vulneraciones del Estado de derecho) injustamente. Mientras, el Ejecutivo comunitario ha sido duramente criticado por el Parlamento Europeo por liberar parte de esos fondos en vísperas de la cumbre de diciembre, un gesto que algunos han percibido como transaccional. En medio de ese ruido, los líderes han recordado este jueves en su declaración los criterios del llamado mecanismo de condicionalidad, que permite retener esos fondos europeos cuando el presupuesto comunitario esté en riesgo. Un recordatorio del que, sin duda, Orbán también hará su propia lectura.

Dudas en EE UU

El salvavidas financiero europeo de 50.000 millones de euros, propuesto por la Comisión Europea en junio como una de las nuevas prioridades de gasto de la UE, ha cobrado una importancia aún mayor para el país invadido cuando la ayuda de Estados Unidos flaquea. Washington mantiene bloqueado un paquete de unos 55.000 millones de euros por sus luchas internas (fundamentalmente por la reticencia de los republicanos) en un contexto en el que ondea la posibilidad de la vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump, que ha criticado la fórmula que ha usado el demócrata Joe Biden para sostener a Kiev. La UE puede quedarse sola en su apoyo a Ucrania, país ya candidato a la UE, y ante la amenaza que supone Rusia para la estabilidad de Europa, una amenaza que perciben de forma más clara los socios del Este, como Polonia o los Bálticos. De ahí la gravedad de la postura de Orbán, quien para algunos líderes ha puesto en riesgo la unidad del club comunitario en un asunto clave.

“Sostener a Ucrania es muy importante no solo por Ucrania, sino por Europa”, ha remarcado la primera ministra letona, Evika Silina, a su llegada a la reunión en Bruselas. Rusia es “la mayor amenaza para la seguridad europea”, ha insistido el alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell. “Tenemos que apoyar a Ucrania, porque si no el precio será muy alto”, ha añadido el jefe de la diplomacia europea, que ha reclamado que, además de los 50.000 millones en juego, este jueves se incremente el apoyo militar a Kiev. “Hungría necesita a Europa y debería analizar las ventajas que tiene al estar en la UE”, ha remarcado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.

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