Miles de personas protestan en varias ciudades de Senegal por el aplazamiento de las elecciones
El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, asegura que el retraso “amenaza con manchar la larga tradición democrática” del país y pide comicios “lo más rápido posible”
Miles de personas han salido este viernes a las calles de Dakar y otras ciudades de Senegal para protestar por el aplazamiento de las elecciones decretado el pasado sábado por el presidente Macky Sall y posteriormente avalado y fijado en 10 meses por el Parlamento. Sin embargo, las manifestaciones se han encontrado con una robusta respuesta policial, que ha intentado impedir toda concentración con gases lacrimógenos y en la capital ha impedido el acceso de los manifestantes a la plaza de la Nación. Grupos de jóvenes han incendiado neumáticos, troncos y muebles de madera, provocando numerosos fuegos en cruces y calles de muchos barrios de Dakar, que por la tarde ha quedado envuelta en una densa humareda. La circulación del ferrocarril ha tenido que ser suspendida debido a los disturbios.
“Nuestro presidente es un dictador”, grita Moussa, un joven agazapado en un portal del barrio de Colobane. Enfrente, una docena de policías le mira con gesto amenazador. De repente, el sonido de una explosión detrás de los agentes anticipa el vuelo de una granada lacrimógena que cae a sus pies. “¿Ves, no te lo dije? No nos dejan ni siquiera decir lo que pensamos”, añade. Unos metros más allá, una periodista del portal Seneweb es detenida con violencia al intentar filmar los incidentes. En la mayoría de ciudades del país, como Saint Louis, Diourbel, Kaolack, Mbour o Pikine, se viven escenas similares.
Estas protestas, convocadas a través de las redes sociales, son el primer test de fuerza del creciente rechazo a la decisión de Sall, que ha unido en su contra a decenas de sindicatos, colectivos sociales y partidos y candidatos de oposición, que no dudan en calificar la medida de “golpe de Estado constitucional” en medio de un clima de tensión e incertidumbre. Desde hace días, las calles de Dakar estaban prácticamente tomadas por las fuerzas del orden, que han respondido con una gran contundencia a todo intento de protesta. Numerosas arterias de la capital se han visto interrumpidas al tráfico por la colocación de barricadas.
El presidente Sall, quien no se presenta a las elecciones, justificó su decisión de retrasar los comicios por el conflicto abierto entre el Parlamento y el Tribunal Constitucional después de que este órgano aprobara la lista de candidatos a las elecciones, el pasado 20 de enero. La exclusión del opositor Karim Wade provocó que su grupo político, el Partido Democrático Senegalés (PDS), propusiera la creación de una comisión para investigar las supuestas irregularidades en el seno del Constitucional, iniciativa que salió adelante con los votos de la mayoría gubernamental. De fondo, el temor a una derrota del candidato avalado por Sall, el tecnocráta Amadou Ba, frente a la emergencia y el fuerte apoyo popular con que cuenta Bassirou Diomaye Faye, aspirante respaldado por el condenado opositor Ousmane Sonko y considerado un “radical” por el Gobierno.
La arriesgada decisión del presidente le está pasando factura también en su propio entorno. A las críticas públicas de antiguos colaboradores y amigos, como el cantante Youssou Ndour, se ha unido una serie de dimisiones que van desde Abdoulatif Coulibaly, secretario general del Gobierno, hasta la ministra de Estado Eva Marie Coll Seck, histórica colaboradora de Sall. Para la próxima semana están convocadas nuevas protestas a las que se han sumado la Liga de Imanes y Predicadores de Senegal y uno de los sindicatos de profesores de instituto más pujantes del país, que ha convocado una huelga a partir del martes.
En el ámbito internacional, llama la atención la contundente reacción del Departamento de Estado de Estados Unidos, que el pasado martes aseguró mediante un comunicado que el retraso electoral “va en contra de la fuerte tradición democrática del Senegal”, destacó que la votación en el Parlamento, tras la intervención policial para expulsar a miembros de la oposición, “no puede considerarse legítima dadas las condiciones en las que tuvo lugar”, e instó al Gobierno a restablecer el calendario electoral fijado. La Comunidad de Estados de África Occidental (Cedeao) también pidió que se mantuviera la fecha del 25 de febrero.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, expresó este viernes a través de un comunicado su preocupación por el retraso electoral, que “amenaza con empañar la larga tradición democrática de Senegal y podría abrir un periodo de gran incertidumbre”. El jefe de la diplomacia europea aseguró que, de hecho, ya estaba teniendo impacto “sobre la estabilidad y la cohesión social del país” y llamó a las autoridades a “respetar las aspiraciones legítimas de los ciudadanos y todas las fuerzas vivas”, a garantizar “las libertades fundamentales, sobre todo las de manifestarse pacíficamente y expresarse públicamente” y a “organizar elecciones lo más rápidamente posible”.
Por otra parte, más de un centenar de periodistas senegaleses se concentraron este viernes delante de la Casa de la Prensa de Dakar para protestar por la retirada de licencia y corte de la emisión de la televisión privada Walfadjiri por retransmitir los incidentes de los días pasados. El Gobierno acusa a la cadena de “propósitos subversivos, odiosos y peligrosos que amenazan la seguridad del Estado”, según explicó Moussa Bocar Thiam, ministro de la Comunicación. Reporteros sin Fronteras asegura que se trata de una “sanción abusiva” y “una terrible advertencia para los medios en Senegal”.
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