Michel reprende a Orbán por sus reuniones con Putin y Xi y le recuerda que la UE da un “apoyo inquebrantable” a Ucrania
Un grupo de 63 eurodiputados acusa al húngaro de dañar el Consejo de la UE y reclama que se prive a Budapest de sus derechos de voto
La crisis entre Hungría y la Unión Europea por la instrumentalización que está haciendo Viktor Orbán de su mandato como presidente semestral del Consejo de la UE sigue escalando. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que representa a los líderes de los 27 Estados miembros, ha reprendido por carta este martes al líder nacionalpopulista húngaro por sus visitas al ruso Vladímir Putin, al chino Xi Jinping y al estadounidense Donald Trump, como parte de lo que Orbán ha llamado “misión de paz para Ucrania”. Michel le ha recordado que no tiene mandato para negociar en nombre de la Unión y también que el club comunitario ha acordado dar su “apoyo inquebrantable” a Kiev. “No puedo aceptar su afirmación de que hemos llevado a cabo una política a favor de la guerra. Es todo lo contrario: Rusia es el agresor y Ucrania es la víctima en ejercicio de su derecho a la legítima defensa”, dice Michel en su misiva, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. El serio toque de atención a Orbán se suma a la decisión inédita de la Comisión Europea de boicotear las reuniones organizadas en Hungría por el Gobierno de Budapest durante su presidencia, al no enviar a comisarios. Varios Estados miembros barajan gestos similares con sus ministros.
“La presidencia rotatoria del Consejo no desempeña ninguna función de representación de la Unión en el escenario internacional y no recibió mandato del Consejo Europeo para actuar en nombre de la Unión”, le recuerda Michel en su misiva, en la que se expresa en términos muy duros contra Orbán, el socio más díscolo de la UE. El presidente del Consejo Europeo responde así a las cartas e informes detallados que el líder húngaro le ha remitido sobre sus recientes visitas a Moscú y a Pekín. También, sobre la última escala de esa “misión de paz”, que le llevó la semana pasada a Florida, a verse con el republicano Donald Trump, que aspira a volver a la Casa Blanca y es un político más cercano a Putin que al ucranio Volodímir Zelenski. Además, ha cargado contra la política de la Administración de Joe Biden de apoyo a Ucrania.
“Ningún debate sobre Ucrania puede tener lugar sin Ucrania”, dice Michel a Orbán, que durante su visita a Kiev, en los primeros días de su presidencia europea, reclamó al país invadido por Rusia un alto el fuego. “El camino más directo hacia la paz es que Rusia retire todas sus fuerzas de Ucrania y respete la integridad territorial de Ucrania”, insiste el presidente del Consejo.
El Gobierno de Orbán, por su parte, ha cargado este martes contra el boicot del Ejecutivo comunitario. “La Comisión Europea no puede elegir las instituciones y los Estados con los que quiere cooperar”, ha dicho Boka Janos, ministro húngaro de Asuntos Europeos. “¿Todas las decisiones de la Comisión se basan ahora en consideraciones políticas?”, ha lanzado en las redes sociales.
No obstante, aumentan las voces que reclaman algo más que medidas simbólicas contra Hungría —que no ha recibido ningún mandato europeo para sus viajes—, como la que ha decidido el Ejecutivo comunitario, que no enviará comisarios a las reuniones en Hungría. Y medidas duras. Un grupo de 63 eurodiputados, encabezados por el estonio Riho Terras, del Partido Popular Europeo (PPE), ha enviado una carta a la cúpula de la UE en la que aseguran que Orbán está dañando a la institución y reclaman que se le prive de sus derechos de voto, de acuerdo con el artículo 7 del tratado de la UE.
“Este comportamiento [húngaro] equivale a usurpar los poderes y prerrogativas de los Estados miembros en el ámbito de la política exterior”, dice la misiva. “Orbán está socavando activamente las posiciones comunes de la UE”, añaden. “Esto requiere acciones reales, como suspender el derecho al voto en el Consejo, ya que la práctica ha demostrado que las meras condenas verbales de esta situación no tienen ningún efecto”, sostienen los eurodiputados, la mayoría del PPE.
Además, varios grupos políticos se están movilizando para dar un buen varapalo a Hungría en la resolución sobre Ucrania que se votará este miércoles en la Eurocámara. Un apartado introducido por el PPE, que fue la familia política de Orbán hasta 2021, exige “consecuencias” para Hungría por su llamada misión de paz y recuerda que tras la visita del húngaro a Moscú, donde estrechó la mano de Putin, un ataque ruso alcanzó el principal hospital pediátrico oncológico de Ucrania, en Kiev.
También hay voces que no están a favor de boicotear a Hungría, como es el caso de Austria. A esto se añade que a los negociadores de los Estados miembros y del Consejo Europeo les preocupa la decisión de la Comisión de no enviar a comisarios a Hungría. Temen que Orbán utilice la medida para inflamar su retórica antieuropea por dejarlo fuera y también que esa iniciativa termine por dinamitar la presidencia húngara del Consejo de la UE y lastre el avance de algunos de los temas pendientes, explican fuentes comunitarias.
El líder nacionalpopulista húngaro tiene previsto acudir en septiembre a la Eurocámara a desgranar las prioridades de la presidencia, como es tradición. Sin embargo, el debate ahora es si el Parlamento debe cursar la invitación.
Balasz Orbán, director político del primer ministro húngaro, ya ha recogido el guante y ha clamado contra la carta de los eurodiputados. “Esta es la postura de los burócratas belicistas de Bruselas, que quieren boicotear la presidencia húngara de la UE. Larga vida a la democracia, supongo”, ha dicho este martes.
Hungría tiene un procedimiento abierto por sus vulneraciones hacia el Estado de derecho; situación por la que tiene congelados millones de euros en fondos europeos. Pero nunca se ha ido más allá. Y mucho menos se ha apretado el botón rojo de privarle de su derecho de voto.
Codo con codo con Trump
Tras los ataques de Orbán contra las personas LGTBI, sus maniobras para controlar la justicia y los medios de comunicación independiente, la UE y Hungría están viviendo ahora su peor relación histórica. El líder europeo más cercano a Putin y también a Trump, que ha dilatado la aprobación de sanciones contra Rusia por la guerra contra Ucrania y mantiene congelados más de 6.000 de euros destinados a reembolsar a los países por las armas enviadas a Kiev, está haciendo de correa de transmisión de la narrativa del Kremlin.
Tras la última y polémica reunión con Donald Trump, el pasado viernes en Florida, como parte de esa “misión de paz”, Orbán se ha vuelto a ver obligado a dar explicaciones a la UE. En una carta enviada a Charles Michel, y a los líderes de los Estados miembros, el húngaro recoge sus reuniones en Rusia, China y Estados Unidos y reitera que la Unión debería lanzar una iniciativa de paz, e involucrar a China en las conversaciones. Lo hace en línea con los detallados informes enviados la semana pasada, adelantados por EL PAÍS, en los que aseguraba que tanto Moscú como Kiev prevén que haya negociaciones de paz entre ambos antes de final de año, en lo que serían las primeras con las dos capitales tras las de primavera de 2022, a los pocos meses de la invasión a gran escala, cuando descarrilaron después de que Putin elevase sus demandas, según fuentes de la negociación.
“Estoy convencido de que, en el más que probable resultado de la victoria del presidente Trump, la proporción de la carga financiera de Estados Unidos y la UE cambiará significativamente en desventaja de la UE en lo que respecta al apoyo financiero a Ucrania”, dice Orbán en su última misiva, fechada el viernes y a la que ha tenido acceso este diario.
En su carta, en forma de cable diplomático, el húngaro insiste —como hizo en sus anteriores informes— en que Trump no esperaría a su investidura para lanzar una iniciativa para poner fin al conflicto, sino que lo haría antes. Que la UE se quede sola en su apoyo a Ucrania es uno de los principales temores en el club comunitario, que ya supera con creces la ayuda enviada a Kiev por Washington.
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