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A Ucrania le faltan soldados para frenar a Rusia

Los militares ucranios en el frente de Kurájove aseguran que el número de tropas se ha reducido drásticamente, un contratiempo peor que la necesidad de más armamento

A Ukrainian serviceman carries a projectile to fire towards Russian positions in the Kharkiv region, Ukraine, Wednesday, Oct. 16, 2024.
Un militar ucranio porta un proyectil para disparar hacia posiciones rusas en la región de Járkov (Ucrania), el miércoles 16 de octubre de 2024.Alex Babenko (AP)
Cristian Segura

Kurájove es un topónimo más de la provincia ucrania de Donetsk asediado por Rusia. Pokrovsk, Toretsk, Chasiv Yar o el propio Kurájove son municipios que las tropas invasoras están rodeando por norte, sur y este, haciendo más difícil para el ejército ucranio su defensa, hasta que este tiene que retirarse para evitar quedar aislado. Así ha sucedido este año en Avdiivka o Vugledar. “Probablemente veremos pronto que Kurájove sigue el mismo destino, sitiada por los rusos”, avisa Eugene Churbanov, subcomandante de inteligencia de batallón de la 46ª Brigada Aerotransportada, veterano militar con las máximas condecoraciones militares del Estado ucranio. El mayor problema de las Fuerzas Armadas Ucranias en Kurájove, dice Churbanov, no es la superioridad rusa ni la falta de armamento: lo que, por encima de todo, está permitiendo el constante avance ruso de los últimos meses es la falta de soldados en su regimiento.

Militares de cuatro brigadas defendiendo Kurájove han coincidido en el mismo diagnóstico en los tres días en los que EL PAÍS ha viajado por este sector del frente: el futuro de la guerra es negro para sus intereses porque no hay suficientes reemplazos. “¿Por qué estamos retrocediendo? Porque no tenemos rotaciones, no descansamos, estamos desmoralizados”, explica Shkoda, nombre en clave de un oficial de una unidad antidrones de la 46ª Brigada.

A school bombed in Kurakhove, Ukraine, on October 18.
Una escuela bombardeada en Kurájove, Ucrania, el 18 de octubre.Cristian Segura

Este militar, como otros consultados la semana pasada en este sector de la guerra, hace referencia al creciente problema de la fuga de soldados de sus posiciones. La fiscalía general ucrania ha indicado este octubre que son cerca de 100.000 los casos de abandono de posiciones o de deserción en lo que va de guerra, lo que equivale al 10% de todo el personal de las Fuerzas Armadas. Más de la mitad lo han hecho este 2024. “Yo tenía un amigo, lo llamábamos England. Combatió toda la guerra en línea cero, en Robotine, Soledar, Jersón… Estaba agotado, no podía más y los comandantes no le daban descanso. Hace unos días se marchó, sin más”, cuenta Shkoda.

Alexander, oficial de la 119ª Brigada de las Fuerzas de Defensa Territorial (TRO), revela que en la 116ª Brigada TRO hubo una rebelión en bloque en Kurájove, se negaron a seguir órdenes, y fueron trasladados a Sumi, desde donde se dirige la incursión ucrania en la provincia rusa de Kursk. Fue sonado también el caso del abandono de sus posiciones de 100 soldados de la 123ª Brigada TRO en Vugledar pocos días antes de ser ocupada por los rusos, a principios de octubre. Lo hicieron para denunciar que sin suficiente formación y armamento los destinaban a una defensa suicida.

Superioridad de tres a uno

Churbanov, sargento que ha sido herido siete veces en esta guerra, explica que por ley tiene derecho a abandonar el ejército. No lo hace, sin embargo, porque faltan hombres. Aporta un dato demoledor: revela que actualmente sus hombres pueden llegar a estar tres meses en sus posiciones sin descanso, sin ser rotados; hace un año, el máximo era un mes. En el primer año de guerra, la rotación básica era cada cuatro días.

El tiempo medio de los soldados en sus posiciones de Kurájove es de 25 días, según los militares consultados. Bison, combatiente de la 119ª Brigada, estimó que los rusos tienen una superioridad de infantería de tres a uno: “Gracias a Dios, no tienen información exacta de lo mal que estamos en según qué lugares”. Churbanov añade que los rusos están además “mejor equipados, mejor formados y adaptados a esta guerra que antes”.

Un mecánico de la 46ª Brigada ucrania instala una reja antidrones en un blindado, el 18 de octubre.
Un mecánico de la 46ª Brigada ucrania instala una reja antidrones en un blindado, el 18 de octubre.Cristian Segura

Dimson es el nombre en clave de un soldado de infantería raso que prefiere no desvelar en qué brigada sirve. Acaba de volver de un permiso de solo dos días. Tenían que ser más, pero le pidieron que regresara de inmediato porque el enemigo había tomado la posición que defendía su pelotón y han capturado a varios de sus compañeros. En silencio, mira en el móvil fotos de estos camaradas, como si esperara lo peor para ellos. Acto seguido muestra un video que apareció este domingo en Internet en el que se ve a un soldado de una patrulla de reclutamiento de civiles en Zaporiyia disparando al aire para ahuyentar a un grupo de gente que quería evitar que un joven fuera llevado al ejército a la fuerza. “Por cada chaval que reclutan así, se pierden 40 que podían plantearse incorporarse a filas”, opina Dimson.

Vídeos como este se han multiplicado desde la entrada en vigor, en mayo, de la nueva ley de movilización. No hay datos oficiales de los reclutados, pero Roman Kotsenko, del comité de Defensa del Parlamento ucranio, afirmó el 3 de octubre al diario británico The Times que el objetivo era cerrar 2024 con 200.000 nuevos soldados. Fuentes de inteligencia de Estados Unidos precisaron en septiembre a The Wall Street Journal que Ucrania ha perdido durante la guerra a 80.000 soldados y otros 400.000 han resultado heridos. La mayoría de los lesionados se recuperan y regresan al frente.

“No habrá gente para luchar”

La cita con Shkoda se produce en un establecimiento de Ulakle, a 10 kilómetros del frente, donde compra alimentos para los próximos días en los que estará en primera línea. “La movilización [de civiles] va mal porque la gente está asustada”, confirma Shkoda. “Ven que te cogen a la fuerza por la calle y que te envían con poca formación al frente. Yo no quiero a nadie así a mi lado, desmotivado, porque mi vida depende de ello”. Dimson asegura que dos de sus compañeros hechos prisioneros no tenían experiencia y solo llevaban tres días en el frente. Fue noticia la muerte este julio en el frente de Pokrovsk de Matityagu Anton Samborskii, hijo del gran rabino de Ucrania. Samborskii fue movilizado en mayo, solo recibió un mes de formación y a las tres semanas de combate, ya había muerto.

EL PAÍS también se reunió en Ulakle con un equipo de prensa del ministerio de Defensa que visita regimientos. El jefe de la misión, que pidió hablar sin desvelar su nombre, resumía así la situación: “El problema ahora no son las armas, es la gente. Nadie quiere ir al ejército. Las brigadas nos dicen que no pueden rotar, que están agotados. En breve no habrá gente para luchar”.

Hay otra razón para que las rotaciones sean menos frecuentes, y es la masiva presencia de drones bomba que dificultan el traslado de los soldados. El trayecto mismo para acceder a Kurájove fue una prueba de ello. Las tropas invasoras se encuentran en el extremo oriental de la ciudad y desde allí castigan la carretera que llega a la ciudad desde la Ucrania libre. El soldado al volante conecta primero las antenas del equipo radioelectrónico incorporado en el todoterreno que puede anular la amenaza de un dron interfiriendo la señal con su piloto. Cada vez más vehículos, sobre todo los blindados, llevan estos aparatos de guerra electrónica. La eficacia, indica Oleg, el militar que acompaña a este diario a Kurájove, es del 50%. Sin ello, la posibilidad de sobrevivir es mínima: así lo demuestra un vehículo sin este equipo, que estaba en medio de la carretera, destruido poco antes por un dron bomba.

Ukrainian military all-terrain vehicle with anti-drone radio-electronic equipment on October 18 in Kurakhove.
Todoterreno militar ucranio con un equipo radioelectrónico antidrones, el 18 de octubre en KurájoveCristian Segura

Kurájove es ahora otra ciudad fantasma más, sin vida, más allá de los militares refugiados en sótanos. El lugar espera a los designios del Kremlin, a que sea arrasada con su artillería y su aviación antes de asaltarla. La respuesta ucrania puede ser defenderla en combate urbano o abandonarla, como sucedió en Avdiivka. Pilotos de drones de la 113ª Brigada TRO y Shkoda coinciden en que la apuesta ucrania por hacer la guerra con drones tiene una desventaja en la defensa en zona urbana: estos vehículos no tripulados son más difíciles de manejar entre edificios que en campo abierto.

“Si no cambian mucho las cosas, a Rusia no se le podrá parar”, explica Churbanov con un tono de voz tranquilo y triste, sobre todo agotado, “si no cambian mucho las cosas, a nuestros nietos también les tocará seguir luchando”.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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