Rusia trata de ganar influencia en Oriente Próximo al impulsar contactos con Hamás para liberar rehenes
Putin, anfitrión de la cumbre de los BRICS, se reúne este jueves con el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas
Hamás quiere dar un impulso a los contactos para liberar a rehenes de Gaza tras la muerte de su líder, Yahia Sinwar, la semana pasada en un ataque israelí y a la espera del nombramiento de sucesor. El grupo fundamentalista palestino trata de priorizar la salida de la Franja de dos secuestrados de nacionalidad rusa ―dos militares del ejército israelí― si se alcanza un acuerdo con Israel. El número dos del politburó (consejo político de Hamás), Mousa Abú Marzouk presentó este hipotético movimiento como “un gesto” hacia Moscú durante un viaje a la capital rusa, adonde llegó el miércoles. Todo esto ocurre en un momento en el que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, trata de mantenerse como actor relevante en Oriente Próximo.
A cambio, la organización pide ayuda a Moscú para que, una vez haya terminado la guerra, impulse un gobierno palestino que no excluya a Hamás, que ahora gobierna en Gaza, pero que no tiene representación en Cisjordania. Por el contrario, Israel proyecta un futuro para la Franja en el que Hamás no está presente.
Hamás trata de mantenerse bajo el paraguas de Rusia como contrapeso frente a Estados Unidos, principal aliado de Israel. Putin se reúne este jueves con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, durante la cumbre de los BRICS que se celebra en la ciudad rusa de Kazán. Mientras, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mantiene los ataques en toda la franja de Gaza, ajeno a las críticas por no priorizar un acuerdo de alto el fuego que facilite la salida de los rehenes.
Las de Marzouk son las primeras gestiones que trascienden desde que las tropas israelíes mataron al líder de Hamás en el sur de Gaza. El autodenominado Movimiento de Resistencia Islámica sigue sin cubrir ese vacío en la cúpula. Otro de los interrogantes abiertos es quién llevará las riendas de esa posible tregua con Israel que pueda abrir la puerta a la liberación de los 101 cautivos entre civiles y militares que permanecen desde hace más de un año en la Franja. En torno a la mitad podrían estar ya muertos.
“Hemos discutido sobre la unidad nacional palestina y la creación de un Gobierno que debería dirigir la franja de Gaza después de la guerra. Hemos comentado nuestro punto de vista y el papel de la Federación de Rusia”, ha manifestado Marzouk a la agencia de noticias RIA Novosti después de haberse reunido con el viceministro de Exteriores ruso, Mijaíl Bogdánov. “Y hemos expresado nuestro deseo de que la parte rusa hable con Abbas para animarle a que comience a negociar en este sentido”, ha añadido.
“La parte rusa había pedido la liberación de las personas con ciudadanía rusa que están [retenidas] con Hamás. Solicitó la liberación de cuatro personas. Dos de ellas eran civiles y las liberamos [en el anterior canje de rehenes por presos palestinos] sin pedir nada a cambio, y las otras dos restantes son militares israelíes”, ha señalado el miembro de Hamás.
Uno de los dos rehenes de los que se habla es Alexánder Trufánov, de 28 años, con doble nacionalidad ruso-israelí. “Está con la Yihad Islámica. Es un oficial del ejército, fue capturado durante los combates y será intercambiado por prisioneros palestinos que se encuentran en territorio israelí”, ha prometido Marzouk, refiriéndose a los intercambios que prevé el grupo palestino. La Yihad Islámica publicó dos vídeos con palabras de Trufánov a finales de mayo. El otro prisionero es Maxim Jarquin, de 32 años, un militar israelí de origen ucranio. “En el momento en que fue capturado no era ciudadano ruso. Su familia viajó a Rusia y le consiguió la ciudadanía para que Rusia les ayudase a liberarlo”, ha explicado el mando del grupo fundamentalista.
De las palabras de Marzouk se desprende que los dos militares se encuentran con vida y localizados. Durante la única semana de tregua acordada hasta ahora en la guerra, a finales de noviembre de 2023, hubo canjes diarios de secuestrados por presos palestinos. Desde entonces, todos los intentos por reeditar aquel alto el fuego han fracasado.
El Kremlin ejerce un papel importante entre bastidores para Hamás. Marzouk ha viajado a Rusia al menos tres veces a lo largo del año largo de guerra, esta última mientras el país ejerce como anfitrión de la cumbre de los BRICS. El viaje del responsable de Hamás busca que Putin presione al líder palestino para que integre al movimiento fundamentalista en el poder y que no quede en el ostracismo tras la contienda. Como gesto de buena voluntad, ha prometido la liberación de esos dos rehenes ruso-israelíes.
Marzouk es el enlace de Hamás con Moscú. La capital rusa acogió entre el 29 de febrero y el 1 de marzo una ronda de consultas entre todas las facciones palestinas en la que este responsable del grupo palestino abogó por la formación de un Gobierno de unidad. “Hay algunas diferencias sobre este tema entre los partidos palestinos”, admitió entonces el miembro del grupo fundamentalista, que situó el principal problema en “la interferencia externa de Estados Unidos e Israel en los asuntos palestinos”. Estos días ha vuelto a abordar este punto con las autoridades rusas. Además, Marzouk ha negado que la milicia integrista solicitase apoyo militar de Rusia. “Lo que realmente necesita es la ayuda de Rusia en términos humanitarios o en su apoyo en el Consejo de Seguridad de la ONU”, ha matizado.
Esta última visita a Rusia tiene lugar en medio de las críticas a Netanyahu por seguir priorizando la salida bélica en lugar de centrarse en la negociación de la tregua que facilitaría la liberación de los secuestrados. Las tropas de ocupación mantienen sus ataques en toda la Franja, especialmente en el norte, donde desarrollan una intensa ofensiva con cientos de muertos desde primeros de octubre.
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