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La riña de Trump a Zelenski pone aún más en duda la ayuda a Ucrania en el Congreso de EE UU

La mayoría de republicanos cierra filas en torno al presidente y los demócratas critican con dureza la posición prorrusa del presidente

El senador republicano Lindsey Graham, el viernes tras el choque en el Despacho Oval.
El senador republicano Lindsey Graham, el viernes tras el choque en el Despacho Oval.Nathan Howard (REUTERS)
Macarena Vidal Liy

El rapapolvo de Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, a Volodímir Zelenski en el Despacho Oval ha vuelto a exhibir las profundas divisiones en Estados Unidos sobre el rumbo de su política exterior. Mientras la mayoría de los republicanos han cerrado filas en torno a su líder, los demócratas —en busca de una estrategia para responder a la Administración rival desde el relevo en la Casa Blanca en enero— han lanzado duras críticas a las posiciones prorrusas de la Administración, e incluso su antigua campaña presidencial recurre al incidente para tratar de recaudar fondos.

El episodio de ira de Trump —a quien, ahora, su partido obedece ciegamente— pone aún más en duda que los legisladores vayan a aprobar en el futuro más ayuda para Ucrania: aunque buena parte de la mayoría republicana respaldaba a Kiev, es improbable que esos legisladores vayan a querer enemistarse con el presidente y sus partidarios por esa causa.

Entre los republicanos, la voz más rotunda de apoyo a Zelenski ha venido de la senadora Lisa Murkowski, que este sábado lanzaba un duro mensaje en redes sociales contra la política prorrusa de Trump. Hay, apuntaba la legisladora, “susurros desde la Casa Blanca acerca de que pueden cancelar toda la ayuda de Estados Unidos a Ucrania... Me enferma que la Administración parece estar abandonando a nuestros aliados y abrazándose a (el presidente ruso, Vladímir) Putin, una amenaza para la democracia y los valores estadounidenses en todo el mundo”. Otros en su partido que hasta ahora habían apoyado a Kiev han declarado su respaldo a la actitud del presidente.

En el lado demócrata no había fisuras. “Lo que pasó este viernes no fue bueno para Ucrania, no fue bueno para nuestros aliados en Europa y no fue bueno para Estados Unidos”, asegura un correo enviado a los simpatizantes demócratas desde el Fondo de Lucha de Harris, asociado a la campaña de la antigua candidata presidencial Kamala Harris y que había permanecido en silencio casi absoluto desde la derrota electoral de la exvicepresidenta.

El correo apunta que la reprimenda en la Casa Blanca fue una “desgracia” y una “demostración de lo que Kamala Harris nos advirtió durante su debate con Donald Trump [en septiembre del año pasado]: lo rápido que Trump —después de todo lo que el pueblo estadounidense ha hecho y se ha sacrificado para conservar la capacidad de Ucrania de luchar por su independencia— cedería en busca del favor y de lo que él cree que sería la amistad con [el presidente ruso] Vladímir Putin”. El texto pide a sus destinatarios una donación para “un Congreso que pueda ser un control sobre este Gobierno”.

El Partido Republicano, ahora en la oposición y que durante su etapa en la Casa Blanca apoyó incondicionalmente a la Ucrania de Zelenski en la guerra, se ha puesto del lado del presidente del país ocupado de manera rotunda.

“Hace el trabajo sucio a Putin”

En las filas demócratas, su líder en el Senado, Chuck Schumer, acusaba a Trump y Vance de “hacer el trabajo sucio a Putin”. La senadora Tina Smith, de Minnesota, opinaba que “esa rueda de prensa estuvo coreografiada para una audiencia de un solo espectador, en Moscú. Hubo una vez en la que luchábamos contra los tiranos; hoy, Trump y Vance hincan la rodilla de Estados Unidos, y eso nos debilita”. Por su parte, el demócrata de mayor rango en el Comité de los Servicios Armados del Senado, Jack Reed, consideraba lo vivido en el Despacho Oval “una emboscada política”.

El espectáculo ante las cámaras en el despacho presidencial ha recibido mayor división de opiniones entre los republicanos. Algunos de los que habían apoyado con entusiasmo a Kiev durante los tres años de guerra han dado ahora un volantazo en sus puntos de vista. El senador Lindsey Graham, gran aliado de Ucrania y también buen amigo de Trump, se mostraba muy crítico el viernes hacia Zelenski, apenas unas horas después de haber mantenido un encuentro cordial con él: “Lo que vi en el Despacho Oval fue irrespetuoso, y no sé si podremos volver a hacer tratos con Zelenski nunca más”, señalaba.

El congresista republicano moderado Don Bacon, de Nebraska, defendía en cambio a Ucrania. “Un mal día para la política exterior estadounidense. Ucrania quiere independencia, libre mercado y Estado de derecho. Quiere ser parte de Occidente. Rusia nos odia a nosotros y nuestros valores estadounidenses. Debemos dejar claro que defendemos la libertad”, apuntaba en un comunicado.

La gran mayoría, sin embargo, cerraba filas en torno a Trump y Vance. El senador Bill Hagerty, de Tennessee, y antiguo embajador en Japón durante el primer mandato de Trump, escribía también en X que “Estados Unidos no volverá a dejar que le ninguneen”. Y el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, presente en la reunión en el Despacho Oval y que fue el encargado de ordenar a la delegación ucrania que se marchara de la Casa Blanca tras el rifirrafe, expresaba su versión, en una entrevista este sábado con la cadena de televisión Fox News: después del griterío, explicaba, “no veíamos cómo podíamos seguir, cualquier conversación solo nos hubiera enfrentado más”.

Según cuenta, explicaba a Zelenski que debe aceptar los llamamientos estadounidenses a un alto el fuego: “El tiempo no está de su parte aquí en la Casa Blanca, ni en el campo de batalla, ni en la situación mundial. La asistencia estadounidense y la paciencia de los contribuyentes tienen un límite”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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