Trump suspende la ayuda militar a Ucrania para presionar a Zelenski
El presidente de Estados Unidos anunciará el martes el futuro del acuerdo económico con Ucrania en su discurso ante ambas cámaras del Congreso


El presidente estadounidense, Donald Trump, ha ordenado una pausa en la entrega de ayuda militar a Ucrania, una medida que redobla la presión sobre Volodímir Zelenski, para que demuestre voluntad de querer cerrar un acuerdo de paz con Moscú, según ha confirmado la Casa Blanca. La medida contra el aliado llega tres días después de la reprimenda, delante de las cámaras de televisión, del republicano y su vicepresidente, J. D. Vance, al líder del país invadido en el Despacho Oval.
Tras aquel rapapolvo, en el que Trump reprochó a su homólogo que no se mostrase suficientemente agradecido a Estados Unidos y puso en duda que quisiera de verdad llegar a un acuerdo, después de que Zelenski hubiera puesto de relieve la escasa fiabilidad del presidente ruso, Vladímir Putin, altos cargos estadounidenses habían indicado que el republicano se planteaba cortar la ayuda militar a Kiev que había aprobado su predecesor; Joe Biden, y que aún estaba pendiente de entrega.
“El presidente ha dejado claro que está centrado en la paz. Necesitamos que nuestros socios también estén comprometidos con esa meta. Hemos puesto en pausa y revisando nuestra ayuda para garantizar que contribuye a una solución”, ha indicado un alto cargo de la Casa Blanca, que ha hablado bajo la condición del anonimato.
Trump mantuvo este lunes una reunión con su secretario de Estado, Marco Rubio; el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, y el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, para decidir los próximos pasos a tomar en la guerra. Preguntado si había abordado la suspensión de la ayuda, el presidente aseguró que no lo había planteado.
La asistencia queda ahora suspendida hasta que el presidente estadounidense decida que Zelenski muestra un verdadero compromiso con la paz. La orden se extiende a todo el armamento que no se encuentre aún en suelo ucranio, incluido el material que ya estaba en tránsito o en Polonia a la espera de cruzar la frontera hacia el país invadido. En total, más de mil millones de dólares en equipos, y cientos de millones de dólares en ayuda en efectivo que Kiev solo puede utilizar para la compra de armas estadounidenses.
La decisión representa un duro golpe para Kiev, que tiene en Estados Unidos a su principal suministrador de ayuda militar. Y una demostración de que ni los mensajes públicos de gratitud de Zelenski hacia su hasta ahora socio indispensable —reiterados varias veces durante el fin de semana— ni la intervención europea —cuyos líderes se reunían este domingo en Londres para arropar al ucranio y diseñar un plan de paz aceptable para Kiev y al que EE UU se pudiera sumar— lograban hacer mella en la indignación de Trump.
El presidente estadounidense arremetía este lunes en dos ocasiones, de palabra y a través de internet contra el líder ucranio, del que ya interpreta cualquier declaración como malintencionada. Después de que Zelenski declarase que cree que la paz con Rusia “aún está muy lejos”, lo tomaba como una prueba de que su homólogo quiere retrasar el fin de la guerra. Y le advertía en un mensaje en redes sociales que “Estados Unidos no tolerará mucho más” esa supuesta desgana para negociar. Trump ha añadido en ese mensaje: “Este tipo no quiere la paz en tanto cuente con el respaldo estadounidense, pero Europa, en la reunión que tuvo con él, ha declarado claramente que no puede hacer el trabajo sin Estados Unidos”.
En sus declaraciones a la prensa esta tarde desde la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, Trump reiteraba que para que se reanuden los contactos entre su Administración y Kiev, el ucranio tendrá que mostrar profusamente su agradecimiento a Estados Unidos por la ayuda recibida durante tres años de guerra, y que el republicano cifra, falsamente, en 350.000 millones de dólares (en realidad no llega a los 200.000 millones). También parecía volver a juguetear con la idea de que Zelenski deba dejar su cargo.
En una comparecencia ante la prensa en la sala Roosevelt de la Casa Blanca, Trump insistía en la necesidad de llegar a un “acuerdo con Rusia, y un acuerdo con Ucrania, que vaya a tener el visto bueno de las naciones europeas, porque eso es importante”. Pero en aparente referencia, de nuevo, a Zelenski, apuntaba: “Puede que alguien no quiera hacer un acuerdo, y si alguien no quiere un acuerdo esa persona no va a estar ahí mucho tiempo. No se le va a prestar atención mucho rato, porque creo que Rusia quiere un acuerdo y el pueblo ucranio quiere un acuerdo, ya han sufrido mucho”.
Trump también daba a conocer que anunciará este martes, en su intervención ante ambas cámaras del Congreso en un discurso equivalente al Estado de la Nación, cuál será el futuro del acuerdo económico que ambos presidentes tenían previsto haber firmado el viernes, antes de la tarascada en el Despacho Oval. Aquí sí lanzaba un hilo de esperanza a Kiev. Preguntado si daba el pacto por muerto, respondía: “no, no lo creo”, y reiteraba que Estados Unidos necesita los minerales que podría extraer del suelo ucranio.
El pacto prevé la explotación conjunta de los recursos naturales de Ucrania, algo que Washington defiende como necesario para recuperar el dinero invertido en la ayuda militar. La Administración republicana también alega que ese documento vinculará las dos economías , dará un incentivo a Estados Unidos para defender a Kiev y servirá de elemento disuasorio para que Moscú evite una nueva invasión en el futuro.
Al tiempo que el presidente estadounidense incrementa en varias atmósferas la presión sobre Zelenski, la Casa Blanca se plantea recompensas al país agresor, Rusia, y examina la posibilidad de eliminar algunas de las sanciones que impuso a Moscú durante la guerra, en un nuevo paso en el acercamiento entre los dos Gobiernos y sus negociaciones para el fin de la guerra en Ucrania, según publica Reuters, que cita a un alto cargo estadounidense y a otra persona al corriente del asunto.
La oficina presidencial, según esta agencia de noticias, ha pedido a los departamentos de Estado y del Tesoro que elaboren una lista de las sanciones que se podrían eliminar. Esa lista se presentaría a los representantes rusos en las próximas reuniones entre delegaciones de los dos países para tratar sobre una mejora de las relaciones diplomáticas y económicas. Desde la llamada entre los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin a mediados de febrero, enviados de ambos gobiernos se han reunido al menos en dos ocasiones. La primera, en Riad, estuvo liderada por los jefes de las respectivas diplomacias, Serguéi Lavrov y Marco Rubio. La segunda se desarrolló la semana pasada en Turquía.
Según Reuters, las sanciones que los departamentos estadounidenses barajan retirar incluyen algunas contra diversas entidades e individuos rusos. No está claro qué es lo que Washington podría obtener de Moscú a cambio de ese paso.
Trump, que prometió durante la campaña electoral estadounidense acabar la guerra en 24 horas, ha adoptado posiciones mucho más favorables hacia Rusia en el proceso de negociación. En ningún momento ha adelantado qué planea exigir a Putin, al que ha calificado de “muy inteligente” y “un genio”, mientras que se ha mostrado enormemente crítico hacia Kiev.
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