Orbán prohíbe por ley la marcha del Orgullo LGTBI en Hungría
El partido del primer ministro ultraconservador enmienda la norma que regula el derecho de reunión y castigará a los infractores con multas, después de presentar una reforma de la Constitución


El primer ministro ultraconservador de Hungría, Viktor Orbán, ha materializado su amenaza de prohibir la marcha del Orgullo LGTBI con una enmienda de la ley que regula el derecho de reunión y que castigará a los infractores con multas. Los partidos del Gobierno nacionalpopulista, Fidesz y KDNP, han registrado la propuesta en el Parlamento, donde su supermayoría le garantiza éxito en la tramitación con un procedimiento acelerado que ya ha incluido su paso por la comisión jurídica. El colectivo LGTBI es solo uno de los que Orbán pretende reprimir esta primavera. En su punto de mira están también políticos, jueces, periodistas, ONG y activistas, como enumeró en su tradicional discurso por el día de la fiesta nacional el pasado sábado.
Orbán ya había advertido a los organizadores del Orgullo que “no deberían molestarse en prepararlo este año”, porque sería una pérdida de tiempo y dinero, como ha recordado en la red social X el portavoz internacional del Gobierno húngaro, Zoltan Kovács. “Los organizadores que engañen a las autoridades o participen en actos prohibidos a pesar de las advertencias de la policía se enfrentarían a sanciones”, ha detallado Kovács, que ha añadido: “Para evitar abusos, las infracciones se clasificarán como delitos sancionables con multas, recaudadas como deuda pública y destinadas a la protección de la infancia”.
La enmienda legislativa se ha concretado menos de una semana después de que los socios de Gobierno presentasen la 15ª reforma de la Constitución desde que Orbán volvió al poder en 2010, en la que supeditaba derechos fundamentales a la supuesta protección de los menores. “Está prohibido celebrar una asamblea que infrinja la prohibición establecida en la Ley de Protección de la Infancia”, dice el texto que se ha introducido en la norma. En concreto, como recoge el digital Telex, se refiere al artículo de esa otra norma que estipula: “Se prohíbe poner a disposición de los menores de 18 años contenidos pornográficos, así como contenidos que representen la sexualidad con fines de lucro personal, o que promuevan o muestren desviaciones de la identidad propia correspondiente al sexo asignado al nacer, la reasignación de género y la homosexualidad”.
Eszter Polgári, directora del programa jurídico de Háttér Society, la mayor organización de defensa de los derechos LGBTI del país, explica en conversación telefónica que las multas pueden ser de hasta 500 euros, una cantidad significativa en Hungría. La experta en derecho detalla que la enmienda deja al colectivo ante una gran inseguridad jurídica, con una interpretación legal amplia sobre el texto. “¿Qué quiere decir ‘contenido’ en una reunión? No sabemos a qué se refiere la ley”, dice.
El mensaje del Gobierno, lamenta Polgári, es que “el Orgullo per se es dañino para los niños”. “No hay ninguna prueba científica, sociológica o de cualquier tipo que sostenga que estar expuesto a la expresión de la homosexualidad sea nocivo para los menores”, advierte categórica. “Es una violación grave del Estado de derecho”, añade, cuyo resultado es “un efecto paralizador en el sistema”.
El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, ha asegurado que el Orgullo se celebrará pese a los ataques del Gobierno. “Budapest no os dejará solos, protegerá a todos aquellos que tuvieron y tienen el valor de defender su autoestima, de defender a su comunidad, de defender la libertad, el poder del amor...”, ha afirmado Karácsony en Facebook.
Los organizadores de la marcha han asegurado en una respuesta escrita a Hvg que siguen adelante con los preparativos para el desfile previsto para finales de junio y estudian qué pasos dar ante la justicia. La enmienda confirma, desde su punto de vista, “que ya no hay democracia en Hungría”. “Si intentan prohibir las manifestaciones en favor de los derechos de la comunidad LGBTI, no hay ninguna garantía de que no se prohíban las manifestaciones pacíficas de grupos que los partidos gobernantes califican de enemigos y chinches, alegando una falsa protección de la infancia”, añaden.
La ley anti-LGTBI de Orbán ha sido fruto de conflicto constante con Bruselas desde su aprobación en 2021. La Comisión Europea, a la que en un paso inédito se sumaron 15 Estados miembros, denunció a Hungría ante la justicia europea por vulnerar derechos fundamentales. La norma es uno de los motivos —junto a la corrupción y otros— por los que el Ejecutivo europeo congeló la transferencia de fondos al país, que todavía tiene bloqueados casi 22.000 millones de euros.
Orbán pronunció este sábado un polémico discurso ante miles de seguidores, cuando habló de “chinches” que había que eliminar, el día de la fiesta nacional. En una publicación de Facebook este lunes, el primer ministro ha sugerido que refería solo al líder de la oposición, Péter Magyar, en singular. Pero sus palabras exactas, transcritas al pie de la letra, no dejaban lugar a dudas y mostraban sus próximos objetivos: “Después de la reunión festiva de hoy viene la limpieza de Semana Santa. Los chinches han sobrevivido al invierno. Eliminaremos la maquinaria financiera que compró con dólares corruptos a políticos, jueces, periodistas, pseudo-ONG y activistas políticos. Eliminaremos a todo el ejército en la sombra. Son nuestros sinvergüenzas modernos, los esbirros de Bruselas que, por dinero, empujan el carro del imperio contra su país”.
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