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El vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, irá con su esposa a la polémica visita a Groenlandia

En un vídeo, el número dos del Gobierno estadounidense asegura que “muchos otros países han amenazado” a la isla y quieren usarla contra su país y también contra Canadá

La localidad de Ilulissat, de 4.000 habitantes, en Groenlandia Foto: Joe Raedle
Macarena Vidal Liy

El vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, ha anunciado que acompañará a su esposa, Usha, y al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, en el polémico viaje a Groenlandia que ambos tenían planeado para finales de esta semana. En un mensaje de vídeo distribuido por redes sociales, el número dos del Gobierno estadounidense bromea con que la visita, ampliamente criticada en la isla y en Dinamarca —el país que cuenta con la soberanía del territorio ártico— ha generado “tanta emoción” que él “no quería que ella tuviera tanta diversión sola”, por lo que ha decidido ir con ella.

Durante el viaje, anuncia el vicepresidente, visitará la base militar que Estados Unidos mantiene en el noroeste de la mayor isla del mundo. “Echaré un vistazo a cómo está la seguridad en Groenlandia”, dice. El presidente, Donald Trump, ha manifestado en varias ocasiones, y cada vez con mayor insistencia desde su investidura, que quiere hacerse con este territorio autónomo, bien comprándolo o bien por la fuerza. El mandatario incluyó a comienzos de este mes ese deseo, y una advertencia inquietante, en su discurso ante las dos cámaras del Congreso, donde es tradicional que los líderes estadounidenses expongan sus prioridades de gobierno para los siguientes 12 meses. “Nos haremos con ella de un modo u otro”, declaró entonces.

Las instalaciones militares estadounidenses que menciona Vance son la base espacial de Pituffik, donde se encuentra destinado el grupo 821 de la Fuerza Espacial estadounidense y que da apoyo a misiones de vigilancia del espacio y de defensa de misiles. Allí, según ha confirmado la Casa Blanca en un comunicado, Vance recibirá una sesión informativa sobre cuestiones de seguridad en el ártico y se reunirá con militares de EE UU.

Previamente, la Casa Blanca había indicado que Usha Vance viajaría a la isla para asistir a la carrera nacional de trineos arrastrados por perros, visitar lugares arqueológicos y conocer la cultura groenlandesa. Ahora, la visita a Pituffik reemplazará la carrera de trineos en la localidad de Sisimiut, la segunda ciudad de Groenlandia.

El vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, y su mujer, Usha, el 13 de febrero en Múnich (Alemania).

El vicepresidente asegura en su mensaje que la seguridad de la isla “es algo muy importante”. “Muchos otros países han amenazado a Groenlandia”, sostiene, sin precisar cuáles, cuándo o cómo. “Han amenazado con usar sus territorios y sus vías marítimas para amenazar a Estados Unidos, Canadá y, por supuesto, al pueblo de Groenlandia. Así que vamos a echar un vistazo a ver cómo están las cosas” en ese territorio bajo soberanía de un país socio y aliado en la OTAN.

El informe anual de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre las amenazas en el mundo, hecho público este martes, asegura que China y Rusia tienen la mirada puesta en la isla ártica, de 57.000 habitantes, para tratar de aprovechar sus recursos naturales y su posición estratégica. En parte, ese interés por parte de las grandes potencias rivales de Estados Unidos es lo que subyace en el deseo de Trump de anexionarse el territorio.

Vance, en el vídeo tiene tras de sí una bandera estadounidense y otra de Groenlandia, declara que habla en nombre del presidente estadounidense, Donald Trump, para decir que “queremos reforzar la seguridad del pueblo de Groenlandia porque creemos que es importante para proteger la seguridad de todo el mundo”.

“Durante demasiado tiempo, desafortunadamente, los líderes tanto en Estados unidos como en Dinamarca han hecho caso omiso de Groenlandia. Eso ha sido perjudicial para Groenlandia, pero también para el mundo entero, y creemos que podemos llevar las cosas en otra dirección”.

El anuncio de la visita de la delegación estadounidense ha causado furia y consternación en Groenlandia y en Dinamarca. En Copenhague, la primera ministra, Mette Frederiksen, calificaba de “presión inaceptable” la presencia de los altos cargos estadounidenses, que han decidido desplazarse a la isla sin haber recibido una invitación para ello. “No es una visita que trate sobre lo que Dinamarca necesita o quiere”, apuntaba la jefa de Gobierno.

El lunes, Trump había declarado que la visita de la delegación “es una muestra de amistad, no una provocación. Estamos tratando con mucha gente de Groenlandia que quiere que se tomen medidas para que estén protegidos y cuidados como es debido”, declaró el lunes el presidente estadounidense.

Trump ya coqueteó con la idea de comprar Groenlandia durante su primer mandato. La tajante negativa que recibió de Frederiksen le llevó a cancelar una visita oficial a Dinamarca que llevaba meses prevista. Pero él no era el primer líder estadounidense interesado en hacerse con la isla. Diversas administraciones lo intentaron en 1868, en 1910 y en 1946, pero siempre se toparon con la negativa danesa. Ahora, el mandatario opina que el descuido con el que Copenhague ha tratado al territorio autónomo ha posibilitado, por un lado, que Rusia y China traten de ganar posiciones en la isla, pero también el desapego de la población, inclinada a la independencia. El republicano considera que puede aprovechar ese malestar para ganarse la voluntad de los groenlandeses.

Los planes de la delegación estadounidense también han suscitado rechazo entre las autoridades del gobierno autónomo danés, comenzando por su primer ministro en funciones, Múte Egede, que el lunes pidió apoyos frente a la actitud “agresiva” de la primera potencia mundial.

El hijo mayor de Trump, Donald Trump Jr., visitó la isla en enero en un viaje realizado a bordo del avión propiedad del magnate republicano. Pero entonces, ni Trump era todavía presidente, ni los que se desplazaron tenían ningún cargo oficial.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
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