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Trump asegura que si pierde en noviembre no se volverá a presentar a presidente

El republicano, de 78 años, considera que las elecciones del 5 de noviembre son su última oportunidad de volver a la Casa Blanca

Donald Trump, este sábado con su nieto Luke durante un mitin en Wilmington (Carolina del Norte).
Donald Trump, este sábado con su nieto Luke durante un mitin en Wilmington (Carolina del Norte).Brian Snyder (REUTERS)
Miguel Jiménez

Donald Trump se juega todo su futuro político a una carta en las elecciones del próximo 5 de noviembre. El expresidente y candidato republicano, de 78 años, ha asegurado que si pierde frente a Kamala Harris no se volverá a presentar como candidato en las siguientes elecciones, en 2028. Ya es el candidato de mayor edad que opta a la presidencia, pero esta será su última oportunidad. Trump hizo esa declaración durante una entrevista con la periodista Sharyl Attkisson difundida este domingo.

En la entrevista, realizada en Mar-a-Lago, la mansión de Trump en Palm Beach (Florida), ya cerca del final, la periodista le pregunta al expresidente: “Y si no tiene éxito esta vez, ¿se ve presentándose de nuevo dentro de cuatro años?”. Trump contesta: “No, no me veo. No, no me veo. Creo que eso será, eso será todo. No lo veo en absoluto. Creo que con suerte vamos a tener éxito”.

Ya es inusual que un candidato derrotado en las urnas vuelva a optar a ser elegido, especialmente habiendo sido antes presidente. El único precedente de un presidente con dos mandatos no consecutivos es el de Grover Cleveland, que ganó las elecciones en 1884 y 1892. Otros candidatos lo han vuelto a intentar tras ser derrotados, entre ellos Richard Nixon, que perdió contra John F. Kennedy en 1960, pero ganó a Hubert Humphrey en 1968 y a George McGovern en 1972.

Trump es el primer candidato desde Nixon que encabeza la papeleta de uno de los grandes partidos por tercera vez, aunque a tenor de sus palabras, no habrá una cuarta, tanto si gana (una enmienda constitucional establece un máximo de dos mandatos) como si pierde.

El expresidente sigue sosteniendo el bulo de que su derrota de 2020 frente a Joe Biden se debió a un fraude electoral generalizado. Ha sido imputado por sus intentos de dar un pucherazo electoral, aunque él lo atribuye a una persecución política y se presenta como un mártir. El expresidente no se ha comprometido a reconocer los resultados del próximo 5 de noviembre, salvo que le otorguen la victoria.

Trump lanzó su primera candidatura a la reelección para las elecciones de 2020 el mismo día de su investidura en 2017 y anunció su última candidatura a la Casa Blanca hace dos años, en noviembre de 2022, poco después de unos resultados de las elecciones legislativas que resultaron decepcionantes para los republicanos. El expresidente ocupó el espacio, las bases le apoyaron y los candidatos alternativos, como Ron DeSantis y Nikki Haley, fueron derrotados sin paliativos.

El expresidente se enfrenta ahora a una reñida carrera contra la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris. Aunque esta ha conseguido cierta ventaja en las encuestas nacionales, la batalla está muy igualada en los Estados decisivos, los que decantarán la balanza en el Colegio Electoral, que es el que elige al presidente.

Trump maniobra, además, para dificultar el camino a su rival. El expresidente está presionando a los republicanos de Nebraska para que cambien la ley electoral estatal que hace que ese Estado, de mayoría republicana, sea uno de los dos que no otorga todos sus votos del Colegio Electoral al ganador en el conjunto del Estado. Da dos votos al ganador estatal y los otros tres a los ganadores en cada uno de los tres distritos en que está dividido su territorio para las elecciones a la Cámara de Representantes. Con esa división, Trump logró cuatro votos del Colegio Electoral en 2020 y Biden, uno. Entonces, ese voto no fue trascendente, pero ahora podría serlo.

Si Harris gana en lo que los demócratas llaman el Muro Azul (los Estados de Pensilvania, Míchigan y Wisconsin, en los que parece tener algo de ventaja) y pierde en los otros cuatro territorios decisivos (Carolina del Norte, Georgia, Nevada y Arizona), la vicepresidenta se impondría por 270 votos a 268, pero eso contando con el voto de Omaha, el distrito demócrata de Nebraska. Si los republicanos le arrebatan ese voto mediante una reforma electoral, habría un empate a 269 y en ese caso al presidente lo elegiría la Cámara de Representantes y al vicepresidente, el Senado. En la Cámara de Representantes, cada delegación estatal tendría un solo voto, lo que favorecería a Trump, que en ese escenario resultaría probable ganador.

En la entrevista difundida este domingo, la periodista también le ha preguntado al expresidente por la posibilidad de que Tulsi Gabbard o Robert F. Kennedy Jr, dos antiguos demócratas convertidos en trumpistas, formen parte de su gabinete si gana las elecciones, pero el expresidente ha eludido una respuesta directa. “Podría ser, pero no he llegado a un acuerdo con nadie. No es apropiado hacerlo. Es demasiado pronto”, ha contestado específicamente al ser preguntado sobre la posibilidad de que Kennedy fuera secretario de Salud y Servicios Humanos, como sugirió Nicole Shanahan, que acompañaba al antiguo demócrata como candidata a vicepresidenta.



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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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