Miedo al parto: ¿se puede llegar a controlar el dolor?
Dar a luz es motivo de ansiedad para la mayoría de mujeres y algunas llegan a padecer tocofobia, que es cuando el temor se vuelve extremo. Varios expertos explican que para que esto cambie las futuras madres deben ser entrenadas emocional, mental y físicamente
El parto sigue siendo motivo de ansiedad para la mayoría de las mujeres. Hay algunas que llegan a límites tan extremos que dar a luz se convierte para ellas en una fobia, llamada tocofobia. ¿De dónde viene el terror? “De todas partes, desde luego”, explica Aixa Laxmi, autora de El método Laxmi, 9 claves para un parto sin dolor (editorial Urano). “Está en el consciente y en el subconsciente colectivo. Dar a luz se ha convertido en una vara de medir el dolor, todos hemos escuchado alguna vez que expulsar una piedra del riñón duele tanto como el parto”, sostiene. La creación de su método, que consiste en un programa de movimiento, meditación y formación para una experiencia de parto plena y transformadora, fue la consecuencia de lo que le sucedió a ella. Y es que, a pesar de tener unas contracciones que se salían del monitor provocadas por la oxitocina sintética, no sintió nada de dolor. Según explica, no tuvo ningún control sobre el proceso e incluso la sometieron a una cesárea que hoy sigue sin comprender: “Salí bastante traumatizada”, sentencia. Esta experiencia fue lo que la impulsó a investigar sobre el útero, el proceso fisiológico del parto y las consecuencias en la salud de madre y bebé.
“La mayoría de las mujeres tienen partos muy dolorosos, en los que existe algún tipo de riesgo en algún momento y en el que hay que intervenir para que este sea posible o para salvar la vida de la madre, del bebé o de ambos. Esto es lo que hay que cambiar. Y es un problema multifactorial”, explica Laxmi. “Las enfermeras y matronas que asisten a mis cursos me cuentan que les llegan las mujeres aterradas, con muy poco control sobre sus cuerpos, con muy pocos conocimientos prácticos sobre cómo ayudar a sus bebés a nacer y, por más que quieran ayudarlas, en el momento del parto ya es demasiado tarde”, añade Laxmi. Además, desde hace décadas la atención al parto se ha tecnificado y medicalizado en exceso: “Se hace una atención al parto defensiva: vamos a actuar para que no ocurra algo peor. Pero, a menudo, ocurre algo peor precisamente porque se intervino sin necesidad. Hace falta una preparación al parto holística e integrativa”. Para la experta, es necesario un entrenamiento físico, porque las mujeres dan a luz con el cuerpo: “Aunque las mujeres estamos diseñadas para parir, nuestro estilo de vida sedentario va radicalmente en contra de dar a luz. Las mujeres deberían poder soportar bien el dolor, pero es el cansancio el que las vence”.
Esther Martínez Bécares, matrona en el Sergas (Servicio Gallego de Salud) y en Matronas e Nais —proyecto humilde que surgió para acompañar a la mujer en todas sus etapas vitales—, reconoce que hoy se asume sin cuestionamiento que el parto tiene que doler sí o sí, se tiene integrado que las funciones fisiológicas específicas de las mujeres (menstruar y parir) duelen. Pero que habitualmente lo hagan no quiere decir que sea normal, matiza. Ante la pregunta de si puede existir un parto espontáneo indoloro sin métodos analgésicos externos a la mujer, la experta contesta: “Puedo decir que sí, que en 17 años como matrona en paritorio acompañé algunos. Pensar, orinar, defecar, digerir, respirar, defenderse de las infecciones, ninguna de estas tareas fisiológicas duele… ¿Por qué entonces ha de doler el parto? Quizás algo pasa en nuestros úteros”.
Las mujeres, prosigue la matrona, no necesitan aprender a dar a luz, pero considera que sí se necesita una preparación integral para afrontar ese momento especial. “Los deportistas de élite realizan un esfuerzo físico y mental intensos, que pueden provocar dolor muscular y tensión emocional, pero no lo vemos como un sufrimiento, sino más bien como un disfrute, porque consiguen logros imposibles para otras personas que no entrenan tanto. Como matrona, creo que una mujer física, mental y emocionalmente entrenada, preparada y programada para surcar la intensidad de las contracciones y del nacimiento de su bebé puede experimentar un parto indoloro e incluso placentero”.
“El parto es un proceso hormonal y están implicadas las mismas hormonas que en una relación sexual”, retoma Laxmi. “Compartiendo intimidad con alguien de nuestra total confianza y que nos excita, se desatan esos procesos que, a pesar de ser una actividad físicamente intensa y con prácticas que podrían llegar ser dolorosas en otras circunstancias, producen disfrute y placer sexual”. Según sostiene, en la mujer la matriz se contrae con el orgasmo y es el mismo útero que se contrae para expulsar al bebé.
“El cerebro cumple una función importante en el proceso de parto y, conforme este avanza, la madre va liberando niveles crecientes de oxitocina y endorfinas, que además de contraer el útero producen el característico estado alterado de conciencia del parto, que conlleva una vivencia en la que cambia la percepción del tiempo”, explica Juan Nieto, director académico y psicólogo en el Instituto Europeo de Psicología Positiva. Al final del parto hay, además, una liberación masiva de hormonas del estrés: “Todas ellas facilitan que lo que sucede quede profundamente grabado en ambos cerebros, el de la madre y el del hijo. Para el bebé el parto significa un despertar, precisamente por esas hormonas del estrés que se liberan cerca del final. Así que nada más nacer, ambos, mujer y recién nacido, están listos para que su encuentro sea amoroso, por los altos niveles de oxitocina, adictivo por las endorfinas —hormonas del placer—, y quede grabado de por vida, por las catecolaminas, preparadas para actuar contra el estrés”.
“El parto en una situación que nos genera estrés porque aparece el miedo: a lo desconocido, a no saber controlar el dolor, a sentirse poco respetada por el equipo médico que está atendiendo, a que surjan complicaciones”, argumenta Nieto. Ante la situación de estrés, el cuerpo reacciona segregando diferentes hormonas como cortisol, estrógenos o prolactina. “Pero la que más puede perjudicar en el momento de parir es la adrenalina, porque inhibe a la oxitocina, que es que la que segrega el cuerpo para poner en marcha el proceso del parto. De hecho, es la responsable de las contracciones uterinas, favoreciendo la dilatación del cuello del útero y permitiendo el nacimiento del bebé. De modo que la adrenalina en el cuerpo ese día puede ralentizar o incluso frenar el parto. No puede haber contracciones si no hay oxitocina”.
Existen diferentes técnicas y entrenamientos que pueden aliviar el dolor del parto y conseguir que la mujer esté un poco más relajada. Juan Nieto cita algunas de ellas:
- Practicar yoga puede ayudar a reducir síntomas depresivos durante el embarazo, ayuda a reducir el estrés y aumenta la función inmunológica. También disminuye el dolor de espalda y ayuda a dormir mejor.
- El pilates es muy beneficioso, no solo a nivel físico sino también a nivel emocional. Algunos beneficios son: reducción del miedo al parto, posible mejora de la dilatación debido al trabajo de flexibilidad, fortalecimiento del suelo pélvico, mejora de la flexibilidad y la coordinación, práctica de respiración y autocontrol que pueden ayudar durante el parto.
- El training autógeno, que consiste en visualizar todos los músculos del cuerpo relajando, uno por uno, los contraídos por la tensión, ayudándose con la respiración lenta y profunda.
- Parto en el agua. La posibilidad de relajarse con una ducha caliente o de sumergirse en el agua ayuda a la dilatación.
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