López Obrador asegura que las mujeres no llenaron el Zócalo el 8-M por rechazo a la violencia de las protestas
El presidente de México critica los desmanes ocurridos en la marcha, que considera provocados también por infiltrados, y advierte de que ese no es el camino
“Da tristeza y avergüenza”, ha señalado este martes el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ante las imágenes de la pelea entre algunas feministas y la policía frente al Palacio Nacional, protegido este año con un infranqueable muro de hierro durante las protestas del 8 de marzo, Día internacional de la mujer. Esa ha sido su conclusión ante una marcha que cada año saca en México a miles que luchan por su vida o su integridad física y su libertad, vulneradas constantemente en la calle, lo que les priva de derechos humanos básicos de los que gozan en otros lugares del mundo.
La conferencia matutina de este martes ha recurrido a numerosas imágenes de martillos golpeando el muro y de fuego contra la policía para denunciar desmanes en la protesta del 8-M, donde las cifras oficiales recogen 66 policías y una decena de civiles lesionadas. “La gente no está de acuerdo con esto. Ante una causa tan noble como la defensa de los derechos de la mujer… Por eso no llenan el Zócalo. Millones defienden esa causa, pero ¿de esa forma, de esa manera? La violencia no es el camino”, ha dicho Andrés Manuel López Obrador. Pero no ha mencionado cuál es el camino que debe seguir un Gobierno para evitar que, cada año, se asesine a 3.000 mujeres y se reporten miles de violaciones, justo lo que pedían ayer las manifestantes.
La protesta este año, bajo el signo de la pandemia, no ha sido, en efecto, tan multitudinaria como la de 2020, donde también se rompieron cristales y se llegó hasta el Zócalo con los consabidos encontronazos con las fuerzas del orden. La movilización de 2021 venía precedida de una fuerte indignación entre las feministas, a quienes no ha gustado en absoluto el apoyo del presidente al aspirante a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, acusado de dos violaciones. No es solo eso. Cientos de mujeres que han marchado cuentan en primera persona que han sido violentadas. O sus familias. Tienen madres, hermanas o hijas muertas sin que la justicia se haya pronunciado sobre esos casos en años. Y eso es lo que las mueve a la protesta encendida, como dejan de manifiesto sus pancartas. “Antes las mujeres que las paredes”, clamaban por la exhaustiva protección de los edificios y monumentos desplegada. Otros cartones lamentaban que “el Gobierno protege más a los monumentos que a las mexicanas”. El resto de mujeres que se manifiestan por solidaridad con esta causa marchan con más sosiego.
“La violencia no se combate con violencia”, ha dicho el presidente, pero México está sumido en ella. “Quieren llegar con la gasolina a las puertas del palacio”, ha criticado. Las mujeres reprochan al Gobierno que esas puertas están siempre cerradas para ellas. El presidente, sin embargo, ha mostrado su asombro porque solo se concentraran, gritaran y lanzarán explosivos contra el edificio, que es, además, su residencia oficial. “Al lado está el Ayuntamiento y [ese lateral de la plaza] estuvo vacío todo el tiempo”, ha señalado. “Fue una provocación abierta. Mi reconocimiento a la policía, en especial a las mujeres. Los provocadores siempre buscan males mayores. Las policías se portaron muy bien, fueron momentos muy difíciles”, ha dicho López Obrador. Y ha informado de que en un momento habló con la jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, y barajaron la posibilidad de apoyar a las agentes con algún contingente masculino.
La protección de hierro que rodeaba el Palacio Nacional se convirtió en apenas unas horas en un muro de homenaje a las víctimas. Allí se dieron el lunes las principales peleas entre las manifestantes y la policía, que repelía con gas lacrimógeno el embate de las mujeres con martillos y explosivos caseros. El viento extendía el picante y todas las manifestantes, niños incluidos, se veían obligadas a retroceder corriendo en la plancha del Zócalo, entre toses y lagrimones. Una periodista ha preguntado al presidente esta mañana si lanzar gases tóxicos no es romper el protocolo de no agresión tantas veces enarbolado por el Gobierno bajo la frase “no somos iguales” a anteriores Administraciones. López Obrador ha dicho que no comparte ese punto de vista y ha reiterado que se trata de “provocación abierta y descarada”. “Eso es lo que predominó en todo el paso de la manifestación”, ha asegurado. Después ha dedicado unos minutos, como cada día, a cargar contra los medios de comunicación. Hoy ha sido distinto. El presidente estaba contento con la prensa mexicana porque no se había sentido criticado en ella.
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