Un incidente de última hora desaira a Checo Pérez y arrancará cuarto en el Gran Premio de Ciudad de México
Los Red Bull terminan detrás de los Mercedes en la clasificación. Bottas se queda con la ‘pole position’, seguido de Hamilton y Verstappen
Las tribunas del autódromo Hermanos Rodríguez están coloreadas con el azul, rojo y amarillo. Red Bull corre en su segunda casa después de Austria, todo gracias a Checo Pérez. Los organizadores del Gran Premio de Ciudad de México han pedido a sus aficionados vestir de verde, pero había que presumir que tienen a un piloto en una escudería estelar. El único latinoamericano en la Fórmula 1 arrancará este domingo en la cuarta posición, con esperanza de subirse al podio por primera vez en su país. En la clasificación, el mexicano tenía una última vuelta para probar la velocidad del coche y se despistó cuando vio salir el auto del japonés Yuki Tsunoda, de Toro Rosso, de la pista.
Si antes los aficionados mexicanos se volcaban con Mercedes, ahora son más reticentes: apoyar a Hamilton y Bottas significaba, para muchos, un acto de traición a la patria. La mayor esperanza era ver a un mexicano triunfar por primera vez en casa. Los legendarios hermanos Rodríguez no lograron coronarse en casa y el mejor lugar que Pérez ha alcanzado es un séptimo sitio en 2017 y 2019.
En las primeras prácticas libres, el piloto mexicano empezó con una mala noticia cuando perdió el control en una de las curvas finales y terminó estrellándose contra el muro. Los mecánicos de Red Bull tardaron 26 minutos en reparar el alerón trasero y el piso del auto. En los dos entrenamientos, Pérez terminó cuarto. Verstappen, prioridad en Red Bull, terminó primero en su segundo intento por encima de los dos Mercedes. Ya en la última tanda, Pérez recibió la confianza para intentar las vueltas más rápidas y con un tiempo de 1:17.024 se quedó con la prueba, por encima de su compañero. Los aficionados mexicanos del autódromo Hermanos Rodríguez enloquecieron: su piloto favorito estaba en la punta. Incluso el mexicano que toca la puerta de la Fórmula 1, Patricio O’Ward, no pudo contener su festejo pese a pertenecer a McLaren, el vecino y rival.
La clave era la clasificación, un coco para el mexicano en su temporada con Red Bull. Pérez poco a poco mostró la potencia del toro que llevaba como auto y le valió para alcanzar la Q3, la última fase de la clasificación, para no tener problemas, pero no podía ser el más rápido. En su vuelta final, el mexicano se salió de la pista cuando intentaba dar un golpe en la pista y se salvó de estrellarse con el Toro Rosso de Tsunoda. Eso también hizo que frenara Verstappen. “¡Agh, por amor de Dios!”, lanzó Pérez por el radio a su ingeniero. “El chico nunca me vio”, agregó. El secreto lo tenía bien guardado Mercedes que aguantó hasta la qualy y superó por velocidad a Red Bull, los favoritos en el fin de semana. “Mañana todo puede pasar, es una carrera bastante larga, hay que ser pacientes y llegar al final”, dijo Pérez al final y lamentó que su alerón trasero no estuviera en las mejores condiciones.
“Perdimos el balance en la calificación. De pronto se salieron frente de mí [Tsunoda y Pérez] y tuve que soltar”, lanzó Verstappen. Los expertos de la Fórmula 1 han sugerido que arrancar en la primera posición del Gran Premio de México no es una ventaja porque el coche de punta queda al descubierto. Los Red Bull, heridos en el orgullo, tendrán que lanzarse a la caza de los Mercedes.
En las gradas empezó a popularizarse un grito que nació de un meme. Entre los grupos y páginas en redes sociales se empezó a llamar a Checo Pérez como “viejo sabroso”, un adjetivo con más tintes de humor que nada. La broma escaló cuando en una conferencia de prensa le preguntaron al piloto por ella. “No sé si viejo”, bromeó. Sus aficionados se volcaron al ritmo de Seven Nation Army de The White Stripes, popular durante el Mundial de fútbol. Solo que la versión de Fórmula 1 era: “¡Eeel viejo sabrosooo!”. Pese todo, el cuarto sitio de Pérez entusiasma a todos sus paisanos.
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