El embajador de EE UU, sobre la reforma eléctrica: “No sé si sea posible llegar a una resolución”
Ken Salazar afirma que las empresas estadounidenses están “preocupadas” y que México “requiere” de esas inversiones
A Estados Unidos no le gusta la reforma eléctrica del Gobierno mexicano y, por ahora, se lo está haciendo saber en lenguaje diplomático. Sin entrar en polémicas, el embajador en México, Ken Salazar, ha reconocido este martes las diferencias entre ambos Ejecutivos. “Estamos viendo a ver si hay algunos caminos en que podamos llegar a una resolución. No sé si eso sea posible. Lo que sí creo es que tenemos una buena relación con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador”, ha dicho en una conferencia de prensa sin temas preestablecidos. Salazar ha señalado, además, que las empresas estadounidenses “por supuesto están preocupadas” y que México necesita de esa inversión.
La diplomacia estadounidense sigue de cerca la discusión sobre la reforma eléctrica, una de las prioridades legislativas del presidente mexicano. Salazar se reunió el viernes pasado con algunos empresarios del sector para recoger su punto de vista. “Tenemos que ver cómo va a caminar. Las empresas que han invertido en renovables con el respaldo de los Estados Unidos han invertido más de 1.000 millones de dólares”, ha afirmado el diplomático, en su residencia en el Paseo de la Reforma de Ciudad de México, ante una sala abarrotada de reporteros. “Hemos tenido reuniones con empresas que crean cientos de miles de trabajos y tenemos que asegurar que van a tener la energía que se requiere para el desarrollo”.
Presentada a principios de octubre, la propuesta de reforma plantea cancelar contratos vigentes de centrales particulares, muchas de ellas de energía renovable, con empresas y con la Comisión Federal de Electricidad (CFE). De aprobarse la modificación tal como fue presentada por el Ejecutivo, las empresas que antes se suministraban de electricidad a partir de privados, a una tarifa más barata que la ofrecida por la paraestatal, le tendrán que comprar a la CFE. El sector empresarial ha advertido de que ese cambio puede conllevar un aumento en los costos de producción.
Más allá del impacto económico, uno de los puntos más debatidos es la potencial incompatibilidad de la reforma con el T-MEC que une a México con EE UU y Canadá y que incluye cláusulas de protección para los inversionistas. Aunque Salazar ha evitado pronunciarse sobre ese debate, el embajador ha señalado que “las economías están enlazadas por siempre”. “México requiere las inversiones de las empresas americanas, no nada más en el sector de la energía, pero también en muchísimas otras cosas”, ha dicho. “Estamos viendo a ver cómo se pueden entender más los motivos de la reforma”.
La reforma todavía tiene por delante un difícil camino legislativo. Morena, el partido de López Obrador, y sus aliados no tienen la mayoría calificada que necesitan para aprobar una reforma constitucional. Entretanto, Estados Unidos está llamando a las puertas de los impulsores de la propuesta. La semana pasada, Salazar se reunió con la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para expresarle sus “serias preocupaciones”. Nahle respondió recordándole al embajador que “México y Estados Unidos por años han colaborado en el sector con absoluto respeto a sus leyes y soberanía de cada país”. Ambos, sin embargo, coincidieron en seguir con el “diálogo”.
Salazar ha insistido este martes en la “buena relación” que une a la Administración Biden con la de López Obrador y se ha declarado optimista. Ha enumerado las recientes visitas a México de una ristra de funcionarios estadounidenses de alto nivel, como el desembarco de la vicepresidenta Kamala Harris en junio y el del secretario de Estado, Antony Blinken, en octubre. “Hasta el año pasado no había diálogo entre los gobiernos. Ahora estamos hablando de las cosas más importantes entre EE UU y México y una de esas cosas es la energía”, ha señalado.
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