26 heridos, tres de gravedad y ningún detenido horas después de la batalla campal de Querétaro
El Gobierno del Estado asegura que la empresa de seguridad no desplegó todo el operativo al que se había comprometido y la Fiscalía local abre carpetas de investigación por delito de homicidio en grado de tentativa
El mundo del fútbol, y no solo, despertó este domingo conmocionado por las imágenes que seguían llegando de México. Horas después de la batalla campal entre los hinchas de los Gallos de Querétaro y del Atlas, en torno a las 11 de la mañana, el saldo oficial era de 26 personas heridas trasladadas al hospital, tres de ellas de gravedad y ningún detenido. Pese a ello, la Fiscalía de Querétaro ha abierto carpetas de investigación por delito de homicidio en grado de tentativa.
Las preguntas se acumulan con el paso de las horas sin que las autoridades tengan respuestas claras sobre lo que ocurrió y por qué no pudo evitarse la tragedia. Lo primero que las autoridades del Estado de Querétaro informaron es que la empresa de seguridad no desplegó a todos los elementos a los que se había comprometido en las reuniones previas sobre el operativo a desplegar en el estadio.
Solo la tragedia de Puerto Said, en Egipto, hace ahora 10 años, en la que murieron más de 70 personas y 1.000 resultaron heridas, se puede considerar de una magnitud mayor a la del enfrentamiento entre las hinchadas de los Gallos de Querétaro y Atlas. Con una diferencia muy clara, entonces apenas hubo registro gráfico de los incidentes en sí, mientras que este sábado los vídeos sobre la brutalidad de los supuestos aficionados circulaban en tiempo real y hacían cuestionarse, más que nunca, la versión de las autoridades mexicanas.
Las imágenes que circularon han puesto en entredicho la versión oficial de que no haya fallecidos tras la reyerta, cuando se ha visto cuerpos tirados en el suelo inmóviles después de ser golpeados hasta la extenuación. Las autoridades, no obstante, aseguran que algunas de esas personas fueron identificadas posteriormente en el hospital. “Usaremos toda la tecnología para dar con cada uno de los responsables y que no vuelvan a poner un pie en el estadio”, aseguró el gobernador Mauricio Kuri.
La reacción de la Liga MX fue también muy criticada. Los partidos del sábado se siguieron jugando pese a las imágenes que llegaban de Querétaro, y no fue hasta que la presión social, sobre todo a través de las redes, fue en aumento que el presidente de la Liga, Mikel Arriola, un antiguo político del PRI, decidió suspender la jornada de este domingo. No obstante, son muchas las voces en México que piden que, como escarmiento y a modo de reflexión, se suspenda toda lo que queda de Liga. Algo que, por otra parte, se antoja quimérico y que dañaría aún más la imagen de un país que será sede, junto a Estados Unidos y Canadá, del Mundial posterior al de este año en Qatar.
La rivalidad entre las aficiones de Querétaro y Atlas se remonta a 2007, cuando el cuadro rojinegro, sin nada en juego, logró una victoria que hundió a los Gallos a la extinta Primera A, una suerte de segunda categoría. Después de aquel partido se registraron algunos incidentes, que dejaron heridos y detenidos. Tres años después, se volvieron a encontrar en Querétaro y Corregidora volvió a ser escenario de incidentes. Ambos clubes decidieron prohibir el acceso a la hinchada visitante en los sucesivos años, pero la medida se suprimió con el tiempo.
No obstante, ambas hinchadas han protagonizado espectáculos infames a lo largo de los últimos años. Los aficionados más sanguinarios de los Gallos, en octubre de 2019, comenzaron una batalla en las gradas contra los hinchas del Atlético de San Luis, la franquicia del Atlético de Madrid en México. Esa vez solo hubo una amenaza de veto del campo por parte de los altos mandos del fútbol mexicano y volvieron a la normalidad. En 2015, los radicales del Atlas invadieron el campo en un partido contra las Chivas, su máximo rival, con apenas 54 minutos de juego. La barra del conjunto rojinegro bajó al campo a increpar a sus futbolistas que perdían 4-1, los policías también perdieron el control los primeros minutos, pero lograron proteger a los futbolistas y cerrar las entradas a la cancha. Esa vez solo se contabilizó a una decena de heridos y ningún muerto. La Federación Mexicana de Fútbol multó al club con dos partidos sin seguidores en sus tribunas.
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