‘El Rey’ Zambada, último testigo del juicio contra García Luna: “Lo vi para entregarle un dinero”
El narcotraficante asegura que entregó sobornos millonarios al exfuncionario, que ha optado por no declarar
Jesús El Rey Zambada, hermano de El Mayo Zambada, uno de los fundadores del Cartel de Sinaloa junto a El Chapo Guzmán, es el último testigo de la Fiscalía para declarar en el juicio contra Genaro García Luna, secretario de Seguridad durante el Gobierno de Felipe Calderón. El que fuera zar antinarco de México ha comunicado este lunes al juez, Brian Cogan, que no declarará en su turno de defensa. “Sí, señor. Es mi decisión”, contestó el acusado cuando le preguntó el juez Cogan si rechazaba ir al estrado. Momentos después, Zambada ha iniciado su declaración. “Lo vi una vez en mi vida, personalmente”, narró El Rey, “en una ocasión que lo vi para entregarle un dinero”.
Zambada dijo que el Cartel de Sinaloa entregó sobornos millonarios a García Luna a finales de 2006. La organización criminal le entregó al menos cinco millones de dólares para reunirse en dos ocasiones con él, poco antes de que terminara el Gobierno de Vicente Fox, aseguró el declarante. “Tengo la posibilidad de tener una reunión con Genaro García Luna. Fuentes fidedignas y reales me dicen que él va a ser el secretario de Seguridad Pública”, le contó al capo Óscar Paredes, un abogado que trabajaba para el cartel y se encargaba de llevar las relaciones con miembros del Gobierno. “Hay que darle tres millones de dólares para hablar con él”, narró El Rey.
El hermano de El Mayo le pidió una sola condición, que el encuentro fuera en un lugar donde él pudiera observar todo desde lejos. “El dinero se puso en un portafolio grande, como los que usan los abogados”, explicó el testigo. “Y en una maleta de las que usan los deportistas, que son bastante amplias”, agregó. Siempre según su versión, El Rey era el encargado de conseguir la cantidad que el cartel iba a pagar a García Luna. En esa cadena seguía después el Licenciado Paredes, que después lo entregó a la gente cercana del entonces funcionario.
Zambada llegó primero a Campos Elíseos, un restaurante muy cerca de la Embajada de Estados Unidos, en el Paseo de la Reforma, para vigilar la reunión entre el representante del cartel y el todavía director de la Agencia Federal de investigación (AFI). Los dos hombres se encontraron en un salón privado en el segundo piso del restaurante. “A los 15 minutos vi a Genaro Luna con dos compañeros más”, siguió el cooperante. Uno de sus escoltas cargaba el portafolio y el otro, la maleta.
Al terminar el encuentro, le pidió al abogado que le dijera cómo había ido. “Me dijo que no iba a haber ningún problema con mi hermano, que lo iba a dejar trabajar”, relató el capo. “Que tenía ya un compromiso con los hermanos Beltrán Leyva y que era todo lo que podía hacer por él”, agregó. Tras el encuentro, Paredes y García Luna se pusieron de acuerdo para volver a verse tres semanas después. “Para esa reunión me dijo que se necesitaban dos millones de dólares”, afirmó Zambada. La segunda reunión fue otra vez en el Campos Elíseos, un sitio que ya había recibido atención durante el juicio porque, según declaró un agente especial de la DEA, la agencia antinarcóticos lo identificó poco después como un punto de encuentro entre el narco y las autoridades mexicanas.
En esa segunda ocasión, Paredes le pidió a Zambada que subiera al segundo piso del restaurante en lo que llegaba García Luna. “En eso estábamos cuando tocaron la puerta”, dijo con suspenso El Rey. “Me dijo mucho gusto, mucho gusto”, recordó el narco sobre la primera vez que estrechó la mano del secretario. “Me sorprendí mucho”, reconoció el capo. El testigo dijo que le gustaba guardar un perfil bajo y que no quería involucrarse en las negociaciones, así que se levantó y se fue. “A mí no me interesaba que me conociera ni que supiera quién era”, explicó. “Hasta mi arresto, yo era una persona que no se metía en problemas”.
Zambada fue el antiguo jefe del Cartel de Sinaloa en Ciudad de México de 2000 hasta su arresto en octubre de 2008. El capo fue extraditado en 2012 a Estados Unidos. “Se necesita apoyo del Gobierno”, dijo el testigo, que ha colaborado durante más de 10 años con las autoridades estadounidenses y declaró también en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán. “Los líderes siempre intentan tener relaciones en los máximos niveles”, comentó.
Su testimonio ha sido consistente con las versiones de otros capos como Sergio Villarreal Barragán El Grande y Óscar Nava Valencia El Lobo, que aseguraron que el respaldo a las autoridades del cartel era total y que la relación se remontaba a la gestión de García Luna en la AFI. “Seguíamos manejando al Gobierno, a través del Licenciado Paredes”, afirmó. También habló del control que tenía del aeropuerto de Ciudad de México, como declararon Israel Ávila, mando medio del Cartel de Sinaloa, y el expolicía federal Raúl Arellano. Se dio tiempo, incluso, de hablar sobre la primera fuga de El Chapo en 2001 y cómo lo recogió en un helicóptero, sin resistencia de ninguna autoridad.
También contó cómo tenía en nómina a altos mandos en la Policía Federal, como Édgar Bayardo y Guillermo Báez Figueroa, sobrino de El Mayo. “Trabajaban para mí”, aseguró El Rey. Los elementos de la antigua corporación dirigida por García Luna, incluso, invertían en la compra de cargamentos de cocaína desde Colombia, dijo el testigo. El declarante dijo que Ramón Pequeño, coacusado del juicio, también recibía dinero del Cartel de Sinaloa, así como el comisionado general de la Policía Federal, Facundo Rosas. Báez Figueroa fue detenido como agente en atico en 2008, en medio de la polémica por su parentesco con los Zambada.
El propio Rey tenía identificaciones que lo identificaban como miembro de la AFI, aunque eso no se exploró durante la audiencia. Sí hablo de que pagó cientos de miles de dólares para que Bayardo ascendiera en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y que el dinero pasaba por el sobrino del acusado, Víctor Hugo García. Bayardo, que filtraba información sensible al Cartel de Sinaloa, murió acribillado en 2009.
Zambada fue extraditado en 2012 y firmó un acuerdo de colaboración con las autoridades estadounidenses para el año siguiente. En marzo de 2020, tras declararse culpable y ayudar en la caída de El Chapo, fue sentenciado a 12 años de cárcel por delitos de delincuencia organizada y narcotráfico, pero se tomó en cuenta el tiempo que ya había estado en prisión en México y EE UU. Salió libre días más tarde.
El testimonio de El Rey Zambada cierra el carrusel de declaraciones de testigos cooperantes contra García Luna después de que la Fiscalía diese un golpe de timón al anunciar que terminará con su lista de testigos esta semana en la corte de Brooklyn, en Nueva York. El giro de las autoridades estadounidenses cambia todo lo que se tenía previsto: recorta los tiempos que se tenían programados, sacude el debate político y obliga a los abogados a tomar decisiones importantes. Está previsto que ambas partes presenten sus argumentos de cierre en los próximos días para dar paso a la deliberación del jurado.
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