Ancestras, maestras y pioneras de América
Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia; Michelle Bachelet, expresidenta de Chile; Leila Guerriero, escritora y periodista; Alicia Bárcena, diplomática y bióloga mexicana; Txai Suruí, defensora del Amazonas y Márcia Cristina Barbosa, física brasileña, continúan el legado de las mujeres que abrieron camino antes que ellas
Este 8 de marzo conmemoramos la lucha de las mujeres en todo el mundo y, como cada año desde hace tres ediciones, en EL PAÍS América decidimos lanzar un especial con historias de mujeres que hayan contribuido a mejorar nuestra sociedad. Este año quisimos que fueran ellas, mujeres protagonistas del momento histórico que atraviesa América, las que escribieran qué mujeres las inspiran cada día. Cuáles son sus referentes. Ellas que se han convertido en algo más que un símbolo desde diferentes ámbitos de la política, la academia, la lucha social y la cultura, caminan sobre los hombros de maestras, ancestras y pioneras que nos abrieron camino.
Ahora les toca a sus herederas. Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia; Michelle Bachelet, expresidenta de Chile; Leila Guerriero, escritora y periodista; Alicia Bárcena, diplomática y bióloga mexicana; Txai Suruí, defensora del Amazonas y Márcia Cristina Barbosa, física brasileña, continúan ese legado para que millones de mujeres y niñas sigan esa ruta. Un camino que hasta no hace tanto se les había negado en una región marcada por la violencia, la desigualdad económica y de género.
Un camino que muestra la importancia de que niñas y jóvenes se sientan representadas por mujeres diversas, indígenas y afrodescedientes que ocupen espacios en la toma de decisiones. La vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, decidió dedicarle su texto a las mujeres de su comunidad, las mujeres del Cauca:
“Fueron nuestras mayoras, abuelas, madres, maestras y matronas quienes caminaron estos caminos antes que nosotras. Quienes tejieron, desde la raíz, los puentes necesarios con el mundo espiritual y emocional; quienes han asumido con dignidad y valentía la función especial de parir y sostener la vida, de sembrar las semillas de la esperanza, pero también de cultivar los frutos de la constancia para alimentar a sus familias. Fueron nuestras ancestras quienes preservaron y compartieron los saberes y sentires imprescindibles para vivir en armonía con la Casa Grande y para que hoy sigamos guiando a las generaciones con la sensibilidad necesaria para permitirnos soñar con mejores mundos”. Aquí pueden leer todo su texto.
La activista por el medio ambiente Txai Suruí escribió sobre su madre, Neidinha Suruí, luchadora por el Amazonas y los pueblos originarios. “Fue la primera mujer en inspeccionar áreas ocupadas por pueblos indígenas aislados en su país, en un ambiente dominado por hombres que decían que las mujeres debían estar en las oficinas, las cocinas o los consultorios de salud (...) Guerrera y visionaria, se enfrentó a prejuicios y discriminación, abriendo camino a otras mujeres en un terreno masculino. Llamada la guardiana de la selva, defiende desde hace 40 años al pueblo y la tierra indígena Uru-eu-wau-wau y ha inspirado a mujeres y hombres de todo el planeta.” Aquí pueden leer toda su historia. El documental The Territory, preseleccionado para los Oscar, cuenta un poco de la vida de esta mujer increíble.
“No es fácil ser pionera”, escribe Michelle Bachelet, primera presidenta de Chile, entre 2006 y 2010, y después, entre 2014 y 2018. “La sociedad siempre ha pedido excepcionalidad a las mujeres para conseguir lo que otros heredan desde hace siglos”. Ella decidió hablar sobre Eloísa Díaz, la primera médica de Chile y un referente en su carrera política y en su vida como doctora. En 1886 cuando Díaz entró a la Facultad de Medicina, decidieron que estudiara detrás de un biombo para proteger a los hombres de su imagen. “Quienes optamos por la salud en nuestra formación académica y social sentimos, ya bien avanzado el siglo XX, la vigencia de esta historia. En las aulas, en las ceremonias, Eloísa siguió de alguna forma con nosotras. Porque no se puede borrar ni el peso de la discriminación ni el impacto de políticas públicas habilitadoras de la igualdad”, dice Bachelet. Aquí la historia completa. Estas mujeres no hubieran llegado hasta aquí de no ser por las que lucharon antes que ellas.
Como dice Leila Guerriero sobre la escritora María Elena Walsh: “Inoculó en muchos de nosotros el virus de la libertad”. Acá este bello homenaje que escribió Guerriero. “Esa mujer que fue la banda de sonidos de generaciones, que compuso cosas tan lisérgicas como El reino del revés (Me dijeron que en el Reino del Revés/ cabe un oso en una nuez/ Que usan barbas y bigotes los bebés/ y que un año dura un mes), y clásicos como La tortuga Manuelita”.
Alicia Bárcena, diplomática mexicana eligió la figura de la chilena Julieta Kirkwood, como ejemplo de que mujeres de toda la región inspiran a otras mujeres. “Refundadora del feminismo en Chile, esta socióloga estudió y desarrolló los nudos de la subordinación estructural que no habían sido resueltos con la batalla ganada por el sufragio femenino”, escribe de ella Bárcena. Todo eso lo realizó Kirkwood en tiempos de la dictadura de Pinochet. Qué importante que su nombre no caiga en el olvido.
Márcia C. Barbosa, científica brasileña, eligió a una maestra suya contemporánea: Elisa Baggio Saitovich. “Al final del evento, la audaz científica se ofreció a organizar la próxima conferencia en Brasil y me invitó a colaborar. La leyenda se convirtió en socia”. Juntas crearon la conferencia internacional de la IUPAP sobre Mujeres en la Física que convocó a un paquete completo de políticas públicas pro-equidad. “Tomó años tensar el sistema hasta que se implementaron muchas de las políticas públicas”, dice Barbosa.
Maestras, pioneras, referentes que enseñaron que sí era posible liderar su comunidad, estudiar medicina, ser escritoras de éxito o desarrollar políticas públicas que cambiaran a su país y al mundo. Sus herederas les rinden este homenaje. Aquí pueden leer el especial completo.
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🎶 Una canción:
Hola Impostora, de Francisca Valenzuela
Por Lorena Arroyo
Amigas impostoras: tenemos una canción. La cantante, compositora y productora chileno-estadounidense Francisca Valenzuela la ha escrito para todas las que hemos sentido alguna vez que no somos suficiente, que no estamos a la altura o no merecemos estar en los sitios a los que hemos llegado gracias a nuestro trabajo.
“Hola Impostora nació porque me di cuenta que estaba constantemente con este síndrome del impostor, que es esa voz que me estaba diciendo que no merezco estar aquí. Me van a pillar, me van a echar y van a saber que soy un fraude”, explica la cantante que también dirige el festival feminista Ruidosa en un video que publicó el año pasado en su cuenta de Youtube.
En él, Valenzuela comparte reflexiones con mujeres de diferentes ámbitos que también han sentido el síndrome de la impostora. “Es una canción que invita a reconocer eso y decirle a esa parte de una: ‘Ok, estás ahí pero no te voy a hacer caso”, dice la cantautora. Por su parte, la actriz y cantante chilena Ramona Satt lanza su propia técnica para tratar de superarlo: “Enfrento al monstruo, voy a la pelea”.
“La voz en mi cabeza suena como una sirena dice: ¿Qué estás haciendo?/ Detente, no te atreva’ ¿Quién te crees tú? ¿eres buena?/ Y yo me siento una impostora/ Llena de dudas”, dice parte de la letra de una canción que también abre un espacio para las soluciones: “Sal de mi cabeza, ya no quiero creer (....) Yo puedo ver que yo sí soy brillante (...) Ya no más dudas (...) Vete impostora”.
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