México pide a Ecuador un salvoconducto que permita al exvicepresidente Jorge Glas salir del país

El Gobierno mexicano ha solicitado a Ecuador un salvoconducto para que el exvicepresidente Jorge Glas Espinel pueda salir de su país, donde actualmente está encarcelado y en malas condiciones de salud, según el comunicado emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores del país norteamericano este lunes. El político estaba resguardado en la embajada mexicana en Quito cuando el 5 de abril fuerzas armadas irrumpieron en ella y lo sacaron a la fuerza originando un conflicto diplomático de eco mundial que llevó a México a suspender relaciones con Ecuador. Así siguen hasta la fecha. Tras numerosos posicionamientos públicos de los presidentes Andrés Manuel López Obrador y del ecuatoriano Daniel Noboa, las relaciones entre ambos países siguen en vía muerta. La solicitud de este salvoconducto puede reeditar la pelea o encaminar el asunto a una salida.

Glas está acusado de malversación de fondos en su país y había pasado cinco años en la cárcel por corrupción relacionada con el caso Odebrecht durante la presidencia de Rafael Correa. Salió por motivos de salud y se resguardó en la embajada mexicana, a finales de 2023, tras la llegada de Noboa al poder, quien pronto argumentó que podía huir del país y mandó allanar la embajada con todo lujo de armas largas, en un acto que recibió una condena prácticamente universal. México solicitó ante la ONU medidas cautelares que fueron desestimadas por el Tribunal Internacional de Justicia al interpretar que eran suficientes las garantías que ofrecía Ecuador sobre la protección de las oficinas y embajada mexicana.

El nuevo requerimiento mexicano detalla que “en tanto se emite el referido salvoconducto, se tomen las medidas humanitarias necesarias para que el señor Glas Espinel sea excarcelado y custodiado en un lugar seguro, en atención al crítico estado de salud que reporta”. En esta ocasión se solicita el permiso para que el exvicepresidente pueda viajar a un tercer país, en atención a la Convención de Caracas sobre el derecho de asilo de 1954, firmada por ambos países.

México revive este caso justo en los días en que su Secretaría de Exteriores está inmersa en la búsqueda de una salida negociada al conflicto poselectoral de Venezuela, junto con los gobiernos de Gustavo Petro en Colombia y Lula da Silva en Brasil. Ecuador, sin embargo, ha sido uno de los países que se han sumado a la petición estadounidense de reconocer como ganador a Edmundo González, el opositor de Nicolás Maduro. Ambas crisis han tenido una misma respuesta por parte del Gobierno mexicano, agrias críticas a los organismos internacionales por no atender convenientemente o interferir en el devenir soberano de los pueblos. Lo hizo cuando no encontró el eco suficiente en la ONU respecto al asalto de su embajada en Quito y ahora con las “injerencias” extranjeras en los resultados electorales de Venezuela.

En el primer caso, López Obrador no consiguió las medidas cautelares que pidió en Naciones Unidas, pero sí la condena al allanamiento. Pero el tribunal internacional se dio por conforme con las garantías de “protección y seguridad de las instalaciones, propiedades y archivos de la embajada mexicana” ofrecidas por el gobierno de Noboa. Prefirió “no agravar la disputa” y optó por que se buscara “una solución pacífica” entre ambas naciones. “No hay un riesgo real e inminente de perjuicio irreparable para los derechos de México”, argumentaron al negar las medidas cautelares. México había pedido que Ecuador fuese suspendido como miembro de las Naciones Unidas hasta que pidiese perdón por el asalto a la embajada, pero no lo logró.

El paso iniciado este lunes, en el que se plantea una salida de Glas Espinel a un tercer país cabe también interpretarse como un primer movimiento para ir cerrando esta crisis. México consigue sacar de Ecuador al exvicepresidente, pero se aparta de su destino una vez que este aterrice en un tercer país. De la respuesta que dé Ecuador a esta solicitud depende ahora el conflicto iniciado el 5 de abril.

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