Ir al contenido
_
_
_
_

Carlos Slim redobla su apuesta por Pemex con el jugoso negocio del gas natural

El hombre más rico de América Latina ya negocia con el Gobierno, que amplía la puerta a la iniciativa privada, para sondear nuevos proyectos energéticos

Carlos Slim ofrece en una conferencia de prensa en Ciudad de México, el 10 de febrero de 2025.
Karina Suárez

El hombre más rico de América Latina y magnate del sector de las telecomunicaciones y de la construcción, Carlos Slim, ha puesto los ojos en la producción de gas natural y petróleo. La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció esta semana que existe la posibilidad de que las filiales del magnate mexicano firmen un contrato mixto con la paraestatal Pemex (Petróleos Mexicanos) para invertir en el campo de gas natural e hidrocarburos líquidos, Ixachi, en el Estado de Veracruz. “Sí, se está viendo con las empresas del Grupo Slim y se está revisando en el marco también de las nuevas leyes (energéticas)” indicó la mandataria. La empresa declinó hacer comentarios sobre estos nuevos proyectos.

El interés del empresario, cuya fortuna asciende a más de 81.000 millones de dólares, en los proyectos energéticos ha ido en ascenso. En julio pasado, el conglomerado de Slim firmó un contrato de servicios con Pemex para desarrollar Lakach, un campo de gas natural en las profundidades del golfo de México. El yacimiento, descubierto en 2006, ha ido y venido a distintas manos, sin embargo, no ha encontrado el capital ni el momento idóneo para convertirse en una realidad. Ahora, en manos del multimillonario mexicano, el desembolso se estima en más de 1.000 millones de dólares. “Es un proyecto complicado, que tiene que ser hecho por grandes técnicos”, declaró Slim sobre este campo, en su más reciente conferencia de prensa, en febrero pasado.

En busca de un equipo experimentado de ingenieros petroleros, el millonario desembolsó 530 millones de dólares en junio de 2024 —un mes antes de dar a conocer su acuerdo por Lakach— para adquirir Petrobal. La compañía petrolera fue creada por la familia de los millonarios mexicanos Baillères durante la apertura energética del país en 2023. La transacción estratégica incluyó el 50% de participación en los campos Ichalkil y Pokoch, yacimientos que Petrobal había ganado en las primeras rondas de licitaciones a privados, junto a la estadounidense Fieldwood Energy. Estos campos, localizados en aguas someras frente a las costas de Tabasco, produjeron en enero pasado alrededor de 11.500 barriles diarios de crudo, según los datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.

Grupo Carso, el de Slim, también cuenta con una participación en uno de los yacimientos descubiertos más relevantes del sexenio pasado: Zama, un campo ubicado en el golfo de México, copropiedad de la estadounidense Talos Energy y operado por Pemex. En 2023, el empresario desembolsó 125 millones de dólares para adquirir el 49,9% de la firma Talos México, la subsidiaria de la compañía estadounidense Talos Energy. Con el millonario desembolso se aseguró un lugar en este prometedor campo marino. En paralelo, el empresario ha ido aumentando su participación accionaria en Talos Energy, hasta detentar un 24% de sus títulos.

La posibilidad de que Slim aumente sus inversiones en proyectos con Pemex ocurre en un momento crítico para la paraestatal. Aunque en su Plan de Trabajo 2025-2030, la empresa estatal ha prometido una inversión de 220.000 millones de pesos en exploración, la perforación de 269 pozos para localizar un total de 2.000 millones de barriles de petróleo en el sexenio y elevar la producción promedio de hidrocarburos líquidos a 1,8 millones de barriles diarios, el horizonte se observa cuesta arriba. Los problemas financieros de Pemex han lastrado sus posibilidades de invertir en nuevos proyectos, así como de incrementar sus operaciones. A enero pasado, la empresa extrajo solo 1,3 millones de barriles de petróleo al día y sigue sin saldar una deuda de más de 24.000 millones de dólares con sus proveedores, aunado a un adeudo total de 97.600 millones de dólares.

Amín Vera Cerda, director de Inversiones de Invala Family Office, explica que aunque América Móvil, el conglomerado líder en telecomunicaciones, sigue siendo punto angular para la riqueza del magnate, en los años recientes y, en específico, durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la joya de la corona de Slim ha estado en los negocios de construcción, a través del Grupo Carso. Ahora, entrar al sector energético no solo es una oportunidad de extraer crudo, también de construir más infraestructura energética.

El músculo financiero de Slim, vía su diáspora de empresas, su estilo discreto para hacer negocios y la cercanía que ha tenido tanto con López Obrador como con Sheinbaum, se ha convertido en la primera opción del Ejecutivo para echar a andar las inversiones mixtas que busca Pemex para remontar sus operaciones. El directivo de Invala explica que en este momento el acceso al sector energético es mucho más restringido, es por invitación, y en este último punto Slim lleva ventaja sobre otros privados, por lo que hace sentido que la familia Baillères haya accedido a venderle Petrobal, una compañía con la que Slim se hizo de un equipo preparado y con experiencia en campos petroleros. El directivo de inversiones hace hincapié en que dada las maltrechas finanzas de la petrolera, con una deuda de más de 97.600 millones de dólares, si quieren desarrollar nuevos campos, la única opción es a través de la alianza con privados. “Pemex no tiene dinero ni para pagar a sus proveedores y tiene que ser Hacienda quien les pague para sostener una producción a la baja que seguirá cayendo”, zanja.

Luis Miguel Labardini, experto energético, coincide que Ixachi es un campo muy bueno, descubierto en el sexenio anterior. “Son pozos terrestres de alta presión, de alta temperatura, por ello se requiere una metalurgia especial, lo que eleva los costos de explotación”, dijo. Bajo este esquema donde el privado es contratista, el empresario pone toda la inversión, Pemex no pone nada, sin embargo, en el largo plazo deberá pagarle al empresario que asumió el riesgo un beneficio, una vez que el campo entre en producción.

Gas natural: un mercado en ascenso

El interés del Gobierno de Sheinbaum por elevar las cifras de Ixachi no es fortuito. El campo, ubicado en Veracruz, ya es el principal productor nacional de gas natural en el país, con una producción de 626 millones de pies cúbicos diarios de gas natural. El campo es parte de la estrategia de activos prioritarios de la paraestatal, pero sus resultados han quedado supeditados a las operaciones de Pemex. Actualmente, México depende de las importaciones de Estados Unidos para abastecerse de este insumo vital para la generación de electricidad en el país, que consume unos 8.000 millones de pies cúbicos diarios, pero solo produce unos 3.400 diarios y el faltante se adquiere en el extranjero.

Javier Estrada, director de la consultora Analítica Energética, señala que la demanda de gas natural crece año con año, México produce poco y se importa un 70% de la demanda, que principalmente se va a las centrales de la CFE para generar electricidad. “Del gas que se produce, la mayor parte se queda dentro de Pemex porque se usa para bombeo neumático, queda muy poquito del gas nacional para el mercado remanente. Entonces, si subieran mucho los precios del gas natural en el extranjero, pues tendríamos un problema nacional”, explica. El experto abunda en que por años prevaleció la idea de priorizar la producción de petróleo debido a las ganancias que generaba, sin embargo, a largo plazo ha traído como consecuencia que el país sea dependiente de las importaciones y de los precios en el extranjero para abastecer sus necesidades.

Con miras a reducir este desbalance, en su plan estratégico, el director de Pemex, Víctor Rodríguez, aseguró que de 2025 a 2030 se incrementará la producción de gas natural de la petrolera a 5.000 millones de pies cúbicos diarios, con una inversión pública de 238.000 millones de pesos. Sin embargo, el objetivo, una vez más, requiere de capital de riesgo, inversiones en tecnología y equipo experimentado.

El especialista reconoce que, bajo la nueva visión gubernamental de la llamada soberanía energética se ha intentado elevar la producción local de gas natural y una forma de lograrlo es invitando a empresas a invertir en los campos donde ya se conoce que existen recursos como es el caso de Ixachi, en Veracruz, y de Quesqui, en Tabasco. “La participación de Slim supondría una punta de lanza, un caso que ejemplificaría la nueva visión del gobierno, mientras que para Slim sería una oportunidad de demostrar que son los primeros en entrar en esta área de negocio”, concluye.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_