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Desarrollo económico
Columna
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Las trampas del desarrollo

El Banco Mundial y la CEPAL ofrecen perspectivas complementarias para entender por qué solo un pequeño grupo de países ha transitado de la categoría de ingreso medio a país de ingreso alto

Los compradores visitan el centro comercial Parque Arauco en Santiago, Chile, en mayo de 2024.
Los compradores visitan el centro comercial Parque Arauco en Santiago, Chile, en mayo de 2024.Cristobal Olivares (Bloomberg)

En días recientes dos organismos multilaterales dieron a conocer sendos estudios sobre lo que ellos han denominado como “trampas” del desarrollo económico. Por un lado, el Banco Mundial publicó su Reporte sobre el Desarrollo Mundial 2024, el cual abordó el tema de la llamada “Trampa del Ingreso Medio” (The Middle-Income Trap). Por el otro, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) difundió su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2024 con el tema “Trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo”. Ambos estudios reflejan la preocupación creciente sobre los patrones de crecimiento que se han observado recientemente. En particular, el estudio del Banco Mundial señala que desde 1990 solo un pequeño grupo de países ha logrado transitar de la categoría de ingreso medio a país de ingreso alto de acuerdo con su propia clasificación.

Los dos estudios abordan el problema de las trampas del desarrollo desde una perspectiva muy diferente y que yo considero complementaria: el estudio de la CEPAL es más descriptivo, mientras que el del Banco Mundial es más analítico. Esto implica que el trabajo de la CEPAL nos permite entender mejor algunas de las características que ha asumido el fenómeno del bajo crecimiento en nuestra región; mientras que el estudio del Banco Mundial trata de ir un poco más allá y sugerir políticas y estrategias para salir de lo que ellos denominan “trampa del ingreso medio”. Esto, por supuesto, también lo hace más debatible y controversial, pero también más propositivo. Vale la pena mencionar, de entrada, que la gran mayoría de los países de Latinoamérica caen dentro del grupo afectado por la trampa del ingreso medio, aunque hay algunos países (como Chile, Panamá y Uruguay) que han logrado transitar hacia el grupo de países considerados como de ingreso alto. En esta ocasión resumiré algunos de los hallazgos del estudio de la CEPAL, mientras que en una siguiente columna abordaré los resultados y propuestas del estudio del Banco Mundial.

El análisis de la CEPAL comienza describiendo la desaceleración del crecimiento económico que ha tenido la región en las últimas décadas. Mientras que de 1950 a 1980 la región crecía a tasas de entre 5 y 6% anual, a partir de la crisis de la deuda y de la llamada “década perdida”, sólo lo está haciendo a un ritmo de apenas poco más de 2% por año. Entre 2015 y 2024, de hecho, solo habría crecido a un ritmo de 0,9% por año. Esta desaceleración en el crecimiento ha venido acompañada de una reducción en el ritmo de crecimiento de la productividad laboral y de las exportaciones.

Las siguientes secciones del trabajo de la CEPAL se refieren a la situación del empleo y el mercado laboral. Comienza señalando cómo la desaceleración en el crecimiento ha venido acompañada de una reducción significativa en el ritmo de creación de empleo y en una reconfiguración de la distribución del empleo a nivel sectorial, el cual se ha ido concentrando en las actividades de servicios, las cuales suelen ser las de menor productividad. Como resultado de esto, la región en su conjunto se ha caracterizado por tener un crecimiento significativo de la informalidad. Tan solo en la última década, el empleo informal habría crecido en 18,6%, mientras que el empleo formal apenas lo habría hecho en 3,3%. Este mayor empleo en la informalidad se habría concentrado especialmente en las mujeres, ya que para ellas el empleo informal habría crecido en cerca de 23% en ese mismo periodo.

A continuación, el estudio de la CEPAL presenta un análisis interesante sobre las características individuales que hacen más propenso a que un trabajador sea informal. En particular, identifica que un bajo nivel educativo, ser mujer y la existencia de dependientes en el hogar, contribuyen de manera importante a la propensión a ser trabajador informal. Esto se traduce, según la CEPAL, en la necesidad de invertir más recursos en la formación educativa (técnica y universitaria), así como en la importancia de fortalecer los sistemas de cuidados, lo que permitiría facilitar el acceso de las mujeres al mundo de la formalidad. El trabajo también muestra, por cierto, que la informalidad tiende a crecer en periodos de desaceleración o de recesión, lo que abona a la idea de que la causalidad va del bajo crecimiento a la informalidad y no necesariamente al revés, como muchos lo suponen.

El estudio de la CEPAL concluye con una sección sobre los potenciales efectos adversos del cambio climático. Presenta un modelo que muestra cómo, en el caso de una intensificación de los choques asociados al cambio climático, el PIB de la región sería hasta 12,5% menor en el año 2050 comparado a un escenario en el que esto no ocurre. Esto apunta a la necesidad de fortalecer la inversión y las políticas públicas destinadas a la adaptación y mitigación del cambio climático. Esto, sin embargo, requiere de cuantiosas inversiones y de la aplicación de políticas de desarrollo productivo que consideren estos factores.

Para poder atender todos estos temas y preocupaciones, el reporte identifica un espacio fiscal limitado, presiones por los compromisos financieros asociados a la deuda pública y poco margen de acción en la política monetaria debido a la persistencia de la inflación y a la existencia de presiones cambiarias. El documento señala que, en respuesta a este escenario económico previsto, “es preciso incrementar los ingresos fiscales mediante la progresividad de la tributación directa (…), mejorando, a la vez, la eficiencia del gasto y la asignación del gasto presupuestario, evitando que la inversión pública siga representando la principal variable de ajuste.”

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