La curva del odio
Hace unos días, en mi patio, a las 21:00, algunos salieron con cacerolas y gritos de “rojos asesinos”. Otros contestaron “fascistas”. Vecinos que llevan 40 días compartiendo aplausos, insultándose frontalmente. Una señora octogenaria gritó: “No puede ser, otra vez, las dos Españas, no me lo puede creer, ¡con lo que hemos sufrido, parad!”. Los insultos pararon, no han vuelto. Hacen falta más señoras como ella diciéndonos que hay que aplanar la curva del odio. Héroes con memoria histórica que nos recuerden que el “ellos contra nosotros” no pueden volver. Mi aplauso a las 20:00, desde entonces es para ella.
Esther Pérez Suárez. Madrid
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