A la altura del atún
Para los lectores, cada gazapo es sinónimo de descuido, desconocimiento o baja calidad
José Luis Martín Maté, buen diseñador y estupendo compañero en la Redacción, se hizo con una buena colección de hilarantes erratas y errores del periódico. Cuando el ánimo decaía, la lectura en voz alta de aquellas meteduras de pata producía una risa contagiosa. Si estuviera ahora en aquel puesto, Maté enriquecería el surtido cada semana. Para los lectores, sin embargo, cada gazapo es sinónimo de descuido, desconocimiento o baja calidad.
Hace 10 días, corrieron por las redes unas increíbles frases aparecidas en un periódico gallego y en la página de la Xunta. Esta era la del diario: “Calcula el Instituto Nacional de Estadística (INE) que este año va a morir gente que no había muerto nunca; pero en mucha mayor cantidad”. Y esta la de la Xunta: “En el municipio de Ourense están prohibidas las reuniones de personas sin vida en cualquier espacio (interior y exterior)”.
Sí, esos gazapos eran de colección, pero un lector me recordó ese defecto de ver solo la paja en el ojo ajeno, porque el 2 de octubre publicamos una espectacular historia sobre un hijo del argentino capitán Frontera en la que se decía: “En 1974 viajó a Isla Negra, la casa chilena de Pablo Neruda, y cenó con el poeta”. El lector Carlos Serrano Altimiras escribió en la web (antes de corregirse): “O no es verdad o la fecha está equivocada”. Y Emilio D. Abraham me espetó: “Imagino que Neruda, fallecido un año antes –en septiembre de 1973–, no iba a tener la descortesía de no atenderlo”.
No percatarse del doble sentido de una frase también origina disgustos, como ocurrió con este titular del 16 de septiembre: “Barcelona recomienda evitar los besos en el sexo”. El lector Javier F. Fernández me envió un mensaje: “¿Nadie se ha fijado en que ese título es al menos un poco raro?” Mayores enfados causa no advertir esas puñaladas del traductor automático cuando escribe “púbico” en lugar de “público” (4 de mayo, 11 y 14 de julio…) y “enjuagarme unas lágrimas” (23 de agosto) en vez de “enjugar”. De Neymar aseguramos el 30 de septiembre que se trata de un “futbolista madrileño”. Peor fue publicar que las controversias políticas deben resolverse por “procedimientos letales” (6 de julio), en vez de “legales”.
Los falsos amigos también dan sustos. El 8 de agosto, difundimos esto sobre el periodista saudí Jamel Khashoggi (no Khassogghi como estaba escrito): “Su asesinato atroz y la emboscada que le tendieron no deben tener una estatua de limitaciones”. El lector Javier de Benito captó que ese amigo era más falso que Judas: “Se trata de una traducción incorrecta del término statute of limitations, que significa `prescripción´; en el texto, que `no debe prescribir´”.
El 27 de septiembre, afirmamos que la caída del enorme meteorito que destruyó gran parte de la vida del planeta “ocurrió hace unos seis millones de siglos”. No, fue hace 60 millones de años, la décima parte de esos seis millones de siglos. El mismo día, dijimos que “las importaciones turcas de energía ascendieron el año pasado a 35 billones de euros, una cifra importante para las arcas del país”. Tan importante como imposible, porque el PIB de Turquía no llega a un billón. En el mismo texto se decía que 80 billones de dólares equivalen a 60,7 millones de euros. Inimaginable revalorización de la moneda única.
Esos errores con las cifras son a veces muy básicos. Primera pregunta de una entrevista a Luis Suárez el 22 de agosto en la edición impresa: “Usted figura ya como tercer goleador (198) en la historia del F C Barcelona, por detrás de Messi (634) y Kubala (194)”. No, por detrás de Kubala no. Unos meses antes, dijimos que la empresa Hersill había multiplicado “por 10” su producción de respiradores. “Han pasado de fabricar 10 respiradores a la semana el mes pasado, a 100 al día”. El periodista adjudicaba al director de la empresa tal afirmación, pero debiera haber aclarado el craso error del que alertó el lector Rubén Gil Laguna. Calculen. Y hagan otra simple resta en estas dos frases seguidas del jueves pasado: “Eddie Van Halen, fallecido el martes a los 65 años… Nacido en 1957 en Nimega…” La lectora Pura Rodríguez me escribió: “Algo no cuadra”. Y Manuel Alba Navarro: “¿Sabía Van Halen que iba a morir y decidió vivir de más?” Incluso hemos publicado –y corregido con su adecuada fe de erratas– la historia de un gigante “de 2,40 centímetros de estatura” (23 de agosto), un disparate ajeno al firmante de la pieza.
Con gazapos como esos, el periódico queda “a la altura del atún”. La frase es de un alcalde de Lanzarote, pero mejor no mirar la paja en el ojo ajeno.
Correo: defensor@elpais.es
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